Mario J. Viera. Englewood, Florida
Surgió la especulación que alcanzó un tsunami de rumores, sobre la muerte de Fidel Castro. Se especula también que está grave ya que hace tiempo no aparece ninguna nueva reflexión del patriarca del castrismo.
La prensa oficial de Cuba no ha hecho comentario alguno sobre el tema, aunque un funcionario del gobierno negó que haya muerto o esté grave. Todo para consumo exterior.
Se comenta que la noticia provino de una nota aparecida en un periódico venezolano. ¡Nada, especulaciones! Si Castro está grave eso se mantendrá en un furioso secretismo, los semidioses no se enferman y si se enferman renacen como el Fénix de sus propias cenizas; y si se muere, se guardará silencio por el tiempo necesario para hacer los imprescindibles ajustes.
Yo me pregunto ¿Si está grave o si se murió, a quien le importa? Ya él es una triste sombra que vaga por los entretelones del poder, cada vez más disminuido, cada vez más ignorado, cada vez más anodino.
Si muere, la historia seguirá su imparable marcha. El destino de Cuba no está condicionado por el deceso del patriarca, Cuba se liberará de la tiranía que le atormenta, esté él vivo o esté muerto. ¡Dios quiera que viva para ver como se desploma la torre de Babel que erigiera en la isla; que vea la ruina de su imperio, que Cuba no se inmolará cantando glorias al caudillo; que el pueblo, que va perdiendo el temor, barrerá lo que durante 50 años él fue edificando sobre charcos de sangre.
Esté vivo o esté muerto, el castrismo realmente está colocado peligrosamente al borde del abismo, de la hecatombe y necesariamente se despeñará.
Particularmente me interesa bien poco si está en estado de coma o si ya soltó el último suspiro, lo que lamento es que entregue su alma sobre su lecho sin enfrentar el juicio del pueblo que engañó, traicionó y oprimió.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario