Mario J. Viera
Es lógico el razonamiento, al menos dentro de las estrechas estructuras ideológicas que sustenta la cúpula del gobierno usurpador de Cuba. Es por esta manera de entender al mundo, por su instintiva defensa de los tiranos derrocados, imagen y espejo de lo que un día podría ocurrirle a ellos mismo, que el Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) de los Castro “no reconoce al Consejo Nacional de Transición ni a ninguna autoridad provisional”
De hecho ya se ha procedido a retirar de Trípoli al personal diplomático cubano. El pretexto que aduce el MINREX es el supuesto de que la intervención de las fuerzas de Occidente y la OTAN “han impedido al pueblo libio avanzar hacia una solución negociada y pacífica, en pleno ejercicio de su autodeterminación”. Argumento de por sí estúpido, ya que es sabido que Gadafi jamás se decidiría por una negociación pacífica para la solución del conflicto que era precisamente él. Su respuesta fue agredir a mansalva a la población que exigía su renuncia, luego de cuatro décadas de gobierno despótico.
La declaración del MINREX dada a conocer este sábado destaca la labor ejercida por el embajador cubano en Trípoli, Víctor Ramírez Peña y del primer secretario Armando Pérez Suárez, quienes, supuestamente, corrieron riesgos y acompañaron “al pueblo libio en esta trágica situación”, debiéndose entender que por “pueblo libio” se estaba refiriendo a las fuerzas gadafistas. Ese es el mismo patrón ideológico que sostiene la dictadura de los Castro de identificar a su gobierno y a su partido con todo el pueblo.
No puede la declaración omitir la acostumbrada denuncia de que la OTAN ha asesinado a miles de civiles y ataca a la ONU diciendo que “han ignorado el clamor de la opinión pública internacional, en defensa de la paz”, confundiendo también la opinión pública internacional con los llamados de solidaridad con el régimen de Gadafi pronunciados por Fidel Castro, Chávez y Daniel Ortega y algún que otro órgano de prensa comunista.
Ladinamente hace una declaración que le queda bien grande al castrismo: “Cuba proclama que nada puede justificar el asesinato de personas inocentes”. Tal vez piensan que el mundo haya olvidado el apoyo que Castro diera a la invasión soviética en Checoslovaquia cuando la Primavera de Praga; o su apoyo a la agresión soviética en Afganistán; o su propia participación en Angola donde sus tropas cometieron crímenes contra civiles inocentes; o tal vez piensan que ya nadie recuerda la masacre sobre el trasbordador Trece de Marzo que realizó el Ministerio del Interior cubano y que provocara la muerte de numerosos ciudadanos cubanos desarmados y entre ellos a varios niños; tal vez creen que ya nadie se acuerda de como derribaron sobre aguas internacionales dos avionetas sin armas de Hermanos al Rescate.
Negando de hecho esa supuesta declaración de principios, sale en defensa del régimen de Siria con el reclamo de que “Cuba denuncia que la conducta de la OTAN se dirige a crear similares condiciones para una intervención en Siria y reclama el fin de la injerencia extranjera en ese país árabe” previendo una creíble intervención militar de Occidente que se dirija a detener el derramamiento de sangre de civiles desarmados por parte del gobierno de Bashar el Asad, y todo ello en un supuesto respaldo castrista al “derecho del pueblo sirio a la plena independencia y autodeterminación”. Simplemente dejar manos libres a el Asad para que siga reprimiendo cruelmente a la población civil que cansada ya de soportar una dictadura totalitaria le exigen que abandone el poder.
El castrismo está en su fase del último estertor y rechina los dientes contra el movimiento revolucionario que sacude al mundo para ponerle fin a los césares que se creían eternos, como ellos mismo se engañan creyéndose inamovibles e imperecederos.
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