lunes, 29 de abril de 2013

Nicolás Maduro: ¡Comandante en jefe, ordene!


Mario J. Viera

No faltaba más. Luego de ir a llorar el apoyo del Mercosur en Perú para ser reconocido como presidente electo de Venezuela, Nicolás, “el heredero” se va muy galanamente a Cuba y pasa cinco horas en plática de hermanos con lo que todavía queda del comandante en jefe de lo que fue revolución cubana. Y dice Nicolás que “estuvimos cinco horas conversando con Fidel y recordando al Comandante Chávez; ellos construyeron estos vínculos que van más allá de una alianza estratégica, pues es una relación entre hermanos”.

¡Claro que sí, hermanísimos! Como que ambos son carnales en eso de ser usurpadores del poder en sus respectivas naciones. Castro se impuso tras la caída del gobierno de Fulgencio Batista, sin tener competidores que le hicieran sombra, luego de la muerte de sus principales contrincantes por el liderazgo revolucionario, José Antonio Echeverría y Frank País, y por la sumisa actitud  del que asumía como jefe de las guerrillas del Directorio Revolucionario en el Escambray, Faure Chomón. Nicolás, que sin ganar las elecciones se hizo presidente encargado y sin ganar las elecciones por obra y gracia del Consejo Nacional Electoral se coronó como presidente heredero del trono chavista.

La Cuba castrista es la prioridad primera de la agenda de Nicolás. Allá se fue para que los Castro se sientan tranquilos: Venezuela les seguirá subvencionando su dictadura, una dictadura que para Nicolás Maduro es como si fuera la “defensa de las grandes causas de la humanidad de los últimos 70 años” algo que identificó con Fidel Castro, el defensor del imperio soviético, el que apoyó la invasión de los tanques soviéticos a Checoslovaquia cuando la Primavera de Praga; el hombre que en aras de la defensa de las grandes causas no se inmutó para llevar ante el paredón de fusilamiento a cientos de cubanos; que no ha pedido disculpas por la masacre del remolcador Trece de Marzo, que durante su gobierno multiplicó las prisiones en Cuba y condenó a largas penas de prisión a sus opositores pacíficos; el hombre que estuvo a punto de desatar la hecatombe nuclear cuando el conflicto de octubre o crisis de los misiles, solo impedida por la madurez del líder soviético Nikita Jruschov.

“La huella de Chávez está fresca y por ahí van nuestros pasos de la unión con Cuba” ─ aseguró el heredero. Pero no es con Cuba con la que busca Maduro la unión, sino la unión de camarada-camarada. La unión de la incipiente dictadura madurista con la decadente dictadura castrista. Entre lobos se rascan felices, prestos para devorar la puerilidad de los pueblos.

Bajo el pretexto de firmar convenios, Maduro se fue a Cuba con su camarilla de lobeznos en busca de nuevas instrucciones y las debidas “orientaciones”. “¿Ahora qué hago ─ es la posible pregunta que Maduro debe haberle formulado a Raúl Castro ─, meto preso a Capriles, disuelvo la Asamblea Nacional con las locuras de Diosdado Cabello? Dígame, por favor, general presidente”.

La tribu bolivariana se fue a Cuba a bailar al compás del areíto castrista y se marcha feliz después de haber gritado: ¡Comandante en jefe, ordene!

domingo, 28 de abril de 2013

La vida de Capriles y el poder de Maduro penden de un hilo


Carlos Alberto Montaner. FIRMASPRESS

En Venezuela, Iris Varela, Ministra de Asuntos Penitenciarios, una joven y rolliza abogada de mirada fiera y verbo incendiario, ha advertido que ya tiene preparada la celda para encerrar a Henrique Capriles. Se lo creo a pie juntillas.

No contenta con maltratar a la cabeza de la oposición venezolana, a quien acusó sin pruebas de consumir alucinógenos y ser el autor intelectual de los nueve asesinatos y 78 heridos, entre ellos el diputado antimaduro William Dávila, severamente lesionado dentro del propio parlamento por los chavistas, de paso maltrató el idioma alegando que el líder de los demócratas tiene ojos “puyúos”.

