Mario J. Viera. Punta Gorda Florida
Del libro en preparación Amigos, Aliados y Enemigos
¿Por qué, al poco tiempo de asentarse en
la sierra, Castro decidió enviar a Faustino Pérez para encargarse de la
Coordinación Nacional del 26 de Julio y no designó para esa función a Frank
País que ya había demostrado su capacidad organizativa y su disposición para
acometer acciones de gran riesgo?
Faustino Pérez era un hombre intranquilo,
impaciente, y terco y empecinado. Carecía de los atributos que distinguen a un
conductor de gentes. Sin embargo Castro lo había aceptado como miembro de la
Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio y del Estado Mayor de la
guerrilla y lo enviaba a cumplir una tarea, que si bien podía cumplir, también
hubiera sido ejecutada, posiblemente con mayor meticulosidad, por Frank País.
“La
determinación de enviar a Faustino a cumplir tan importante misión ─
considera el historiador Reynaldo Suarez ─ no
es casual. El trabajo que durante meses Faustino había desarrollado como
miembro de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio, le otorgaban el
conocimiento, los vínculos y la autoridad suficiente para desempeñar con un
margen muy alto de éxito la labor de reorganización del Movimiento”[1]. No obstante, estas
condiciones estaban presentes en Frank País, salvo que no era uno de los
oficiales que formaban parte en el Estado Mayor. Hay que tener en cuenta además
que Faustino no contaba con muchas simpatías entre algunos de los dirigentes
urbanos del 26 de julio, por sus maneras bruscas y precipitadas, algo que no ocurría
con Frank País. El mismo Reynaldo Suárez reconoce que Aldo Vera fue un
“irreconciliable detractor de Faustino y de la Dirección Nacional” junto con
Odón Álvarez de la Campa, su mano derecha.
Castro, no cabe dudas de ello, conocía la
valía de Frank País; pero había una gran diferencia entre este y Faustino Pérez
y esto no escapaba a su sagacidad política. Frank era analítico, razonaba y
argüía las órdenes aportando sus propios criterios aunque luego, por su
acendrada disciplina, las acatara y esto podría ser, desde su punto de vista,
inconveniente; en cambio, Faustino no discutía, acataba las órdenes sin
analizarlas. Su astucia le indicaba que nada sería mejor para sus planes que
mover unida aquella dispar yunta humana. Los dos hombres tenían una gran
capacidad organizativa y poseían un valor y coraje probados en diferentes
circunstancias.
El 28 de diciembre, veintitrés días
después del desastre de Alegría del Pío, Faustino junto a Frank, arriba a La
Habana para reestructurar el Movimiento 26 de Julio desestabilizado luego de la
fallida operación de entretenimiento para el apoyo del desembarque del Granma y
las noticias no confirmadas de la muerte de la mayoría de los expedicionarios
incluida la de Fidel Castro. Faustino quedaría entonces como coordinador del 26
de Julio en La Habana en sustitución del atacante del Moncada que fuera
detenido por Sarría junto a Castro en la zona de la Gran Piedra, José “Pepe”
Suárez.
Más que esta tarea el objetivo principal
encargado a Faustino Pérez era buscar a un periodista que visitara la sierra
con el propósito de divulgar que Fidel Castro estaba vivo y que el movimiento
guerrillero se mantenía en armas. Luego de varias gestiones, Faustino logra
contactar con el reportero del New York Times Herbert L. Matthews, quien accede
a emprender la aventura de viajar a la cordillera oriental para entrevistar al
astuto caudillo guerrillero.
El 17 de febrero tras pasar diferentes
peripecias se produce el encuentro con la guerrilla de Fidel Castro en casa de
Epifanio Díaz, uno de los campesinos de la red de apoyo organizada por Celia
Sánchez, en Los Chorros, al sur del Purial de Jibacoa, en la vertiente norte de
la Sierra Maestra.
Vilma Espín, una “burguesita” que había
estudiado en una universidad de Estados Unidos y que se rumoraba que había sido
amante de Frank País actuó junto con Javier Pazos de traductora en la
entrevista. Ernesto Guevara refiriéndose a esta entrevista anotó en su Diario:
No
presencié la entrevista, pero según los cuentos de Fidel el hombre se mostró
amigable y no hizo preguntas capciosas. Hizo a Fidel la pregunta de que si era
antimperialista, contestando él que sí lo era, en el sentido de ambicionar
despojar a su patria de las cadenas económicas, pero no en el odio a los
EE.UU., y su pueblo. Fidel se quejó de la ayuda militar prestada a Batista,
haciéndole ver lo ridículo (que era) pretender que esas armas eran para la
defensa del continente cuando no podían acabar con un grupo de Rebeldes en la
Sierra Maestra.
