miércoles, 28 de abril de 2021

La disidencia cubana frente al castrismo

Del libro en preparación del mismo nombre

CAPITULO INTRODUCTORIO

Mario J. Viera

 


Cuando se analiza la historia del movimiento opositor pacífico en Cuba, se pueden distinguir cuatro etapas debidamente diferenciadas. La primera, es la correspondiente a la de los iniciadores, 1988 hasta el 1990 cuando se produjo la Crisis de las Embajadas; la segunda etapa, es la transcurrida desde 1990 a 1996, cuando quedó abortado el intento de acción opositora coordinada que fuera el foro de Concilio Cubano; la tercera etapa, se encuadra entre los años 1996, año de Concilio Cubano, y el 2003, año de la Primavera Negra de la oposición cubana. La Cuarta etapa es la actual, iniciada tras la Primavera Negra.

 

Cada una de esas etapas ha tenido sus propias y distintivas características. En cada una de ellas, la relación oposición interna/exilio ha tenido diversas formas de colaboración; desde una labor de cooperación y apoyo, hasta una de intromisión y control de las organizaciones internas por parte de organizaciones de exiliados, definidamente de corte derechista, sostenidas por jugosos grants federales, y estrechamente vinculadas con dirigentes del Partido Republicano de Estados Unidos.

 

La primera etapa fue la iniciativa civilista que generó el Comité Cubano Pro Derechos Humanos, bajo el impulso de los vientos de perestroika y glasnost. El movimiento disidente se organizaba y se mostraba sin ocultamientos. Fue la época del gran reto, del reto inicial al castrismo y al Partido comunista (PCC), sin vinculaciones con los servicios de inteligencia de Estados Unidos, ni con alguna organización de exiliados que le motivara, controlara y dirigiera.

 

A partir de 1991 la influencia del exilio comenzó a sentirse en los grupos y organizaciones que se iban creando en la isla, destacándose en este sentido la poderosa Fundación Nacional Cubano-Americana de corte conservador y muy vinculada al partido Republicano de Estados Unidos. Mientras, en la primera etapa, los principales impulsores de las organizaciones civilistas defensoras de los derechos humanos se enmarcaban dentro de las posiciones de izquierda o de centro derecha, en esta nueva etapa, los grupos que se formaban en Cuba tendían, en lo general, hacia la derecha por influencia de la Fundación. En esta etapa, las figuras principales que influyeron entre los disidentes isleños están, en primer lugar, Luis Zúñiga, y Ninoska Pérez Castellón, principales voceros de la Fundación. La emisora La Voz de la Fundación recogía denuncias y proyectos procedentes de Cuba, por lo que ganaba una gran influencia entre los opositores, como ya, en esta etapa, comenzaron a denominarse, ellos mismos, los dirigentes de las organizaciones anticastristas.

 

En esta etapa los grupos opositores se incrementaron, hasta una cifra que sobrepasaba las 130 organizaciones. En Concilio Cubano, el foro unitario de la oposición llegó hasta reunir a más de cien grupos dentro de su sombrilla. No obstante, las membresías de muchos de esos grupos apenas superaban los cien miembros[1].


 En la etapa tercera, el movimiento opositor seguía incrementándose, así como también crecía la represión gubernamental. En esta etapa surgiría un nuevo movimiento dirigido a ofrecer la alternancia al periodismo oficialista, ofreciendo la otra versión de la realidad cubana: el periodismo independiente. 

Sobre este tema, hice el siguiente comentario en un artículo que escribí sobre el tema:

Los agentes del gobierno desplegaron todo su caudal represivo en contra de los que se atrevían a denunciar la verdad que ocultaba el régimen. Presiones de todo tipo, ataques desde las páginas de los medios oficiales, acoso por parte de la Seguridad del Estado, pero nada podía contener que la información independiente saliera al exterior.

Los que ejercíamos aquel periodismo, muchas veces contestario, pero siempre centrado en la verdad informativa, no contábamos con celulares, ni faxes, y muchos hasta no tenían teléfono propio. Pero transmitíamos. Luego comenzaron a surgir páginas web con sede en Miami que publicaban nuestras crónicas. El régimen acrecentó sus amenazas; así, con la excusa de la Ley Helms Burton dictó la represiva Ley 88, dirigida a acallar al periodismo independiente. La respuesta nuestra fue la de confrontar la ley y continuar nuestro trabajo. La Ley 88 no nos calló, ni aún en el 2003 cuando fueron sancionados 75 disidentes, entre los que se contaban activistas de derecho humanos y periodistas independientes, bajo los preceptos de aquella ilegítima normativa penal”.

Castro, preocupado con el crecimiento que iba tomando la oposición política, el vigor y la credibilidad que el periodismo ganaba, así como el activismo desplegado para la colecta de firma en apoyo al moderado y reformista Proyecto Varela, desató una fuerte represión en contra de opositores y periodista independientes en la primavera del 2003.

Así comienza la cuarta etapa, tras la represión de la Primavera Negra. Etapa cuando aparece el movimiento de las Damas de Blanco, junto al aletargamiento opositor, centrado ahora más en el exterior, y se dejaba controlar por las organizaciones derechistas del exilio.