No tengo la menor idea de lo que es un ojo “puyúo”, pero supongo que debe ser algo tan terrorífico como la propia mirada de la señora Varela mientras hace sus acusaciones. Invito a los lectores de esta columna a que busquen su intervención en YouTube. Es como la niña del exorcista, pero notablemente crecidita en todas las direcciones.

De acuerdo con la amenaza de la Ministra, el primer paso es meter en la cárcel a Henrique Capriles por pedir el recuento electoral. ¿A quién se le ocurre sospechar de ese gobierno respetuoso de la ley? Imperdonable.

Me imagino que el segundo paso será que otro preso lo asesine en medio de una de las reyertas tan comunes en los predios de la señora Varela. Ya se sabe que en las calles de Caracas la vida vale muy poco, pero dentro de las cárceles venezolanas no vale absolutamente nada.

¿Por qué el acoso a Capriles y, en general, a los dirigentes de la Mesa de Unidad Democrática (MUD)? Es muy sencillo: en Venezuela todos, gobierno y oposición, saben que Henrique Capriles ganó las elecciones por un clarísimo margen, luego vulnerado descaradamente por las manipulaciones electrónicas, como suponen algunos, o por el simple “arrebatón” clásico de la peor tradición latinoamericana, como alegan otros.

En todo caso, lo que es obvio es que Nicolás Maduro perdió. Y perdió, entre otras razones, porque es muy difícil que la mayoría de cualquier sociedad respalde a un grandullón medio bobo que habla con los pajaritos y hace campaña con un nido en la cabeza. Es verdad que la Venezuela parida por Chávez es como un gran circo, pero no tanto.

La reacción de la señora Varela, de Diosdado Cabello, del Almirante Diego Molero y del resto de la banda, es la del ladrón sorprendido robando dentro de la casa: tiene que matar para poder escapar. No era ése su propósito inicial, pero debe cometer un crimen mayor para borrar las huellas de otro delito de menor entidad.

Por eso Henrique Capriles y su estado mayor cancelaron la marcha del 17 de abril. No querían darle la oportunidad al gobierno de salir a asesinar, acusar de ello a la oposición, y decretar un estado de conmoción social que le serviría de coartada para eliminar las ya raquíticas protecciones constitucionales que subsisten en el magullado ordenamiento jurídico del país.

Capriles y su entorno temían lo que se conoce como “la estrategia Reichstag”. El 27 de febrero de 1933 ardió el parlamento alemán y Hitler, tras acusar sin pruebas a los comunistas y lanzar infundios sobre los judíos, pidió suspender las garantías constitucionales y exigió un decreto que le permitiera gobernar a su antojo. A partir de ese punto el nazismo se puso en marcha de manera imparable.

“El Flaco” ha hecho bien en renunciar a la falsa auditoría que deseaban imponerle. El camino de la impugnación total de las elecciones tiene pocas probabilidades de llegar a buen puerto, pero puede mantener la vigencia de la protesta por más tiempo. Ya hay unos análisis estadísticos que demuestran el fraude fehacientemente. Hay que divulgar lo que realmente ocurrió.

Es posible, claro, que los ladrones, atrapados con las manos en la masa, si no pueden matar, traten de pactar una salida que les garantice la bolsa y la vida. Dice el periodista Rafael Poleo, siempre muy bien informado, que el hombre para gestar ese arreglo es José Vicente Rangel. No lo sé, pero el ilegítimo gobierno de Nicolás Maduro pende de un hilo. Como la vida de Henrique Capriles.

viernes, 26 de abril de 2013

Los dos grandes líderes de la política venezolana


Fernando Mires. Blog POLIS

Continuidad y ruptura. Así transcurre la historia, pero no de modo alternado sino, reproduciendo a Trotsky, de modo desigual y combinado, lo que en otras palabras significa que, aún en medio de las más profundas rupturas, el futuro mantiene un hilo de continuidad con el pasado de la misma manera que en los momentos más apacibles de continuidad suelen acumularse contradicciones que llevarán mas tarde a otros momentos de ruptura. Esa es la razón por la cual no pocas veces aquello que comienza como revolución termina convirtiéndose en contrarrevolución. Así ha sido, así es y así será.