Tras la partida del reportero del New York
Times Castro se reúne con los dirigentes del 26 de Julio, Raúl Castro, Frank
País, Celia Sánchez, Armando Hart, Haydée Santamaría, Faustino Pérez y Vilma
Espín. Asunto a tratar: Suministro de hombres y de armas para fortalecer a la
guerrilla. Esto es afirmado por Reynaldo Suarez: “Acordaron organizar en Santiago de Cuba un refuerzo de hombres y armas
para la guerrilla y crear una sostenida red de apoyo a la guerrilla desde el
llano: logística y financiera. El llano debía enviar los alimentos, armas,
pertrechos, y hombres”. Para luego asegurar: “Decidieron crear un segundo frente guerrillero en El Escambray”[2]. ¿Hasta dónde esto es
cierto?
Los cronistas dan diferentes versiones
sobre este tema. El mismo historiador oficialista Reynaldo Suarez, asegura que
Faustino Pérez había propuesto abrir un frente guerrillero en el Escambray,
argumentando que en la zona que preveía comenzara a operar, el Movimiento ya
poseía situadas algunas armas que corría el riesgo de perderlas en el traslado.
Ese nuevo frente quedaría bajo su propia
jefatura[3].
No obstante, el mismo Reinaldo Suárez
atribuye a Frank País la idea de abrir un Segundo Frente Oriental en la Sierra
Cristal al que le había dedicado mucha de su energía[4].
Por su parte, Alejandro Prieto Blanco asegura que Frank “había planteado la
necesidad de crear un Segundo Frente Oriental, para que el ejército de Batista
tuviera que dividir sus fuerzas y así no podía concentrar sus operativos y
recursos sobre la Sierra Maestra”[5].
Es posible que la idea de abrir un nuevo
frente de combate del 26 de Julio, habría sido considerada entre Frank País y
Faustino Pérez durante el tiempo que compartieron labores desde finales de
diciembre hasta el mes de febrero cuando fueron convocados a la Sierra Maestra
para una reunión de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio. Es
posible también que esta idea la hubieran considerado conjuntamente con Armando
Hart y que se decidieran proponerla en el marco de la reunión del 17 de
febrero. Frank, abrir un segundo frente en Sierra Cristal en el extremo norte
de la provincia de Oriente y situada al Norte de Santiago de Cuba, un lugar muy
a propósito para servir de enlace con las células urbanas del 26 de Julio.
Faustino, conocedor de la zona de Zaza del Medio, de donde era natural, ubicada
cerca de Sancti Spíritus y del Escambray, se decidiría por estas montañas para
abrir un frente guerrillero enclavado prácticamente en el centro de la isla.
Sin embargo Castro rechazó firmemente
ambas propuestas. Primero había que garantizar la supervivencia de su guerrilla
y segundo, sus verdaderas intenciones, impedir la posibilidad de surgir un
nuevo comandante guerrillero que pudiera hacerle sombra, ya fuera este su fiel
Faustino o fuera el analítico Frank. En la filosofía particular de Castro no
existe la palabra pacto; solo existe el concepto de “alianza” entendida como
asimilación hegemónica bajo su mando. Castro no busca aliados en el real
sentido semántico de la palabra, no puede aceptar que existan “aliados”
actuando, con el mismo propósito pero de motu
proprio.
Está documentado que ya Frank desde los
primeros contactos con Fidel Castro en México tenía en mente la necesidad de
abrir un frente guerrillero además del que impulsaría Castro en Oriente.
Armando Fleites y Roger Redondo, comandante y capitán de la guerrilla del
Escambray destacan que en julio de 1957 ya se había abierto el frente
guerrillero del Escambray a cargo del “comandante
Lázaro Artola —muy vinculado al dirigente Frank País— y un grupo de
combatientes del 26 de julio (en) las Montañas de Banao, Sancti Spíritus”[6]. Por otra parte Félix José
Hernández[7], citando el testimonio del
ex guerrillero del Escambray Miguel García Delgado, dice:
Lázaro Artola tenía contacto
con Frank País, desde la organización A.R.O. (Organización Revolucionaria
Oriental), en la que ambos militaban y
eran dirigentes estudiantiles. Frank País viajó a Camagüey para
informarle a Artola que tomaría un avión de Camagüey a Miami, y de allí a
Méjico, para hablar con Fidel Castro.
Regresó Frank por esa misma vía y parecía que ya traía la orden de
ocupar el cargo de jefe de acción del Movimiento 26 de Julio en toda Cuba y de
organizar un alzamiento en el Escambray.
Artola se ocuparía de ello… Lázaro Artola
se trasladó a su pueblo de Sancti Spiritus y junto
a otros espirituanos se dio a la tarea de fundar un frente guerrillero en la
zona de Banao. Artola no recibió
apoyo de la dirigencia del Movimiento 26
de Julio de Las Villas, ya que sus jefes consideraban que las guerrillas en el
Escambray no eran factibles, por lo
cual con la ayuda de sus amigos y familiares se alzó en armas en el municipio
de Sancti Spiritus.
