miércoles, 21 de septiembre de 2011

El “Doctor” inhonoris causa, Evo Morales

Mario J. Viera.  Englewood, Florida



La humanidad está esperando una nueva tesis política sobre la vida y la propia especie humana. Por ello las monarquías y las oligarquías tienen que terminar” (Evo Morales durante el otorgamiento del título de Doctor Honoris Causa en Ciencias Políticas, concedido por la Universidad de La Habana.

Evo Morales atesora décadas de lucha en el escenario político de su país, con grandes aportes a una Ciencia Política nueva”, expresó el doctor Gustavo Cobreiro Suárez, rector de la Universidad de La Habana, al dar lectura a la resolución por la cual se le concedía a Evo Morales la alta distinción.

¿Una nueva tesis política sobre la vida y la especie humana? ¿Qué galimatías es esta? Es decir una política antropológica, un enlace entre las ciencias sociales y las ciencias naturales que determine el fin y objetivos de la especie humana a través del poder, o un replanteamiento de las tesis del nazismo. Esta son las primeras conclusiones que pueden derivarse del concepto de una “nueva política sobre la vida y la especie humana” que propone el supuesto excelso  politólogo Evo Morales.
Se supone que un personaje que haya hecho “grandes aportes a una Ciencia Política nueva” debiera conocer, al menos, una de las definiciones del concepto política, como “el proceso orientado ideológicamente hacia la toma de decisiones para la consecución de los objetivos de un grupo”.
Pero si confundiendo términos, Evo quiso referirse a un nuevo concepto filosófico sobre la vida y la especie humana, debió haber recapitulado la historia de la filosofía antes de haber formulado tamaña propuesta y mucho más si pretende ser él quien formule la nueva “política” sobre la vida y la especie humana, sin olvidar que, como han definido algunos politólogos, todas las ideologías políticas “se agrupan en torno a dos dimensiones que son la económica y la social”.  
Para los propugnadores del Socialismo del Siglo XXI que, en definitiva, es la misma aberración del Socialismo Real del siglo XX, la política se concibe dentro de los cánones de Carl Schmitt (1888 – 1985) de los conceptos antagónicos de amigo-enemigo y la formulación del principio del Estado Total o totalitarismo donde toda la sociedad es homogénea y la unanimidad el carácter distintivo de su concepto de democracia, con la exclusión de las diferencias en aras de la unidad política de toda la sociedad.
Como se dice en Eclesiastés no hay nada nuevo bajo el sol.
Habría que preguntarse si el laureado posee, aunque solo sea, conocimientos elementales de la antropología como ciencia que estudia al ser humano en el marco de la sociedad y la cultura a las que pertenece, y en la que se combinan enfoques tomados de las ciencias naturales, sociales y humanas.
Una de las ramas de la antropología es la antropología biológica o física, es decir el estudio de la especie humana en cuanto a la diversidad del cuerpo humano en el pasado y en el presente, es decir, trata de la evolución biológica y la adaptación fisiológica de los seres humanos Pero esto no parece ser lo propuesto por Evo para una nueva política sobre la especie humana, porque ninguna teoría puede crear variaciones sobre esa diversidad del cuerpo humano y su adaptación fisiológica, a no ser que se practiquen modificaciones por la vía de la ingeniería genética lo que sería horrible y anti humano.
La nueva tesis política ¿se referirá al marco de estudios de la antropología social? Esta rama de la antropología analiza el comportamiento humano, la cultura y las estructuras de relaciones sociales, o dicho de otro modo, las formas de la evolución humana, de su lengua, cultura y costumbres. Sus relaciones con las Ciencias Sociales se concretan en el campo de los estudios históricos.
En Estados Unidos el fundador de la Antropología fue Lewis Henry Morgan, cuyo libro “La Sociedad Primitiva” publicado en 1877 formó la base de las tesis de Federico Engels para su libro “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”. Morgan elaboró se obra con el estudio que realizara entre la comunidad iroquesa. Tanto Morgan como sus contemporáneos resaltaron la racionalidad de las culturas humanas y argumentaron que en todas las civilizaciones la cultura humana evoluciona hacia formas más complejas y desarrolladas.