Para poner algunos ejemplos: Napoleón restauró la estructura de dominación monárquica en nombre de la revolución. Stalin restauró la estructura zarista en nombre del comunismo. Fidel Castro restauró las estructuras de las dictaduras militares latinoamericanas en nombre del socialismo. Mao restauró la dominación de los mandarines (el partido) en nombre de la revolución campesina, y Deng Xiaoping, comenzó a construir el capitalismo en nombre del maoísmo.

Fue el mismo Marx quien señaló en su Manifiesto que la burguesía después de haber sido revolucionaria, había entrado a "su forma conservadora de vida". Los reaccionarios de hoy, quiso decir el darwinista Marx, han sido los revolucionarios del pasado; y es lógico y natural que así sea, pues todo lo nuevo será alguna vez viejo y, por lo mismo, históricamente obsoleto. Es la ley de la vida.

Ahora bien, de los ejemplos nombrados podemos, entre otros, destacar tres hechos importantes:

El primero es que la ideología que cubre cada periodo histórico no es coincidente con los procesos que objetivamente tienen lugar. Así por ejemplo, el jacobinismo fue la ideología de la modernización política de Francia y el socialismo la ideología de la revolución industrial en países económicamente atrasados como Rusia. En el caso latinoamericano, para no ir tan lejos, hay un episodio clásico que muestra de modo preciso la disociación que se da entre ideología y práctica en los procesos de transformación histórica. No, no me refiero todavía al chavismo. Me refiero al peronismo.

La ideología de Perón, como casi todo el mundo lo sabe, era mussoliniana. Pero en lugar de ser construido un orden fascista como en Italia, tuvo lugar en Argentina la incorporación populista de los sindicatos obreros a posiciones de poder, en conjunto con la movilización de las grandes masas, en el marco de una industrialización pre-peronista, socialmente excluyente y políticamente oligarca. Ese ejemplo puede hacerse extensivo al tema del chavismo a partir de 1999.

Chávez, como también es sabido, hizo uso y abuso de arcaicas ideologías socialistas, pero solo para cubrir un periodo en el cual se intentó integrar al juego del rentismo petrolero a sectores tradicionalmente excluidos. En cierto modo, mediante la restitución de ideologías obsoletas, fue llevada cabo durante Chávez la transición de la "política de grupos" a la "política de masas", transición que ya había tenido lugar en diversos países latinoamericanos, pero mucho tiempo atrás.

El segundo hecho a destacar es que habiendo sido cumplida una determinada tarea histórica, tales regímenes entran en un inevitable proceso de descomposición, la que se manifiesta de modo moral (corrupción) e incluso de modo ideológico. En el caso venezolano por ejemplo, hoy vemos a quienes ayer fueron iracundos marxistas, referirse a Dios y a la Virgen con una devoción que cualquier franquista envidiaría. Una muestra entre tantas de como "la clase de estado" (Poulantzas) ha entrado a su forma no sólo conservadora, sino reaccionaria de vida. En ese sentido si Chávez representó el momento de la transformación social de Venezuela, Maduro, su hijo putativo, representa el momento de la descomposición reaccionaria del chavismo.

El tercer hecho a destacar es que tanto el periodo que ya está terminando, como el que está comenzando, se expresan de modo personalista. El que está terminando, se expresó en la persona de Hugo Chávez Frías. El que está comenzando, se expresa y expresará en la persona de Henrique Capriles Radonski. Eso quiere decir que, si desde una perspectiva cronológica Maduro aparece como continuador de Chávez, desde una perspectiva política su continuador deberá ser Capriles

Chávez y Capriles ─ no se necesita ser adivino para saberlo ─ serán considerados por los próximos historiadores como los dos más importantes líderes venezolanos de las primeras fases del siglo XXl. Razón por la cual vale la pena detenernos en el "punto de quiebre histórico" que está teniendo lugar con el descenso del chavismo y el ascenso del -así será quizás llamado- “caprilismo”.

Veamos: Aceptando incluso la tesis ─ muy verificable ─ de que los avances sociales de la era Chávez fueron inferiores a los que tuvieron lugar en otros países de la región durante el mismo periodo, en Venezuela lo destacable fue la incorporación simbólica del “pueblo” al estado. Eso quiere decir que multitudes de pobres suburbanos y agrarios se vieron reflejados en el espejo del poder estatal. En Chávez, para decirlo en breve, los pobres veían a uno de ellos ejerciendo la presidencia. El chavismo fue ─ algún día habrá que discutir esa tesis ─ menos que socioeconómico, un fenómeno cultural e incluso psicológico.