Cuando se realiza un esbozo de la historia del movimiento opositor noviolento de Cuba, el análisis no puede centrarse solo dentro del marco estrictamente local, pues sería un enfoque parcial. Hay factores externos que también influyen en el desarrollo de la actividad opositora, como la política exterior de Estados Unidos con respecto a Cuba, de acuerdo con los lineamientos de cada administración estadounidense, el accionar de las organizaciones del exilio y las emigraciones cubanas, los intereses económicos del Estado cubano y de otras naciones, con las cuales Cuba mantiene relaciones diplomáticas y comerciales, las corrientes de opinión que, en un momento dado, existan en países de la América Latina y de Europa ,y hasta la política de las naciones más relacionadas con la situación cubana, como, pudieran ser, en específico, España, Brasil, México, Argentina, Chile y Venezuela.

Cuando se estudia o analiza un tema, tan de actualidad, como es la oposición noviolenta al poder del Partido Comunista de Cuba (PCC), resulta una tarea engorrosa mantener un análisis objetivo. Siempre, en el analista o en el historiador, influirá su posición ideológica con respecto a cómo entiende la relación antagónica entre el poder del gobierno de Cuba y los sin poder de la oposición civilista o política, la relación gobierno-pueblo; el monopartidismo o la dispersión de micropartidos.  

Pero, colocados desde el lado opuesto al régimen del PCC, no debemos convertir a la oposición noviolenta cubana en otro mito diferente al mito oficialista. No debemos idealizar a la oposición, sino, presentarla como pudiera presentarse cualquier otra corriente política, con sus características particulares, con sus defectos y con sus virtudes.

Se tiende a presentar a todos los que luchan contra la opresión como héroes intachables, eximios, casi elevados hasta las cumbres de Olimpo. Pero, aunque los opositores a un régimen autoritario, cerrado e intolerante, tienen algo de la esencia de la heroicidad, no son semidioses, son seres humanos que cometen errores, que poseen defectos, que también tiene virtudes.

Difícil y ardua ha sido, y es, la labor de los opositores cubanos, siempre colocados a las puertas de una prisión, por proclamar y exigir, lo que, en derecho internacional, no constituye delito alguno. Sufriendo vilipendios, denigrados con los más ofensivos epítetos, colocados en la marginalidad del ostracismo interno por el gobierno que los desprecia.

Hay elementos destacables en la historia de la disidencia u oposición interna. “Existe consenso entre los sociólogos políticos ─ anota Enrique S. Pumar[2] de que la fuerza de la sociedad civil se correlaciona positivamente con una transición pacífica a la poliarquía. Además, la tolerancia del régimen hacia su oposición es el mejor indicador de si ha habido o no reformas políticas significativas en Cuba hoy en día”. Estos dos factores presentes, a lo largo de toda la era del castrismo y del régimen impuesto por el Partido Comunista, marcan la contradicción fundamental presente en el desenvolvimiento político en la sociedad cubana. Así Pumar plantea dos preguntas claves: “1) ¿Es la oposición interna capaz de contribuir a la ruptura del régimen autoritario? (2) ¿Puede la sociedad civil política exacerbar la crisis de legitimación de Cuba e iniciar el proceso de transición?”

La respuesta a la primera pregunta de Pumar, se puede responder diciendo, hasta ahora no ha sido posible, y esto se debe a diferentes razones, la primera de las cuales es la total intolerancia de un régimen totalitario, donde se conjugan, en un mismo ente político, el fascismo con el comunismo, a cualquier manifestación de disenso o iniciativa independiente de los lineamientos oficiales. No hay enemigos pequeños para el régimen; cuando hace aparición algún movimiento que pudiera constituir un reto serio a su hegemonía, el régimen no escatimará acciones represivas y descalificadoras contra ese movimiento. Hará todo lo posible para debilitarle con la cárcel, el acoso constante a sus activistas, la infiltración de agentes provocadores en sus estructuras y el destierro. Así ocurrió con el Partido Pro Derechos Humanos de Cuba; así ocurrió con la organización Criterio Alternativo y ocurrió con el Movimiento Cubano de Jóvenes por la Democracia, y a la Unión Cívica Nacional, entre otras, hasta el punto de debilitarles hasta la extenuación o hacerles desaparecer por el procedimiento del destierro de sus líderes y activistas. Así fue el procedimiento seguido para hacer abortar el foro opositor de Concilio Cubano en 1996 y el empleado en la represión del 2003 para frenar el empuje opositor y la credibilidad creciente del periodismo independiente.

La segunda de las razones está en la dispersión de todo el movimiento opositor y en la incapacidad, hasta ahora mostrada, de llegar a un consenso de acuerdo unitario, cada uno disputándose la preeminencia sobre los otros, y la influencia perniciosa de las organizaciones de derecha radical del exilio con la pretensión de controlar todo el universo de la oposición interna.

Ahora bien, a la segunda pregunta formulada por Pumar se puede contestar afirmativamente. Sí es posible; pero para ello, los grupos opositores debieran abandonar el tribalismo, salir a hacer labor de proselitismo, para organizar el apoyo cívico, tanto activo como pasivo de la población; volcarse más hacia el interior, contar con el apoyo del exilio sin perder su propia autonomía, y ejercitarse en los procedimientos de las técnicas de la resistencia noviolenta desarrolladas por Gene Sharp y Srdja Popovic.

