Amarilis Cortina Rey
Sara M. Fonseca. Foto de Amarilis Cortina Rey
Managua, La Habana. (PD) El lunes cinco de septiembre la televisión cubana trasmitió en su noticiero estelar un reportaje que “denuncia la campaña de descredito de medios de prensa internacionales contra el gobierno de Cuba”.
Según el artículo, esos medios difaman cuando afirman que en Cuba la policía reprime a los disidentes, golpea a las Damas de Blanco, y usa gases lacrimógenos para dispersar una protesta pacífica.
Haber nacido en Cuba, y no estar de acuerdo con el sistema es imperdonable para quienes llevan más de medio siglo en el poder.
El siete de septiembre a las 12 y 59 minutos, el teléfono móvil de la Secretaria Ejecutiva del Partido Pro Derechos Humanos de Cuba, Sara M. Fonseca mandaba un S.O.S: “Hay operativo en mi casa, tres patrullas, cuatro motos, ocho “segurosos” en la esquina y una guagüita llena de gente, con pullovers rojos con la cara del Che.”
La cantidad de personas que estaban en ese momento en la vivienda de la opositora, incluyendo su familia, no pasaban de doce. Afortunadamente en esta ocasión no ocurrió lo de otras veces, cuando la vivienda ha sido violentada por turbas paramilitares que golpean y destruyen todo a su paso, incluso hasta la propia bandera cubana.
También el día siete en horas de la noche la dama de apoyo a las Damas de Blanco y activista del Movimiento Rosa Parks, Idalys Ramírez Domínguez, fue “visitada” en su vivienda por un agente de la Policía Política, quien le dijo en tono amenazante que si continuaba asistiendo a la iglesia de Santa Rita con las Damas, tomarían otras medidas más drásticas y represivas contra ella.
“Al otro día,- refiere Ramírez- desde las ocho de la mañana, en las cercanías de mi casa había un operativo de vigilancia con personas del Partido Comunista. Pero eso no les bastó y a las cuatro de la tarde, un oficial que se dice llamar Alejandro llegó a mi casa con dos policías y un auto patrullero para arrestarme delante de mi pequeño hijo de nueve años. Fui conducida a la unidad policial de Santiago de las Vegas, donde permanecí por cinco horas aproximadamente. Allí nuevas amenazas. Me dijeron que llevaban meses estudiándome, y me garantizaron que todas las semanas voy a tener este tipo de encuentros, y que no me van a permitir que me convierta en una líder.”
Sin embargo, este clima de conducta hostil de las autoridades hacia los ciudadanos no se restringe al marco opositor. El viernes 9, a las 4 y 20 minutos de la tarde, vecinos de la localidad de La Palma en Ciudad de La Habana, presenciaron un nuevo operativo policial, esta vez contra los motociclistas.
“Aquello fue tipo película”, contó Lupe, quien vive en el lugar. “Llegaron los policías en tres autos con chapa particular. Eran muchos, no sé cómo pudieron venir tan apretados. Se bajaron muy rápido y pidieron identificación a todos los motociclistas que estaban en el lugar. Rápido los condujeron detenidos. Algunos jóvenes les explicaban a los agentes que ellos tenían licencia para realizar el trabajo de alquilar sus motos, pero los policías no entendían. Algunas de las personas que estábamos allí protestamos contra aquel atropello, pero las detenciones continuaban y las calles estaban cerradas por autos patrulleros”.
En el mes de junio, Yosvani Rosabal, de 15 años, residente en el reparto Frank País, Managua, en el municipio Arroyo Naranjo, asegura que durante una detención por sospecha de presunto delito, la policía le roció gas irritante en los ojos a pesar que no se resistió al arresto y luego lo mantuvo esposado a una puerta de la unidad policial durante unas dos horas.
Quizás algunos de estos sucesos contados al azar no estén relacionados con la campaña de descredito que imputa el gobierno a los medios extranjeros, pero sí están presentes en la vida cotidiana del ciudadano de este país.
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