En Chile, Brasil, Perú, Colombia y otros países de la región en los cuales tuvieron lugar políticas sociales exitosas, los pobres lograron un mayor bienestar material que en Venezuela, de eso no cabe duda. Pero en Venezuela se sintieron simbólicamente representados en el poder, lo hubieran estado o no. Ese fue, a mi entender, el secreto del auge de Chávez.

De esta manera, el primer paso que llevará a Venezuela a la modernidad, el de la incorporación del pueblo al poder simbólico, ya fue dado durante Chávez. El segundo paso, el de la conversión de esa masa social en ciudadanía política activa, deberá ser dado en el futuro próximo por Capriles. O dicho así: mientras Chávez fue el impulsor de la transformación social, Capriles deberá ser, más temprano que tarde, impulsor de la transformación democrática y política de la nación.

Esas son las razones por la cuales afirmo que entre Chávez y Capriles, a pesar de todas las rupturas habidas y por haber, hay un hilo de continuidad histórica. Capriles al menos lo ha entendido así.

Cuando en sus diferentes discursos Capriles se refirió a la conservación de las misiones, no jugaba al oportunismo electoral. Todo lo contrario; Capriles ha entendido, en contra de las capas más retrógradas del antichavismo, que la creación de un orden democrático pasa por la incorporación social y simbólica de los más pobres y no por su exclusión. Eso no quiere decir   ─ entiéndase bien ─ que la continuidad histórica que se da entre Chávez y Capriles anula las diferencias entre ambos líderes. Estamos hablando aquí -por si alguien no lo ha captado- de una continuidad en la diferencia.

La diferencia entre el momento histórico de Chávez y el que dirigirá Capriles explica a su vez las notables disimilitudes políticas y personales que se dan entre ambos líderes.

Capriles, por ejemplo, no es un líder mesiánico ni mucho menos un caudillo militar, como lo fue Chávez. Pero sí es un líder político y democrático como no lo fue Chávez. Cada momento escoge a sus nombres y no los nombres a su momento.

El precio de la transformación social chavista ha sido por cierto enorme. No me refiero sólo a la debacle económica que ya se anuncia con sus terribles secuelas inflacionarias y escasez de productos básicos. Me refiero antes que nada a la erosión de las instituciones públicas, a la degradación de la moral ciudadana, a la militarización de la política, y no por último, a la subordinación ideológica del estado venezolano a la dictadura militar cubana.

Debido a esas razones, el agotamiento definitivo del chavismo ya estaba anunciado durante Chávez. De modo que nadie faltará al respeto si afirma que Chávez murió justo a tiempo para preservar su imagen redentora. Hasta en ese punto demostró habilidad. Si hubiera muerto un tiempo después, habría tenido que comandar no su muerte sino la del régimen chavista, tarea que endosó a Maduro. Maduro, desde esa perspectiva, es el administrador de un “mientras tanto”, el de la agonía del gobierno chavista.

Ahora, visto el tema desde una perspectiva inversa, las tareas que aguardan al inevitable ascenso de Capriles serán enormes. La primera será desplazar del poder a la oligarquía de estado, clase dominante formada durante el largo periodo chavista bajo el amparo del autócrata. Cuando y como cristalizará formalmente ese desplazamiento, nadie lo sabe. Lo único que se sabe es que desde un punto de vista informal, ya ha comenzado. Luego vendrá la democratización del estado, la desmilitarización de la política y por cierto, la reincorporación de Venezuela en la comunidad de las naciones democráticas del planeta.

Pero quizás la tarea más difícil del tiempo de Capriles será reconciliar políticamente a la nación, es decir, transformar a quienes hoy son declarados enemigos en adversarios que disputan en buena lid las zonas públicas del poder. Es por eso que en Venezuela reconciliación y democratización son términos complementarios, casi sinónimos. Es por eso también que la tan ansiada reconciliación nunca podrá venir desde el lado del chavismo pues, de acuerdo a la máxima castrista que sustentan sus jefes (Maduro, Cabello, Rodriguez, Jaua) el poder, una vez alcanzado, no se devuelve, aunque sea al precio del fraude. Eso quiere decir que si es discutible si durante el momento de Chávez hubo una revolución social, durante el momento de Capriles tendrá que ocurrir algo muy parecido a una revolución política.