Frente a los intentos de anulación de la disidencia y de la oposición por parte del régimen, el disenso político se ha comportado como la Hidra de Lerna, por cada cabeza que se le corta aparecen más grupos enfrentados al régimen del PCC. Bien dice Enrique S. Pumar, cuando dice: “Los disidentes cubanos no son tan débiles e impotentes como afirman los expertos simpatizantes del régimen ni son tan robustos como afirman sus partidarios. Los disidentes han demostrado una enorme resiliencia”. Esa resiliencia, siempre presente, dentro de la oposición interna, permite generar un espacio para la esperanza.



[1] Algunas organizaciones, como el PPDHC, Bloque democrático José Martí de El Cubanito y el Partido Solidaridad Democrática llegaron alcanzar una integración que sumaban muchas centenas de adherentes

 

[2] Enrique S. Pumar. The Internal Opposition and Civil Society: An Assessment. (La oposición interna y la sociedad civil: una evaluación) https://www.ascecuba.org/c/wp-content/uploads/2014/09/v09-pumar.pdf]




lunes, 26 de abril de 2021

¿Embargo contra el régimen militar de Birmania (Myanmar)?

Mario J. Viera

 


El ejército de Birmania (Myanmar) asaltó el poder, el 1 de febrero, por medio de un golpe de estado. Frente a las masivas protestas populares de rechazo al golpe, el ejército ha respondido con brutalidad empleando balas de guerra contra los civiles en resistencia noviolenta y causando más de 300 asesinados. Europa ha impuesto sanciones económicas selectivas contra la junta militar en el poder. Estados Unidos ha impuesto también sanciones económicas y recientemente impuso una nueva ronda de sanciones contra dos empresas estatales con conexiones con las fuerzas armadas, las Myanmar Timber Enterprise y Myanmar Pearl Enterprise, representando a las industrias de madera y perlas del país, como fuentes de financiación para el ejército y su liderazgo.

 

Pero la gran fuente económica del régimen militar es el petróleo, operado por la Myanmar Oil and Gas Enterprise. Pero ¿Saben qué? ¡Cuidado! Una sanción contra esa empresa petrolera pudiera afectar algunos intereses económicos de la Chevron, el segundo mayor productor de petróleo y gas de Estados Unidos, y Chevron no quiere sanciones a la empresa petrolera birmana. Una cosa son los asesinatos, otra es el business, y hasta ahí, sí no se puede llegar. Como informa CANVAS Weekly Report, Chevron mantiene una relación de larga data con esa empresa birmana.    

 

Chevron dice que las sanciones podrían poner en peligro la viabilidad a largo plazo del campo de petróleo de Yadana, que ha sido operado en parte por Chevron desde la década de 1990”; y continúa informando CANVAS, El campo de petróleo de Yadana es una de las mayores fuentes de ingresos del Ejército, financiando hasta el 70% de sus operaciones en años pasados, según los analistas. Este año, se espera que Myanmar Oil and Gas Enterprise obtenga al menos 536 millones de dólares en ingresos, según EarthRights International. Además, Chevron y sus socios en el proyecto Yadana pagaron impuestos al gobierno birmano para poder operar en el país, al menos 120 millones de dólares en 2018”.

 

Chevrón está que arde y presiona a la administración Biden para que no imponga sanciones al oro negro de Birmania. Por supuesto, no se ha dictado un embargo contra los asesinos de Birmania; ¿acaso los embargos no son el medio efectivo para “salvar a un pueblo” de sus opresores? Quizá lo sean, siempre que no exista una empresa estadounidense que pueda verse afectada ligeramente con los postulados del embargo.

 

Para Birmania no han aparecido senadores Helms o Burton, ni hay un Díaz-Balart birmano, ni un Marco Rubio birmano, ni tampoco existe una poderosa comunidad birmana en Estados Unidos como fuente electoral. ¿Entonces qué? ¿Funcionan o no funcionan los embargos? Para Birmania no caben embargos… ¿Y en Cuba? Bueno en Cuba no ha derrocado al régimen de aquello que fue el castrismo y lo sigue siendo bajo el poder del Partido Comunista de Cuba. 


viernes, 23 de abril de 2021

Lecciones que debemos asimilar

Mario J. Viera

 


La resistencia en Rusia. Las protestas a favor de la liberación del opositor Alexei Navalny.

 

Como hace destacar el politólogo Fernando Mires, no se tratan de protestas dejadas al azar, a la espontaneidad. En las últimas manifestaciones de protesta, Mires anota tres elementos importantes que deben ser considerados a la hora de impulsar las técnicas de la Resistencia Noviolenta:

 

Primero, el muy alto grado de organización de las protestas. Segundo, sus dimensiones nacionales, incluyendo la “Rusia profunda” y sus bastiones putinistas. Tercero, la inmensa resonancia internacional.

 

Lo primero, ciertamente es ORGANIZACIÓN, trabajar entre las masas, impulsar la decisión de resistir y, sobre todo, la labor de proselitismo de manera directa y con auxilio de los recursos de las páginas sociales,

 

Lo segundo, alcanzar la masa crítica de participantes, de miles de participantes desplegados a lo largo y ancho del país.

 

Tercero, y como consecuencia de los dos anteriores, la inmernsa resonancia internacional. Respuesta internacional de apoyo a la causa, solo es conseguible con actos poderosamente masivos de protestas, de resistencia y continuados.

 

Unidad de empeño y trabajo constante, inteligente y realista para captar apoyos.

