Miriam Leiva[1]
LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) – “Asume Cuba la presidencia de la Conferencia de Desarme de la ONU”, fue el titular en primera plana del diario Granma el 24 de agosto, como si se tratara de un gran logro de la diplomacia criolla. Se citaba “un llamado a preservar y fortalecer el grupo como garante de la paz mundial”, de Abelardo Moreno, viceministro de Relaciones Exteriores, en la sesión inicial. También medios de prensa internacionales reportaban la noticia con palabras de Rodolfo Reyes, diplomático acreditado en Ginebra.
Los desconocedores de los procedimientos de los organismos de Naciones Unidas se impactaron debido al historial guerrerista del gobierno cubano, tan solo con recordar que casi medio siglo atrás, en 1962, había puesto a la humanidad al borde de la tercera guerra mundial, en ese caso atómica, debido a la llamada Crisis de los Misiles o Crisis de Octubre, superada gracias al acuerdo de Kennedy y Kruschov para retirar los cohetes soviéticos que se emplazaban en Cuba. Sobre todo ha resultado chocante por las reiteradas referencias de Fidel Castro a su desencuentro con el líder de la URSS al pactarlo en contra de su voluntad, y su determinación a disparar alguna cabeza nuclear. Entonces, el Comandante en Jefe no aceptó una comisión de verificación de la ONU.
Eran momentos cruciales de la Guerra Fría, candentes porque el 13 de agosto de 1961, las autoridades de la República Democrática Alemana, creada en la zona de Alemania ocupada por la Unión Soviética después de la II Guerra Mundial, habían construido el muro divisorio de Berlín, para impedir la comunicación con Berlín Occidental. Téngase en cuenta que en ese período coincidió el triunfó de la revolución cubana (1959) y el comienzo de las hostilidades con Estados Unidos, que estuvieron a punto de la guerra directa debido a la invasión de Bahía de Cochinos o Playa Girón en abril de 1961.
Tropas paramilitares
De manera que en octubre de 1962 el foco de tensión se trasladó de Europa hacia el territorio norteamericano por la amenaza nuclear soviética desde la isla, sin que siquiera hubiera garantías de que Moscú tenía el control real de las armas atómicas. Con posterioridad, como se conoce, las autoridades cubanas fomentaron guerrillas y otras acciones bélicas en América Latina, África y el Medio Oriente, fundamentalmente.
La población cubana ha dejado de impresionarse hace tiempo con los rimbombantes “logros” diplomáticos del gobierno. Pero se desconoce que la presidencia de la Conferencia de Desarme tan solo corresponde a una rotación rutinaria, como ocurre en otros organismos internacionales. Ese foro único de negociaciones multilaterales acerca del tema se estableció en 1979 como resultado de la Primera Sesión Especial sobre Desarme de la Asamblea General de la ONU, efectuada en 1978. Inicialmente, la CD estuvo integrada por 40 países, actualmente son 65 y cada año invita a los miembros de la ONU interesados, que no la componen, a participar en los trabajos como observadores. Prácticamente se incluyen todos los asuntos de control de armas y desarme.
La conferencia tiene su sede en el Palacio de las Naciones de Ginebra, Suiza, posee sus Reglas de Procedimiento y su propia agenda, informa anualmente y cuando se requiera a la Asamblea General de la ONU, y sus acuerdos se adoptan por consenso, que prácticamente significan unanimidad, por lo que alcanzarlos resulta sumamente difícil.
La sesión anual se divide en tres partes de 10, 7 y 7 semanas, respectivamente. Su secretario general es el director general de la Oficina de Naciones Unidas en Ginebra y representante personal del Secretario General de la ONU, pero las sesiones son presididas por sus miembros sobre la base de la rotación según el alfabeto en francés, durante un período de cuatro semanas. De tal suerte, la actual presidencia de Cuba no tiene especial connotación, a no ser por su historial en la materia.
Las incongruencias en los organismos internacionales se aprecian constantemente, y dificultan el avance de temas muy importantes. Muestra de ello es la ejecutoria de la República Democrática Popular de Corea, presidente de la CD en la sesión anterior, que continuó desarrollando sus armas nucleares después de suscribir el Tratado de No Proliferación del cual luego se retiró, y constituye una amenaza nuclear en el Sudeste Asiático. Esto motivó la paralización de los trabajos de la CD por la protesta de Canadá y otros miembros.
Entre los logros de la Conferencia de Desarme se encuentra la Convención sobre Armas Químicas, la Convención sobre Armas Biológicas y el Tratado de Prohibición Total de Ensayos Nucleares, pero hay estancamiento en asuntos medulares, como el cese de la carrera armamentista y el desarme nuclear, la prevención de la guerra nuclear y temas afines. Aunque desde la fundación de la Organización de las Naciones Unidas en 1948 se han logrado notables avances, todavía existen grandes peligros y se requerirán inmensos esfuerzos para lograr un mundo realmente seguro.
[1] Miriam Leiva, Villa Clara, 1947. Periodista independiente desde 1995. Vicepresidenta de Sociedad de Periodistas Manuel Márquez Sterling. Miembro fundadora de Damas de Blanco en marzo de 2003. Diplomática, profesora invitada del Instituto Superior de Relaciones Internacionales. Funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores, del cual fue expulsada en 1992. Traductora y profesora de inglés e-mail: leivachepe@gmail.com http://blogs.cope.es/desdecuba/
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