Mario J. Viera
“Este lunes ─ así se dice en un artículo de Toñi Caravaca, que publicó hoy EL MUNDO. es. AMERICA ─ se cumplen 75 años de que uno de los mejores corresponsales gráficos de guerra del XX, Robert Capa, tomara la que con el tiempo se ha convertido en icono de la Guerra Civil Española: el desplome de un miliciano tras recibir un disparo del bando enemigo”.
Se trata de la muy conocida fotografía que recoge el momento en que un miliciano anarquista cae abatido por balas enemigas en una escaramuza ocurrida en Cerro Muriano del frente de Córdoba.
Al cumplirse este lunes, 5 de agosto, 75 años de la publicación de la foto de Capa en la revista VU de Francia, el diario español destaca que todavía perdura el debate sobre si la instantánea denominada 'Muerte de un miliciano' fue o no un montaje ideado por Capa.
Es que muchos han opinado que la foto fue ideada por el fotógrafo para crear una emotiva visión de la guerra civil. No obstante no faltan los que aseguran que la foto recogió un instante real e incluso identifican al miliciano caído como el anarquista Federico Borrell García. Pero existen también aquellos que niegan tal identidad.
La foto fue publicada en VU por primera vez el 23 de septiembre de 1936 en el número 447 de la revista para ilustrar un reportaje que apareció bajo el titular de “Comment sont-ils tombés” (Cómo caen ellos). La mayor divulgación que obtuvo la foto Muerte de un miliciano fue cuando apareció reproducida en la revista LIFE del 12 de julio de 1937 en un reportaje titulado Death in Spain y con el subtítulo “the civil war has taken 500.000 lives in one year” (la guerra civil ha segado 500.000 vidas en un año).
En el texto de la revista VU, se pudo leer la descripción del momento captado por la foto, sin indicar lugar ni fecha: “Con paso animado, dándole el pecho al viento, aprietan los fusiles, corren por la pendiente cubierta de espesa hojarasca. De repente su avance es interrumpido, una bala silbó ─ una bala fratricida ─ y su sangre fue bebida por el suelo patrio".
En la revista TIMES se subtitula la foto de la siguiente manera: “Robert Capa’s camera catches a Spanish soldier the instant he is dropped by a bullet through the head in front of Córdoba.” (La camara de Capa capta el instante en que un soldado español cae por una bala en la cabeza en el frente de Córdoba)
Un elemento muy importante para ser considerada una foto real, no preparada, lo aportó Richard Whelan, biógrafo de Robert Capa en un artículo que titulara “Proving that Robert Capa’s “Falling Soldier” is Genuine: A Detective Story”.
Para refutar las sugerencias de que la foto de la Muerte del Miliciano, Whelan consultó con un experto, el capitán Robert L. Franks, detective jefe de homicidios del Departamento de Policía de Memphis. Whelan le solicitó a Franks que le diera una lectura de la foto como si se tratara de una evidencia para un caso de asesinato, el detective aceptó amablemente su solicitud.
Según refiere Whelan “el elemento más decisivo en la interpretación de Franks es la mano izquierda del soldado que se puede ver por debajo de su muslo izquierdo horizontal”. Franks le hizo notar el hecho que los dedos están algo doblados hacia la palma de la mano lo que indicaba claramente que los músculos del hombre se habían aflojado y que ya estaba muerto. Es difícil que alguien que falsifique una muerte hubiera sabido que tal posición sería necesaria para dar una impresión de realidad a la foto. Prácticamente, fue la conclusión del experto, es casi imposible para cualquier persona consciente resistir el reflejo impulsivo de apoyar su caída flexionando su mano fuertemente hacia atrás a la altura de la muñeca y extender los dedos rectamente hacia afuera.
Sea como fuere, la foto ha devenido en el símbolo más empleado para ilustrar la historia de la Guerra Civil Española, sin disminuir la maestría del fotorreportero Robert Capa.
Capa fue uno de esos fotorreporteros que se entregan con pasión a su trabajo de recoger la misma vida en una instantánea enérgica, ya sea en una zona urbana como en los campos donde se desarrolla el drama de esa estupidez humana que es la guerra.
Había nacido en Budapest, Hungría el 23 de octubre de 1913. Su nombre verdadero, Endre Ernö Friedmann. En 1929, el joven de 18 años Friedmann, de origen judío abandona su patria sometida al yugo fascista. En París, por medio del fotógrafo David Seymour comienza a trabajar como reportero gráfico en la revista Regards. En la década de los 30 conoce a la que sería su amante y compañera de fotografía, Gerda Taro. Para darle mayor importancia a su trabajo los dos amantes se inventan un pseudónimo como el de un supuesto fotógrafo americano Robert Capa.
Al estallar la guerra civil en España, Capa y su novia viajan a ese país para cubrir los sucesos que se producían en aquel enfrentamiento. Como antifascista Capa se identificó con la República española como tantas personas progresistas de aquellos tiempos. En España estuvo desde los inicios en el frente de Madrid hasta la retirada final en Cataluña.
Fue entonces cuando obtuvo la foto que le haría famoso, foto que parece ser tomada desde el interior de la trinchera en la que se resguardaba y capta la muerte violenta del miliciano que avanzaba en la colina.
La tragedia de la guerra alcanza a Gerda Taro luego de la retirada del ejército republicano tras la batalla de Brunete en julio de 1937. Al frenar violentamente el coche en cuyo estribo viajaba, la joven es arrojada al suelo y atropellada por un tanque,
Pero Capa no interrumpió su labor de fotorreportero y se le vio entonces cubriendo los ataques esporádicos del Japón contra China en la antesala de la que sería la Segunda Guerra Mundial.
En Europa cubre los acontecimientos de la guerra mundial en Italia, Inglaterra y el Norte de Africa. El desembarque aliado en Normandía el día D fue cubierto por el arriesgado fotógrafo dejando constancia en muchas de sus fotos.
En 1954 la revista LIFE le envía a Indochina para cubrir la guerra franco vietnamita. Fue allí, en la mañana del 25 de mayo, mientras avanzaba por una intrincada zona boscosa donde le sorprendiera la muerte. No se pudo dar cuenta. Pisó una mina.
Robert Capa caía como soldado del periodismo luego de haber sido reconocido como uno de los reporteros más destacados del siglo XX.
Sirvan de tributo a su memoria estas breves notas.
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