Pero seamos sinceros: las transformaciones políticas que esperan a la Venezuela del mañana nunca habrían podido ser pensadas si es que durante Chávez no hubiera tenido lugar la transformación simbólica de las relaciones entre poder y pueblo. El periodo de Chávez fue, como diría Hegel, una astucia de la razón histórica. Chávez, en cierto modo, ha preparado la ruta de Capriles. Ese, reitero, es el hilo de continuidad que unirá a Chávez con Capriles, aunque ninguno de los dos líderes lo hubiera así imaginado y, mucho menos, deseado.

Fascista es el Gobierno


Francisco Rivero Valera. EL UNIVERSAL

Fascista es la palabra de moda del Gobierno.

El Gobierno le dice fascista a la oposición. Y la oposición le retruca diciendo: más fascistas serán ustedes. Símil del juego de ping pong. Mientras los pata en el suelo, como le dice Maduro a su gente, confundidos se preguntan: ¿y quiénes son los fascistas?  La respuesta es sencilla: son los hijos del fascismo.

El fascismo es un proyecto político nacido en 1918, en la crisis social de la guerra. Con un solo propósito: instalar gobiernos totalitarios bajo un falso nacionalismo que estaría por encima del valor del individuo como persona.

Y su base ideológica es imposible: una sola alternativa para todo. O sea, una  sociedad perfecta. Un solo pensamiento. Un solo partido político. Un control centralizado de los recursos. Y un líder único, dictatorial y supremo que concentra todo el poder a un alto costo: la libertad individual. Un pacto diabólico.

El fascismo manipula los medios de comunicación con propaganda de miedo y represión. Genera violencia contra supuestos enemigos reales o imaginarios, internos o externos, que puedan interferir en sus planes dictatoriales. Y es racista por miedo. "Miedo a la diferencia. El primer llamamiento de un movimiento fascista, o prematuramente fascista, es contra los intrusos. El fascismo es, pues, racista por definición". U. Eco.

Y es expansionista y militarista. Manipulador de la educación y de la desinformación. De los movimientos intelectuales. Del carisma de liderazgo para legitimar a su único caudillo. Y también, según George Moss, manipulador del lema "tierra, pueblo y Estado con el partido y su líder".

Del fascismo han nacido muchos líderes sanguinarios. Citaré 3: Hitler en Alemania, Franco en España y Mussolini en Italia.

En Venezuela este régimen solo habla de fascismo para insultar. Y de socialismo del siglo XXI para exaltar. Pero, si relacionamos su enigmático socialismo con el fascismo, cualquiera puede asegurar que Venezuela tiene un gobierno, no socialista sino fascista. Ante las dudas, si este gobierno es socialista o fascista o es la misma cosa, recordemos sus aspectos políticos más relevantes ejecutados a través del tiempo.

Comenzó hace 14 años con el lema Patria, Socialismo o Muerte, para imponer el socialismo a través de la manipulación del miedo a la muerte. Después procedió a la liquidación de la propiedad privada con expropiaciones masivas y arbitrarias de unidades en producción y de medios de comunicación. Centralizó la administración pública. Manipuló la educación. Concentró todos los poderes en un líder supremo. Encarceló la disidencia. Es militarista y ha expandido su proyecto a otros países de la región.

Además, aplicando en la Asamblea Nacional la fascista actitud antiparlamentaria, ha negado el derecho de palabra y ha permitido la agresión a los diputados de la oposición electos por el pueblo. Y lo que falta.

Y es que los países con regímenes totalitarios son socialistas, comunistas, nazistas o fascistas por mimetismo, según Mussolini, porque los países socialistas pertenecemos al internacional-socialismo, pero en caso de problemas, como la guerra, nos convertimos en nazistas o nacional-socialistas, pues cada país vela por sus propios intereses.

Pero, como las dictaduras y la libertad son incompatibles, todos esos proyectos totalitarios desaparecen en el tiempo, con sus líderes y en la historia negra de las naciones.  Porque nada dura para siempre y el hombre nació para ser libre.