 

Mientras esto no se intente en Cuba, el régimen opresor del PCC continuará

 

Tal como dijera Angela Merkel, el 21 de abril, ante el Consejo Europeo, en Strasburgo, y que cita Mire: “Los ciudadanos no pueden ser (propiedad) del estado” (…) “los derechos humanos son el núcleo fundamental de la constitución en los estados democráticos”. Para dejar de ser cosa, dejar de ser propiedad de un gobierno opresor, intolerante y fracasado, se impone la resistencia; la resistencia dirigida y organizada, no la espontaneidad, ni las labores de beneficencia. Acción inteligente, callada soterrada, pero constante. No hay más modos.


sábado, 17 de abril de 2021

¡Despierten, timoratos, Raúl Castro les habla!

 Mario J. Viera

 


¿Todavía creen en cambios y reformas? ¿Todavía creen en aperturas dialoguistas? ¡Pues despierten, que Raúl Castro les responde!

 

Siempre el informe central, ante cualquier congreso del Partido Comunista de Cuba, representa las proyecciones que se esperan impulsará el PCC hasta el siguiente congreso. Son interesantes los pronunciamientos del presente informe central. ¡No tiene desperdicios!

 

Para todos aquellos que confían en proyectos cívicos para implantar reformas económicas, más amplias que las tímidas ya puestas en práctica por el régimen, lo mejor que pudieran hacer es abrir bien los ojos. En cuanto a la ampliación de las licencias para la actividad privada, el “cuentapropismo”, hasta más de 2000, decisión esta, que algunos, según afirma Castro en su informe central, que “sueñan con la restauración capitalista en el país y la privatización masiva de la propiedad (…) sobre los principales medios de producción” critican y califican de insuficiente, Sí porque es el egoísmo, la codicia y el afán de mayores ingresos lo que les alienta “para desear que se inicie un proceso de privatización que barrería los cimientos y las esencias de la sociedad socialista”.

 

¿Que se permita la importación comercial privada? ¡De ninguna manera! Eso es como pretender “hacer estallar el principio socialista del monopolio del Estado sobre el comercio exterior”. “Hay límites que no podemos rebasar”, advierte Raúl Castro,porque las consecuencias serían irreversibles y conducirían a errores estratégicos y a la destrucción misma del socialismo”. Tomen nota aquellos que creen poder establecer un diálogo cívico con el PCC: ¡Hay límites que no se pueden rebasar!  Es más, si hay desabastecimiento, pues, ¡Nada! “hay que acostumbrarse a vivir con lo que tenemos”.

 

¡Oigan! si quieren dialogar, tengan presente, “que las decisiones en la economía en ningún caso pueden generar una ruptura con los ideales de justicia e igualdad de la Revolución y mucho menos debilitar la unidad del pueblo en torno a su Partido. El partido es sagrado, nadie tiene derecho a blasfemar lo sagrado. Ahí está el Artículo 5 de la Constitución, como grabado en bronce, es que su “redacción íntegra es obra personal del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, se mantuvo en la actual, con idéntico número y contenido que, en la promulgada en 1976, consagra al Partido Comunista de Cuba como la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia la construcción del socialismo”.

 

¡Vamos, señores, lo sagrado es sagrado! Así que no vengan pidiendo que se derogue el Artículo 5 de la Constitución, porque ese artículo fue redactado por el “retoño martiano” el “Padre de la Patria”, el Comandante en Jefe, aunque solo sea cenizas, Fidel Castro. Recuerden que hay límites que no se pueden rebasar. La unidad del pueblo con el partido, ¡por Dios!, “debe cuidarse con celo y jamás aceptar la división entre revolucionarios bajo falsos pretextos de mayor democracia, pues ese sería el primer paso para destruir desde adentro la propia Revolución”. ¿Mayor democracia? A quién se le ocurre. ¿Libertad de expresión? Sí, si se emplea en favor del PCC. ¿Libertad de prensa? Solo si se le cantan loas al PCC y al gobierno; todo lo demás son solo “falsos pretextos de mayor democracia”.

 

No hay vueltas de hoja: “Se ha redoblado el programa de subversión e influencia ideológica y cultural dirigido a desprestigiar el modelo socialista de desarrollo y presentándonos como única alternativa la restauración capitalista”. ¡Cuidado cuando se pida diálogos cívicos con el PCC, porque lo que se lleve al diálogo pudiera ser considerado como “programa de subversión e influencia ideológica y cultural!”. Es que los malvados gringos le están dando “prioridad a las acciones dirigidas a los jóvenes, mujeres y académicos, al sector artístico e intelectual, los periodistas, deportistas, personas de la diversidad sexual y las religiones”. Aunque “la contrarrevolución interna, que carece de base social, liderazgo y capacidad movilizativa, continúa decreciendo en la cantidad de sus miembros y el número de acciones de impacto social, concentrando su activismo en las redes sociales e Internet, se cuenta, por si acaso, con la Ley 75, y la “concepción estratégica de la Guerra de Todo el Pueblo mantiene plena vigencia”, 

 

