Mario
J. Viera
Ya
los simpatizantes de Donald Trump se sienten como que están ganando una partida
en Puerto Rico y anuncian, sin mayor análisis, que Trump ha condonado la deuda
de más de 74 000 millones de dólares que ha contraído Puerto Rico. En realidad,
solo hizo otra promesa de campaña ─ él no ha dejado de estar en campaña
presidencial ─. Dijo en una entrevista para la Cadena Fox: “Vamos a tener que
liquidar eso (la deuda). Tenemos que
trabajar algo. Hay que mirar toda la estructura de la deuda. Deben mucho dinero
a los amigos de Wall Street Ustedes van a decir adiós a eso, no sé si es (el
banco) Goldman Sachs, pero quienquiera que sea se pueden despedir de eso".
Según France Press Trump pretende solicitar 29 000 millones de dólares al
Congreso como ayuda de emergencia a Puerto Rico. De ese total, 12 770 millones
son en concepto de ayuda por el desastre y el resto como condonación de deuda. Es
el mismo tema de Fidel Castro en la década de los 70: “La deuda externa es
impagable e incobrable”, pura demagogia.
Según
la firma Bloomberg LP Limited Partnership señala además otros acreedores aparte
de Goldman Sachs tales como Aurelius Capital, Autonomy Capital y Franklin
Mutual Advisers. Para el periódico El País “Está
por ver (...) la forma que podría
adoptar la rebaja que plantea Donald Trump porque tres cuartas partes de la
deuda están en manos de inversores de a pie, a través de sus fondos de pensión.
Eso implica que solo el 25% de la deuda está en manos de especuladores. Los
inversores apilaron bonos durante la última década conforme su situación
financiera se hizo insostenible”.
El
gobernador de Puerto Rico Ricardo Rosselló, ya en el mes de mayo había
anunciado que pediría a la Junta de Supervisión Fiscal, un órgano federal que
está por encima del gobierno puertorriqueño en materia financiera, que el país
se acoja a una ley de quiebra para poder afrontar los 74 000 millones de
dólares de impagos en bonos de deuda pública que arrastra. La petición fue
compulsad luego de que un grupo de acreedores presentara una demanda. Sin
llegar a acuerdo con los acreedores, todas las demandas se ventilarán en una
corte que se encargará de determinar cómo se pagará la deuda y cuánto deberá
reembolsar la isla.
Debe
tenerse en cuenta que el Gobierno Federal no posee la capacidad legal para
gestionar una solución a esa deuda después de que Washington le retiró a la
isla los beneficios fiscales que le habían permitido captar inversiones de
grandes compañías estadounidenses. Por otra parte, el director de la Oficina de
Presupuesto de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, afirmó que el gobierno federal
solo va a ayudar a Puerto Rico a salir del desastre que le ha dejado el huracán
María; de acuerdo con lo que declarara los problemas financieros de Puerto Rico
los deben resolver por sí mismos. “No
tomaría los comentarios de Trump por palabra. Creo que lo que quiso decir el
presidente es que Puerto Rico tendrá que encontrar la manera de resolver su
problema. Nuestro objetivo ahora es reconstruir la isla. No vamos a tratar
ahora mismo las dificultades que tenía Puerto Rico antes del paso del huracán”,
matizó Mulvaney la promesa de Trump durante una entrevista con la cadena de
noticias CNN. Así también declaró a Bloomberg: “No vamos a rescatarlos. No
vamos a pagar esas deudas. No vamos a rescatar a los boricuas. Puerto Rico
tendrá que encontrar la manera de arreglar sus problemas de deuda por su cuenta”.
El
mensaje demagógico de Trump ya ha traído consecuencias, así lo hace ver
Federico Cué de France 24: “La reacción de los mercados ante la sugerencia de
Trump no se hizo esperar. Este miércoles, el precio de los bonos de Puerto Rico,
especialmente el de 2035, cayó a 32,25 centavos de dólar, frente a los 44 del
martes, mientras que los rendimientos subieron de 18,48% a 35,4%”.
Así
es que no hay condenación de la deuda de Puerto Rico por el Gobierno Federal,
solo palabras, palabras y palabras; y antes de cantar Hosannas a Trump, sus
fieles seguidores debieran analizar todas las aristas de una noticia.
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