Frank
no pudo ver realizado su propósito de abrir un segundo frente guerrillero pues
moriría, asesinado en Santiago de Cuba el 30 de julio de 1957, sin haber tenido
noticias del alzamiento de su colaborador Artola en Banao; como tampoco pudo
ver cristalizada su idea de crear un frente en Oriente como le había ordenado a
René Ramos Latour ya que por causas imprevistas no pudo ser cumplido este
proyecto.
En
la reunión realizada en la vivienda del campesino Epifanio Díaz, se acordó que
Frank organizaría un grupo de hombres para reforzar a la raquítica tropa de
Castro en la Sierra Maestra. Frank cumplió fielmente este acuerdo enviando a 50
hombres que eran concentrados en un marabuzal de la finca La Rosalía (a unos
diez kilómetros de Manzanillo) por Celia Sánchez, Guerra Matos y René Llópiz a
medida que desde el 26 de febrero iban llegando. Al frente de aquel contingente
de refuerzos Frank colocó a Jorge Sotús Romero, uno de los combatientes del 30
de septiembre. En ese mismo contingente estaba también René Ramos Latour. A
partir de ese momento comenzarían las confrontaciones con Ernesto Guevara.
“El Che ─ asegura Manuel Prieres ─ será un sistemático instigador de las
discrepancias entre El Llano y La Sierra y esto le granjeará numerosas
discusiones con el joven capitán Jorge Sotús -miembro del Estado Mayor
guerrillero enviado por Frank País junto con 40 jóvenes a apoyar a Fidel Castro
en La Sierra- porque éste (Sotús)
tiene sus propias ideas de cómo llevar la lucha, las cuales no congenian con
las del Che”[8].
Guevara con sus maquinaciones logra
finalmente que la mayoría de los hombres de Sotús se devolvieran a Santiago,
según Manuel Prieres, con el pretexto de que no estaban acostumbrados a las
penalidades de las serranías. De este modo, en menos de sesenta días Castro
envió a Sotús “a una innecesaria misión al extranjero, hecho que disgustó
profundamente a Frank País”[9].
Prieres
afirma que a la muerte de Frank País, “será
el propio Che quien le sugerirá a Fidel que el sucesor de Frank en Santiago de
Cuba deberá ser uno de La Sierra y no uno de esos "lidercillos" del
Llano, proponiendo a Raúl, Almeida, Ramirito o, incluso, a él mismo”[10].
Ernesto
Guevara se confesó ser un “enemigo político” de Ramos Latour, y ciertamente lo
eran pues el holguinero rechazaba abiertamente la doctrina estalinista que
alentaba el argentino. Luego de la caída en combate de Ramos Latour en la finca
"El Jobal" el 30 de julio de 1958, Guevara anotó:
Profundas divergencias ideológicas me
separaban de René Ramos y éramos enemigos políticos, pero supo morir cumpliendo
con su deber, en la primera línea y quien muere así es porque siente un impulso
interior que yo le negara y que en esta hora rectifico[11].
Ernesto
Guevara, en la sierra era representante del comunismo más retrógrado, el
estalinismo. Su actitud radical no era más que una fachada que ocultaba sus
debilidades ideológicas. Juan José Sebreli dice de él: “…su habitual aire de escepticismo irónico era una pose que ocultaba a un
idiota político…”[12]
[1] Reynaldo Suarez. Conferencia impartida en el Club Martiano
“Faustino Pérez Hernández”
[2] Reynaldo Suarez. Op. Cit.
[3] Reynaldo Suarez. Ibídem
[4] Reinaldo Suárez. Frank
País, ni de mármol ni de bronce. Caminos: revista cubana de pensamiento
socioteológico Caminos
[5] Alejandro Prieto Blanco. Fidel
Castro Escupiré sobre su tumba. Nota en pag. 216
[6] Armando Fleites y Roger Redondo, comandante y capitán de la
guerrilla del Escambray. Por la verdad
histórica. Diario de Cuba. Madrid, 6 de noviembre de 2013
[7] Félix José Hernández. El Segundo Frente del Escambray. Sobre
testimonios del ex guerrillero del Escambray Miguel García Delgado. París, 24
de septiembre de 2011
[8] Manuel Prieres. ¡Pioneros
Por El Comunismo: Seremos Como El Che! - PARTE IV,)
[9] Alberto Müller. El doble
asesinato de Frank País. Diario de las Américas. 23 de julio de 2007
[10] Manuel Prieres. Op. Cit.
[11] Ernesto Guevara. Diario de
un combatiente.
[12] Juan José Sebreli. Comediantes
y mártires. Ensayo contra los mitos.