El pequeño Castro acude a la nostalgia, al recuerdo del gran líder, y repite lo que este, años atrás dijo: “¿Saben ustedes lo que le da seguridad a la Revolución? El Partido. ¿Saben ustedes lo que le da perennidad a la Revolución? El Partido. ¿Saben ustedes lo que le da futuro a la Revolución, lo que le da vida a la Revolución, lo que le da porvenir a la Revolución? El Partido. Sin el Partido no podría existir la Revolución”. Por supuesto, muy bien se pudiera sustituir la palabra revolución por la palabra dictadura y el mensaje quedaría con el mismo sentido. Mientras el PCC se mantenga en el poder, la dictadura no dejará ser. Y no habrá modo de arrancarle el poder al PCC. mediante diálogos cívicos. El PCC y la dictadura son consustanciales a un mismo ente de poder. Por tanto, timoratos que sueñan con diálogos “democratizantes” y “cívicos”, ¡Despierten, ya el PCC les ha respondido!

viernes, 16 de abril de 2021

UN ANALISIS CRITICO DEL MANIFIESTO 27N

 Mario J. Viera

 


Aquel impulso del 27 de noviembre del pasado año, iniciado con la plantada de más de 300 jóvenes artistas e intelectuales frente a la sede del Ministerio de Cultura de Cuba, generó el renacer de una esperanza, ya casi perdida por décadas de la intolerancia política de la alta dirección del Partido Comunista de Cuba (PCC).

 

El 27 de noviembre fue, como el retorno a los inicios de la lucha en Cuba en pro de los derechos humanos iniciada por el Comité Cubano Pro Derechos Humanos, fundado por Ricardo Bofill, y dirigido a una confrontación al régimen, civilista y noviolenta. Ayer, como hoy lo proclama el movimiento 27 de Noviembre, fue la expresión de una voluntad de participación, en aquel presente, y en el futuro de Cuba.

 

El pasado 12 de abril, el N27 hizo público un manifiesto pletórico de idealismo y buenas intenciones, donde, de manera sucinta, exponía sus lineamientos y fundamentos generales, tales como, la búsqueda de “un país inclusivo, democrático, soberano, próspero, equitativo y transnacional”; la libre expresión que “no constituya un acto de valentía, sino que sea una consecuencia natural del pensamiento autónomo”; alcanzar una sociedad “donde no exista el odio político, la violencia policial, la represión, la censura, la manipulación mediática, la violación de la privacidad, los actos de repudio; en fin, las prácticas abusivas de poder ejercidas por una dirección política centralizada, militar y partidista, que discrimina y anula a quienes disienten, violando sus derechos humanos”; es decir, “construir un país más digno y justo para todos los cubanos”.

 

Como sus fundamentos básicos, el Manifiesto del 12 de abril, expone: 1.- comunidad abierta, diversa, impulsada principalmente por jóvenes artistas e intelectuales. 2.- rechazo al “verticalismo de liderazgos tradicionales” a favor del liderazgo horizontal. 3.- movimiento no político, sino cívico. 4.- Actuar de manera pública: “No actuamos en secreto pues nada ilegal hacemos”. 5.- accionar “cívico, pacífico, solidario, dialogante”. 6.- No existen fines de lucro ni influencia de intereses extranjeros u organizaciones políticas”. 7.- Ajustados en el “principio político y jurídico, recogido en la Carta Internacional de Derechos Humanos, así como en la Constitución de la República de Cuba aprobada el 19 de abril del 2019”,  

 

Vistos estos pronunciamientos de manera superficial, atraen, resultan hasta simpáticos; pero cuando se analizan, de modo más profundo, se puede llegar a otras conclusiones de carácter pragmático, que no coincidirán necesariamente con los pronunciamientos del Manifiesto N27. Primero, ¿existe una total contradicción entre propuestas cívicas y accionar político? Es posible que algunas propuestas cívicas, que aspiren a la formación de “un país inclusivo, democrático, soberano, próspero, equitativo, donde no exista el odio político”, pudiera alcanzarse por medio del diálogo abierto entre la población, con educación y cultura de civilidad, con llamados de consejos a un gobierno electo democráticamente, con propuestas de reformas; pero, si además se aspira a suprimir “la violencia policial, la represión, la censura, la manipulación mediática, la violación de la privacidad, los actos de repudio; las prácticas abusivas de poder ejercidas por una dirección política centralizada, militar y partidista, que discrimina y anula a quienes disienten, violando sus derechos humanos”, ¿solo con métodos exclusivamente cívicos se puede alcanzar este propósito?

 

Cuando se trata del poder de una dirección política centralizada, militar y partidista, como es el Partido Comunista de Cuba; cuando se trata de un gobierno cerrado a todo concepto de civilidad, como es el existente en Cuba, bajo el régimen del PCC, ya el tema es completamente diferente. Se trata de hechos eminentemente políticos que deben ser resueltos por medios políticos, pero no por los medios políticos tradicionales, propios de sociedades democráticas, de luchas parlamentarias, de campañas mediáticas y electorales. Un sistema totalitario no admite diálogos, ni aperturas democráticas de libre expresión, y libertad de prensa, solo exige obediencia, fidelidad y unidad en torno a su poder. El Partido Comunista no admite quiebras en su muro de poder. ¿Reformas? Solo las que nacen de sus propios congresos dirigidas a mantener su poder monolítico.

 

Estas propuestas del 27N son una simple manifestación de idealismo y de puerilidad política. Para alcanzar reformas democráticas frente al despotismo del PCC se requiere primero demoler su régimen y alcanzar el poder político.