Me atrevo a asegurar que el laureado presidente de Bolivia nada sabe de los trabajos de Federico Engels o de Carlos Marx y no tenga ni la más remota idea de quien rayos sería Lewis H. Morgan. Por supuesto la “nueva política” de la que Evo asegura aguarda la humanidad nada tiene que ver con la antropología social o cultural.
¿Quizá se trate de un nuevo concepto ético para la vida y la especie humana? Si así fuera sería incongruente el empleo de la palabra política para denominar a ese nuevo concepto.
Los fundamentos de la ética occidental actual se encuentran enmarcados dentro de la filosofía judeo cristiana, algo que no cabe dentro de la ideología del Socialismo del Siglo XXI. Habría pues que elaborar un nuevo tratado deontológico que recogiera y normara todos los deberes del hombre como individuo social; pero esto nada tendría que ver con la categoría “especie humana”.
Como cité anteriormente no hay nada nuevo bajo el sol, así Hume (1711 – 1776) consideraba que el desarrollo económico resultante de la expansión del comercio permitía el progreso de las sociedades desde la barbarie a la civilización. En la filosofía griega surgió el concepto ético de la Hedoné (placer) como objetivo y fin de los seres humanos.
El epicureísmo estableció que el supremo fin de la vida humana era la búsqueda del placer, y la felicidad consistía en vivir en continuo placer evadiendo el dolor, pero siempre de una manera racional y evitando los excesos. Epicuro planteó que ningún placer en sí mismo es malo, aunque los medios para buscarlo pueden ser el inconveniente, el riesgo o el error. Para el filósofo griego la filosofía debía ser el instrumento al servicio del hombre y el conocimiento por sí mismo no tendría utilidad si no se utiliza en la búsqueda de la felicidad. Distinguía tres tipos de deseo que catalogó como: deseos naturales y necesarios, el alimentarse, calmar la sed, abrigarse y el sentido de seguridad; deseos naturales e innecesarios entre los que incluía la conversación amena, la gratificación sexual y las artes y los placeres innaturales e innecesarios como la fama, el poder político y el prestigio.
El desarrollo filosófico posterior mantenía de cierta manera los criterios epicureístas. Helvétius (1715-1771), por ejemplo, los hombres buscan, por necesidad, la satisfacción de sus propios intereses egoístas; para él es bueno todo lo que se considere útil para satisfacerlos; no obstante, considera, existe el problema de equilibrar los distintos intereses personales con el interés general, los que en muchos casos son enfrentados por legislaciones defectuosas. Entonces lograr el mayor bien del mayor número solo es posible con leyes apropiadas, ya que “los vicios de un pueblo están siempre escondidos en el fondo de su legislación”. En el concepto de Helvetius se requiere la promulgación de leyes capaces de hacer felices a los ciudadanos procurándoles el mayor número posible de placeres compatibles con el bien público.
En la ética de Helvetius es necesario controlar y educar el interés individual, en beneficio de otro tipo de interés, el interés general. Este concepto es recogido en la praxis de los gobernantes marxistas que impone el sacrificio de la individualidad a favor de un supuesto interés de toda la sociedad. Repito: No hay nada nuevo bajo el sol.
El hedonismo de Epicuro asume la forma de utilitarismo entre los filósofos de los siglos XVIII y XIX, como Jeremy Bentham, James Mill y John Stuart Mill para los cuales el comportamiento humano debe tener como criterio final el bien social. La ética debe dirigirse hacia la búsqueda de todo aquello que proporciona y favorece el bienestar de un mayor número de personas.
En la nueva política que entrevé Evo Morales ¿será acaso lo ya expuesto por los filósofos citados, que la satisfacción humana se encuentra en la búsqueda y posesión del placer material y físico? Entonces no se necesita una política nueva para la vida y la especie humana.
El rectorado de la Universidad de La Habana actúa más por condicionantes ideológicos que por criterios puramente académicos. No importan los dislates que diga Evo Morales. La Universidad habanera está obligada a dictar cuantos méritos les imponga el gobierno para distinguir a cualquier mentecato que se babee ante la figura, ya casi anodina de Fidel Castro. Este es el caso del inhonoris doctor en Ciencias Políticas, Evo Morales.

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