sábado, 3 de septiembre de 2011

¡Buen viaje, general!

Mario J. Viera

Ha muerto el General de Cuerpo de Ejército Julio Casas Regueiro quien fungía como Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR) desde el 24 de febrero de 2008.
Julio al igual que su hermano Senén  provenía de una familia de campesinos ricos y que en marzo de 1958 se incorporó a la columna comandada por Raúl Castro en el Segundo Frente Oriental. Un hombre fiel al que fuera su jefe en la guerrilla y quien le designara como Ministro de las Fuerzas Armadas. Hombre calculador, frio, la eminencia gris detrás del trono. Corrupto y dado amablemente a los tragos de vodka.
En 1989 formó parte como juez en el juicio que se le seguía por traición al general Arnaldo Ochoa con quien tenía disputas personales.
Un ex médico del MINFAR, EL doctor Roberto Ortega, aseguró en un programa de la periodista María Elvira Salazar que Casas Regueiro hacía más de 25 años que era diabético, fumador diario de cigarros de exportación, bebedor crónico de vodka y tenía serios problemas de dicción que le incapacitaban para expresarse en público; sin embargo amplió el médico, se trataba de “un hombre muy inteligente”, siempre “detrás del trono y en la sombra” y al mismo tiempo “el hombre de mayor influencia sobre Raúl Castro, el verdadero hombre fuerte de las FAR”.
Al frente del Grupo de Administración de Empresas Militares (GAESA), fue un funcionario al que se le conocía como corrupto; “un burócrata despótico y corrupto'”, según el parecer del Proyecto de Transición de Cuba. Al anunciar su nombramiento como ministro de las fuerzas armadas, Raúl Castro, su sempiterno protector, dijo de Julio Casas Regueiro: "Yo que siempre he hecho críticas a los generales de las Fuerzas Armadas, no recuerdo haber hecho nunca en estos 50 años una crítica al general Julio Casas Regueiro, salvo ser tacaño, de ahí el éxito en su gestión económica".
De acuerdo con un cable de la Agencia France Press había muerto “víctima de un paro cardiorrespiratorio” y sus restos incinerados de acuerdo con su voluntad y según la nota oficial del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, sus restos mortales “se encuentran depositados en la Sala Granma del MINFAR hasta su traslado al Mausoleo del II Frente Oriental Frank País, donde recibirá los honores militares correspondientes”.
No, no me conmueve la pérdida de uno de los cómplices más notorios de la dictadura castrista; no me inclino a desearle que descanse en paz, ni elevaré una plegaria por su alma. Siento que haya muerto sin haber sido llevado ante la justicia una vez alcanzada la liberación cubana. Solo le deseo ¡Buen viaje, General! Buen viaje y recibimiento en el infierno.

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