 

¿Qué más? El M27 se propone como una comunidad abierta y diversa, lo que no está mal, y lo que debieran proponerse todos los grupos y todas las organizaciones opositoras y disidentes al interior de Cuba, para que, en las mismas, pueda “formar parte cualquier ciudadano cubano, independientemente de su ideología, ocupación, lugar de residencia, etc., siempre que lo acompañe la honestidad, el civismo y el respeto hacia la libertad de expresión”.

 

Muy bien también es su propuesta de no perseguir fines de lucro y de no admitir “influencia de intereses extranjeros u organizaciones políticas”, un rechazo implícito al plattismo, a los que viven de los subsidios federales concedidos a organizaciones “sin fines de lucro” del exilio, y a la manipulación por parte de las organizaciones de derecha radical del exilio.

 

Muy adecuado el rechazo que hacen al “verticalismo de liderazgos tradicionales”, lo que significa ser partidarios del liderazgo horizontal. Concepto este válido y correcto. No obstante, existe un error de interpretación en estos dos conceptos. Y lo explico. Todo movimiento, sea este cívico, político, ambientalista, el que sea, requiere de un centro de dirección, que organice, coordine e impulse las acciones de ese movimiento. Sin ese centro de dirección, no existe organización. El liderazgo horizontal conlleva la posibilidad de que, los núcleos de activistas, no estén impedidos de tomar iniciativas, acordes con las condiciones presentes en determinados momentos y lugares, pero siempre, y en todo caso, esas iniciativas no pueden colidir con los lineamientos básicos de la organización. Un ejército en combate cuenta con un Estado Mayor que elabora la estrategia de acción, dirige las operaciones y coordina con los mandos inferiores. Esos mandos inferiores, actúan de acuerdo a la estrategia establecida; sin embargo, durante las operaciones de combate, los oficiales a cargo, en la primera línea, puede acometer iniciativas dirigidas a detener la ofensiva enemiga o reaccionar ante una situación inesperada. Eso es, liderazgo horizontal.

Desconocer el principio básico de un centro de dirección a favor del debate y la generación de consensos, respondiendo a la diversidad de la membresía, sin el control de un órgano superior, no precisamente propicia “prácticas más democráticas”, sino un verdadero embrollo para la toma de decisiones en colectivo, dentro de los diversos grupos de trabajo, sin importar que se realicen “bajo una dialéctica constante”, o lo que es lo mismo, bajo un mecanismo “constante” de dialogar y discutir para llegar a acuerdos. Todo un divertimento intelectualista.

 

Por último, el Manifiesto pone su basamento en un “principio político y jurídico basado en dos fuentes de derecho; una de estas fuentes es la Carta Internacional de Derechos Humanos. Ahora bien, la segunda fuente de derecho a la que hacen alusión directa, constituye un verdadero suicidio político, la Constitución originada, redactada y aprobada dentro del Buró Político del PCC y ratificada por medio de un referendo amañado y puesta en vigor el 19 de abril de 2019. De hecho, el 27N legitima esa Constitución y se ve compelido a aceptar todos sus postulados, incluyendo lo dispuesto en sus artículos 4 y 5.

MANIFIESTO 27N

 12 de abril de 2021

 


El 27 de noviembre de 2020 más de trescientos intelectuales, artistas y periodistas acudimos al Ministerio de Cultura para exigir el reconocimiento de nuestras libertades y derechos ciudadanos; y para expresar el rechazo a la violencia de Estado, sostenida por años e incrementada en los últimos meses. El detonante de esta manifestación fueron los hechos ocurridos en el barrio San Isidro la noche anterior. De la necesidad de continuar el camino de reclamos que se inició aquel día, y de la voluntad de participar en el presente y futuro de Cuba, surge el 27N.

 

Somos una comunidad abierta, diversa, impulsada principalmente por jóvenes artistas e intelectuales, reunida por el azar y cohesionada por el deseo de construir un país más digno y justo para todos los cubanos. Constituidos de manera horizontal, intentamos sustituir el verticalismo de liderazgos tradicionales por medio del debate y la generación de consensos que respondan a la diversidad de su membresía y no a la unanimidad de criterios, lo que propicie prácticas más democráticas, plurales e inclusivas. No somos una organización o movimiento político sino cívico, contamos con la creación artística y el trabajo intelectual como principales herramientas. Mediante decisiones tomadas en colectivo y bajo una dialéctica constante, nos organizamos por grupos para trabajar, los cuales son integrados voluntariamente por activistas según su disponibilidad de tiempo, sus talentos y habilidades, sin que ello implique jerarquía ni privilegio dentro de esa comunidad que crece cada día y de la que puede formar parte cualquier ciudadano cubano, independientemente de su ideología, ocupación, lugar de residencia, etc., siempre que lo acompañe la honestidad, el civismo y el respeto hacia la libertad de expresión. No actuamos en secreto pues nada ilegal hacemos, visibilizamos nuestras ideas en nuestras plataformas digitales. No aceptamos pronunciamientos discriminatorios, que fomenten el odio político ni que atenten contra las libertades y derechos defendidos por nuestra comunidad. Nuestro accionar es cívico, pacífico, solidario, dialogante, comprometido con los sufrimientos de la sociedad cubana actual y con sus aspiraciones de un futuro de democracia y bienestar. No existen fines de lucro ni influencia de intereses extranjeros u organizaciones políticas, solo rige la voluntad de la ciudadanía cubana.