Amén.

jueves, 25 de abril de 2013

La negación femenina de la feminidad


Mario J. Viera

Vulgar, soez, agresiva e inepta como cualquier otro funcionario chavista, la ex diputada y actual ministra del Servicio Penitenciario, María Iris Valera, la Comandante Fosforito, es la absoluta negación femenina de la feminidad. Se dice de ella que es abogada egresada de la Universidad Católica del Táchira con especialidades en Derecho Constitucional, Derecho Procesal Penal, Nuevo Proceso Penal en Sistema Acusatorio y Estudios en Criminalística aunque en su comportamiento público no parece contar con tales brillos intelectuales.

No hay feminidad  ni en su rostro ni en sus ademanes. Su aspecto recuerda el estereotipo de las mujeres de baja condición que nos ha dibujado la literatura universal y cuando habla, a veces a gritos, se nos dibuja en la mente la estampa de una inadaptada social; la estampa de esas personas frustradas de la vida que quieren vengarse de la sociedad por su propia inadaptación.

Una mujer totalmente carente de clase. Recuérdese el incidente contra el periodista de Táchira Gustavo Azócar, cuando como una furia, cual una verdulera marginal, agredió físicamente al periodista que conducía el programa televisivo Café con Azócar y casi destruye el estudio de donde se transmitía el programa. Entonces no era la incompetente ministra que es ahora, era simplemente una diputada chavista a la Asamblea Nacional, y con eso ya está dicho todo. Por supuesto eso fue del agrado de Hugo Chávez ─ ese paradigma de la vulgaridad ─ quien la elogió públicamente por ese acto.

Ya antes Iris Avila había mostrado su agresividad, cuando durante una sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional celebrada el 24 de septiembre de 2003 agredió físicamente al diputado por el Partido Socialcristiano Copei, César Alejandro Pérez Vivas. De acuerdo con americaeconomica.com, el secretario general del Comité nacional del Copei, Luis Barragán, había informado que el enfrentamiento se produjo cuando Pérez Vivas intentó subirse al estrado de la AN para reclamar al presidente encargado, Ricardo Gutiérrez, la posibilidad de intervenir en el debate e indicó que “la diputada Varela atacó físicamente a Pérez Vivas. Después, mientras el parlamentario socialcristiano volvía a la Cámara desde la sala de prensa donde había ido para hablar del ocurrido con los periodistas, tres diputados del MVR, entre ellos Varela, le atacaron hasta producirle heridas en la cara”; señaló además Barragán que en el “pasado Pérez Vivas ya había sufrido ataques por parte de Varela. Durante los espacios publicitarios de un programa televisivo en el que estaban invitados ambos diputados, la oficialista echó un vaso de agua encima del representante del Copei”.
 

Ataca ahora a Enrique Capriles por el reclamo de auditoría de los votos del 14 de abril, sin embargo la agresiva Iris Avila, siendo aún diputada denunció fraude en las elecciones del 23 de noviembre de 2008 que había ganado Pérez Vivas por un estrecho margen sobre el candidato oficialista Leonardo Salcedo. Salcedo reconoció la victoria de Pérez Vivas, pero la diputada reclamó que se impugnara la elección y se procediera a un recuento manual de los votos.

La lengua de serpiente venenosa de la exdiputada no dejó de atacar al entonces gobernado de Táchira acusándole de mantener “múltiples vinculaciones con el narcotráfico y el paramilitarismo”.

Sus “méritos” revolucionarios le ganaron el aprecio de Hugo Chávez hasta tal punto que el 26 de julio de 2011 la nombró Ministra para el ministerio de Servicio Penitenciario que sería creado por el propio Chávez. Su vocación de Kapo sería satisfecha plenamente al frente de las penitenciarías venezolanas, aunque su gestión haya sido inepta. Según el director general del Observatorio Venezolano de Prisiones, Humberto Prado, “desde el 26 de julio de 2011, cuando Iris Varela asumió el Ministerio del Servicio Penitenciario, hasta el 28 de enero (de 20013) ha habido 869 muertos y 1.685 heridos en los retenes del país”. El hacinamiento de las cárceles es de 192%, con un total 48.262 presos, para una capacidad real de 16.539 lo que indica que hay un excedente de 31.723 reclusos.

