Mario J. Viera
La propuesta partió del exiliado cubano residente
en Arizona, Wilfredo Beyra, e impulsada por la plataforma Acciones por la Democracia ─ una organización que se dice estar
integrada por varias organizaciones de defensa de los derechos humanos ─ cuyo
representante desde España es el activista Lázaro Mireles Galbán. La propuesta
tal y como se ofrecía no daba opciones a la discrepancia, puesto que se suponía
dirigida “a cada cubano que quiera libertad, prosperidad y
felicidad de la nación cubana, que sientan suyo el Proyecto y ayudar a
ejecutarlo”; es decir, que quien no estuviera en concordancia con el mal
pensado y mal ejecutado proyecto no estaría contemplado dentro de aquellos que
quieren la “libertad, prosperidad y
felicidad de la nación cubana”.
No obstante, según información aparecida
en la edición del 5 de julio del diario español ABC, miembros de la oposición
interna en Cuba manifestaron su desacuerdo con el pretendido y pomposamente
denominado proyecto de Rebelión Nacional. De acuerdo con esa edición de ABC,
activistas “de grupos opositores dentro
de la Isla coincidieron en señalar que convocar a una rebelión nacional que no
sea coordinada y no reconozca el activismo, la visibilidad y la movilización
alcanzada por la oposición conjunta en los últimos años, estaría condenada al
fracaso”. Entre estos activistas ABC menciona al líder de UNPACU, José
Daniel García Ferrer y el controvertido dirigente del Estado de Sats, Antonio
Rodiles, declararon públicamente su rechazo al proyecto “considerando por una
parte la pretensión de sumar al pueblo cubano a una rebelión sin una visión
congruente con la realidad cubana, y por otra que obvia el protagonismo de la
oposición en Cuba”.
García Ferrer consideró que el tal
proyecto, de acuerdo con ABC, supone
un sinsentido el tratar de “organizar
una rebelión que tiene más de entusiasmo que de arraigo popular, y recordó que
«durante sesenta años el pueblo no ha dejado de rebelarse contra la tiranía»”;
al mismo tiempo declaró: “Las Damas de
Blanco llevan dieciséis años de rebelión contra la tiranía, la UNPACU lleva
ocho años de rebeldía. Se rebelan los cuentapropistas, se rebelan otros muchos
cubanos y continuarán rebelándose cada vez más ciudadanos. Pero toda rebelión
real nace y se desarrolla dentro de Cuba, desde la cómoda distancia, nadie que
se respete y respete a los demás, convoca a una Rebelión”. En otras palabras,
se trata de aventurerismo político impulsado por el nuevo líder de la rebeldía
cubana.
Pero Beyra rechaza el argumento, diciendo
no encontrar “ninguna diferencia entre
cubanos de fuera y de dentro, todos tenemos derecho a proponer vías que nos
lleven a la libertad” y no se equivoca, todos tenemos derecho a proponer
vías, pero los que no estamos dentro del fuego en la isla, solo nos queda
proponer, aconsejar y apoyar no a convocar dentro de Cuba. Y agrega Beyra: “Nos asiste además las condiciones y la
libertad que no tienen los grupos opositores dentro de Cuba, a los que se les
hace difícil mover no solo al pueblo masivamente, sino también hasta su propia
gente”. Para concluir diciendo: “sería estratégico dejar los grupos de
oposición al margen por seguridad,
para evitar que los encarcelen previo al Día R”.
Y salta Mireles Galbán, y dice: “Los líderes de la oposición en la Isla no se
han mostrado en favor del proyecto Rebelión Nacional porque dicen que no están
sentadas las bases para ello. Si se
quiere y se aboga por la libertad, cuándo sería el momento preciso. Si en sesenta años las cosas no se han
solucionado, ¿no deberíamos darle la oportunidad a esta otra estrategia? Habría que analizar el trasfondo de por qué
no quieren unirse ni ser parte de esto”.
Viene a mi mente aquella advertencia que
lanzó José Martí el 26 de noviembre de 1891: “¡Y cuidado, cubanos, que hay guantes tan bien imitados que no se diferencian
de la mano natural!” y hay “patriotismo
de polvos de arroz”, dirigido solo para obtener fama y menciones en los
medios, adelantando proyectos irrealizables a la luz de la realidad concreta
presente en Cuba. No podemos dejar de soñar, pero con los pies puestos muy
firmes sobre la tierra, y decimos junto al Apóstol: “Para verdades trabajamos, y no para sueños. Para libertar a los cubanos
trabajamos, y no para acorralarlos”.
Se cumple la Primera Ley de Newton que
dice que todo cuerpo en estado de reposo no cambia a no ser por una fuerza que
rompa la inercia. Y se equivoca, tal vez por ansiedad o precipitación el muy
distinguido Beyra. ¿Acaso no se da cuenta de la falacia en que incurre cuando
alega que en el exilio se cuenta con “las condiciones y la libertad que no
tienen los grupos opositores dentro de Cuba” para estar en capacidad de
movilizar a las masas en Cuba? Una rebelión popular, un movimiento de resistencia,
es algo muy serio, algo que requiere preparación ardua y constante, que
requiere activismo político de agitación dentro del seno del pueblo, de labor
de proselitismo para captar apoyo firme y, organización. No hacerlo, imposible
llevarlo a cabo desde el exilio, conduce al fracaso. Si lo que se pretende con
la irresponsable convocatoria de manifestaciones populares de protesta en todos
los municipios del país, es “demostrar que el apoyo a la dictadura cubana en el
país es nulo”, la nula respuesta que esta convocatoria recibiera por la
población, de hecho, se convierte en todo lo contrario de lo que se pretendía
demostrar. Ni hubo masivas manifestaciones de apoyo a la convocatoria que se
pretendían realizar en Estados Unidos, Canadá, Chile, Perú, Uruguay,
Inglaterra, Alemania, España y Suecia.
En Miami, aunque Beyra lo vio como un
firme acto de apoyo a su propuesta, en realidad solo logró la participación de
apenas un centenar de seguidores, la mayoría gente con canas y años largos de
edad. En Cuba, quizá algún activista opositor le diera cierto apoyo al Día R,
pero el régimen no tuvo necesidad de movilizar a sus fascistas Brigadas de
Respuesta Rápida, ni tuvo que mover fuerzas policiales en lugares sensibles.
Aunque Beyra se retrate frente a una imagen de Jesucristo e intente imitar su
manera de bendecir, y aunque soñara con ver multitudes gritando en las calles
cubanas “¡Viva Cristo Rey!” y se presentara como un alquimista social, no pudo,
ni ver cuajada su Piedra Filosofal, ni pudo escuchar los gritos de fanáticos
religiosos lanzados a derrocar a la dictadura. Solo, aunque no lo quiera aceptar,
cosechó el total ridículo. Para verdades trabajamos, no para hacer el ridículo
que, para ello, sobran días, muy estimado Sr. Wilfredo Beyra.