 

Basamos nuestra existencia en el principio político y jurídico, recogido en la Carta Internacional de Derechos Humanos, así como en la Constitución de la República de Cuba aprobada el 19 de abril del 2019, de que los ciudadanos de un Estado deben tener garantías para disfrutar con igualdad plena de todos los derechos y libertades, sin distinciones de raza, color, género, identidad sexual, posición política, nivel de acceso económico, origen social, lugar de nacimiento, religión, situación de discapacidad y cualquier otra condición. Hacemos valer de este modo nuestro derecho a expresarnos, asociarnos y manifestarnos libremente, condenando ante Cuba y el mundo cualquier hecho que atente contra esos derechos humanos. Exigimos al gobierno cubano que se haga responsable en su administración de escuchar a la ciudadanía y que fomente la paz y el respeto a nuestros derechos.

 

El país que soñamos

 

Queremos un país inclusivo, democrático, soberano, próspero, equitativo y transnacional.

 

Deseamos una nación donde expresarse libremente no constituya un acto de valentía, sino que sea una consecuencia natural del pensamiento autónomo. Donde no exista el odio político, la violencia policial, la represión, la censura, la manipulación mediática, la violación de la privacidad, los actos de repudio; en fin, las prácticas abusivas de poder ejercidas por una dirección política centralizada, militar y partidista, que discrimina y anula a quienes disienten, violando sus derechos humanos.

lunes, 12 de abril de 2021

¿UN NUEVO PACTO DEL ZANJON?

 Mario J. Viera

 


José Daniel Ferrer ha levantado su huelga de hambre y retorna a sus actividades de auxilio a personas necesitadas en Santiago de Cuba. Ya, en la cocina de su vivienda, comienzan a elaborarse los alimentos que su organización, UNPACU, reparte. Madre Teresa de Calcuta se sentiría muy feliz ante tal cristiana labor. La Mesa de Unidad de Acción Democrática (MUAD) celebró como "una victoria de la UNPACU y de la razón" el cese del cerco policial, según se comenta en Diario de Cuba. Es que la MUAD es también muy cristiana y es capaz de ofrecer la mejilla izquierda a quien le abofetee su mejilla derecha; recuérdese que Ferrer, en junio de 2016, se separó de la MUAD.

 

La Mesa de Unidad de Acción Democrática, según sus propios postulados, prioriza el diálogo y el consenso, como fundamento de un nuevo contrato social, “en el que todos seamos vencedores”, de acuerdo con lo establecido en su programa mínimo Todos Cabemos, la MUAD se manifiesta en contra de la represión social, la persecución política, la discriminación de cualquier signo, y, reclama, la restitución de los derechos laborales y económicos al conjunto de la ciudadanía. Exige la inmediata ratificación de los Pactos Internacionales de Derechos Humanos y su aplicación rigurosa como demanda esencial, definidos por esos pactos, el respeto de sus disposiciones, y la coincidencia del país en torno a sus aspiraciones aparecen, para la MUAD, como un punto de inicio inequívoco en la restauración de la esperanza colectiva de una Cuba donde “todos, y cada uno de los cubanos, cabemos”. Obsérvese bien este último enunciado: “todos, y cada uno de los cubanos, cabemos”. ¿Todos, sin exclusión?

 

Cuando analizamos los postulados de la MUAD, podemos apreciar que sobra uno de sus objetivos y falta el más importante que debiera haber estado incluido. Ese objetivo, ignorado, omitido es la decisión de alcanzar el poder, objetivo este a priorizar, por encima de la propuesta de diálogo y consenso. El fundamento de un nuevo contrato social, bajo un régimen de dictadura totalitaria, reacia al diálogo, opuesta a cualquier propuesta de reformas democráticas, es la toma del poder político y, luego de alcanzar ese poder, entonces. y solo entonces, es posible priorizar la supresión de la represión social, la persecución política, la discriminación de cualquier signo; asegurar la restitución de los derechos laborales y económicos al conjunto de la ciudadanía, y la inmediata ratificación de los Pactos Internacionales de Derechos Humanos y su aplicación rigurosa. Sin ese principio básico y medular, la MUAD es solo una organización de carácter civilista y no una definida claramente como organización política con proyecciones políticas. El civilismo solo se conjuga por medio de reformas; lo político, en cambio, se conjuga como lucha para alcanzar el poder.

 

Con solo el hecho de hacer obras de caridad, o solicitar y confiar en utópicos diálogos con la dictadura, no se llega al poder político.

 

Diálogo; ahora parecen estar de moda los proyectos dialoguistas. Tanto la Mesa de Unidad de Acción Democrática como el Movimiento San Isidro (MSI) se inclinan a buscar soluciones por medio del diálogo: Así lo entiende la MUAD: "Insistimos en el diálogo de la manera que está consignado en nuestro Programa Todos Cabemos, donde declaramos nuestra voluntad de conseguir establecer un diálogo nacional inclusivo que promueva y facilite la aplicación de los derechos reconocidos en los Pactos Internaciones, recogidos en la Carta Internacional de Derechos Humanos, incluyendo los de la Organización Internacional del Trabajo".

 

Así lo ve el MSI: "Lograr soluciones pacíficas y cívicas es parte inalterable de la misión de nuestro movimiento. Lo único que queremos que abunde en Cuba es la prosperidad, el progreso y el respeto a nuestra dignidad como seres humanos libres. No apostamos por el conflicto, proclamamos la paz".

 

En marzo, como reportó, el pasado 15 de marzo, el diario virtual 14 y Medio, el MSI lanzó una plataforma para convocar a un “diálogo nacional" con todos los actores de la sociedad, incluyendo el Gobierno, y construir una Cuba que represente "un hogar seguro para todos", además de superar la grave crisis que padece la nación a través de "soluciones pacíficas y cívicas".

 

Aseguró 14 y Medio que, Luis Manuel Otero Alcántara puso sobre la mesa el dilema, al declarar que "no puede haber un diálogo en Cuba sin la parte sistémica, sin la parte régimen", pero que ello "tiene que ser con carácter". No obstante, continúa 14 y Medio, al día siguiente, el MSI aclaró que "el Gobierno cubano jamás ha querido hablar con las y los cubanos" y que la propuesta de diálogo "no lo incluye". "Esto es un diálogo ciudadano para debatir entre nosotros el futuro de nuestro país". ¿Solo eso?

 

Soluciones por medio del diálogo; reformas por medio del diálogo, ¡Nada nuevo en Cuba! La historia recoge otro intento de diálogo adelantado por los independentistas a la búsqueda de un armisticio en la Gran Guerra iniciada el 10 de octubre de 1868. Fue entonces un diálogo que, cuando el Comité del Centro decidió no seguir apostando por el conflicto y proclamar la paz, concluyó en un pacto, firmado por los mambises, con el general español Arsenio Martínez Campos, el 11 de febrero de 1878: El Pacto del Zanjón.

 

¿Qué motivó que el campo mambí diera los pasos para un diálogo con Martínez Campos? La guerra se extendía por años con gran desgaste del impulso insurrecto. No se lograba doblegar al ejército peninsular y se manifestaban, dentro del mambisado, los mismos males endémicos, casi congénitos, que marcan a los cubanos, un significante regionalismo presente en el Ejército Libertador, divisiones y pugnas internas, y un apoyo escaso de parte de la emigración. ¡En fin, desencanto y frustración!

 

¿Qué se obtuvo con aquellos diálogos que generaron el Pacto del Zanjón? No se alcanzó la independencia ni se abolió la esclavitud. En cambio, solo se concedieron algunos exiguos derechos, como el de elegir diputados a las cortes españolas, algo así como autorizar elecciones libres para elegir delegados a la Asamblea Nacional del Poder Popular; amnistía para los delitos políticos desde 1868 y libertad de los encausados o que se hallasen cumpliendo condena e indulto general a los desertores españoles; incluyendo la libertad a los esclavos y colonos asiáticos que se hallaban en las filas insurrectas. Además, se reconocía el derecho de emigrar que, todo el que deseara marchar fuera de la isla quedaba facultado para ello, y se le proporcionarían por el Gobierno de España los medios de hacerlo; algo así como un autodestierro.

 

¿Partidos políticos? Los que ya existían en el país. los autonomistas y los reformistas, ningún otro que exigiera la independencia política.

 

Solo Antonio Maceo rechazó aquel vergonzoso diálogo y aquel denigrante pacto de rendición, y a Martínez Campos, en un encuentro que hubo entre ellos, el 15 de marzo de 1878, le dijo en propia cara: “¡El 23 se rompe el corojo!”

 

¿Diálogos? ¿Obras de caridad para alimentar a los necesitados? ¡No, hay que dejar todo eso a un lado y decidirse, como Maceo, a romper el corojo! Romper el corojo con la resistencia noviolenta dirigida a la conquista del poder político.

viernes, 9 de abril de 2021

SOBRE LA HUELGA DE HAMBRE DE LA UNPACU

 Mario J. Viera

 


Ya han demostrado ser capaces de entregar la vida en defensa de sus derechos. Ya han demostrado el desprecio que a la vida da un régimen tiránico y prepotente. Ya la denuncia está ahí, en esa larga y destructiva huelga de hambre que mantienen José Daniel Ferrer y 30 miembros de la organización opositora de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU). Ya es hora de detener ese sacrificio que, a la larga, pudiera ser fatal.

 

Es hora de continuar viviendo. Vivir para enfrentar a la dictadura. Vivir para hacer labor de proselitismo, de orientar, de razonar, no con los tiranos, sino con el pueblo. Vivir para encender la llama de la rebelión civil, de la desobediencia civil, para organizar la resistencia noviolenta, Hay que continuar viviendo. No siempre morir por la patria es vivir y siempre es mejor vivir para la patria, decidirse a vivir para derrocar a la dictadura, aunque en el empeño se entregue la vida.

 

El mundo les escucha, posiblemente el mundo condenará al régimen opresor del Partido Comunista de Cuba (PCC), si los huelguistas mueren en el empeño terrible de someterse a la inanición. Solo será eso, críticas, notas periodísticas, alguna que otra denuncia en el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU, y… ¡La dictadura continuará!

 

Cuando se muere por decisión propia frente a los desmanes de una dictadura. es como si se desertara de la lucha. Hay que vivir. Los muertos por la libertad son memorias gloriosas, pero los muertos, muertos están. Hay que seguir viviendo, para seguir combatiendo, que sean los tiranos los que nos asesinen bajo sus balas.