Muy a lo Chávez la inepta ministra amenaza a Henrique Capriles: “Estoy preparando la celda donde vas a tener que ir a purgar tus crímenes, porque eres un fascista y eres un asesino”. Le molesta que Capriles haya reclamado un recuento de los votos y le acusa de promover la violencia ─ el mulo diciéndole orejudo al conejo ─ y de intentar desestabilizar al “gobierno” de Nicolás Maduro. Por supuesto repite los argumentos que antes empleara para atacar a Pérez Vivas acusando al líder opositor de adicción a las drogas: “Deja el consumo de estupefacientes ─ le imputa ─, no sigas consumiendo drogas porque eso te está llevando por mal camino”.

Acaso para algún despistado de la izquierda bananera ibero-americana los desplantes, la poca clase que caracteriza a la fosforito sea el estereotipo de la mujer revolucionaria, de la mujer de convicciones. Pero un marginal es y será un marginal.

Si comparamos a Iris Varela con otras mujeres de la izquierda revolucionaria, saldrá mal parada.

Vilma Espín fue una revolucionaria; mucho más que la fosforito. Participó en las guerrillas urbanas en Santiago de Cuba cuando la rebelión antibatistiana; estuvo alzada en la Sierra Maestra; sin embargo nunca perdió eso que se denomina clase y mucho menos su feminidad. Nunca profirió una palabra mal sonante ni se caracterizó por un trato vulgar.

Celia Sánchez Manduley, al igual que la anterior formó parte de las guerrillas urbanas del 26 de julio y se incorporó a la Sierra Maestra actuando como secretaria de Fidel Castro. Nunca se le conoció un desplante ni una expresión vulgar y ciertamente más revolucionaria que la Avila.
 

Dolores Ibarruri, más conocida por La Pasionaria, una líder comunista durante la guerra civil española fue fiel y consistente con su ideario, pero nunca perdió su sencillez, su feminidad y su amable sonrisa. Su historial como activista de izquierda radical fue superior al de Iris Avila.
 

Rosa Luxemburgo, fue una dirigente comunista de principios del siglo XX y líder en la Liga Espartaquista. Por sus actividades comunistas Rosa sufrió prisiones. Aunque cojeaba de un pie nunca perdió sus maneras y fragancia femeninas.

Si se quiere presentar la imagen de una mujer de convicciones, valiente y con respuestas oportunas y ágiles y, sobre todo con un toque de feminidad exquisito enfrentado a la fosforito no hay otra que María Corina Machado, diputada de la Asamblea Nacional de Venezuela por el estado Miranda.

¡Pobre Venezuela!

Hace bien Iris Valera en ir preparando una celda. Sería bueno que la adornara con peluches y róseas cortinas, pero no para Capriles sino para ella misma. Una celda que la esté esperando para cuando por obra y gracia de Nicolás Maduro, el chavismo se derrumbe para no volverse a levantar.

Nadie quiere ser fascista


Joan Antoni Guerrero Vall. MARTINOTICIAS

Sin lugar a dudas las elecciones en Venezuela han revolucionado el panorama de conceptos ideológicos. El que es fascista no se reconoce en ese epíteto y lo emplea sistemáticamente contra su opositor. De hecho, entre Venezuela y Cuba se va a conseguir un logro global y mundial: nuestros opositores, sean quienes sean, ya no serán opositores, serán simplemente fascistas. Venezuela y Cuba, que en estos momentos están en manos de regímenes intransigentes, son hoy los padres de la crispación en muchos rincones del mundo, incluso en aquellos donde pensábamos que se había alcanzado una democracia y que ésta permanecería inalterada, perenne. Pero no es así. Hay amenazas. Con esto se está pagando una factura: la factura de los aplausos que se le han dedicado a Fidel Castro y a la Revolución cubana en el último medio siglo, las condecoraciones otorgadas al sátrapa sin que nadie se haya sonrojado ni por una milésima de segundo.

En España los diferentes gobiernos, de derechas o de izquierdas, han estado siempre más preocupados en discutir si ponían o sacaban horas de religión de nuestros colegios, que no por hacer pedagogía sobre la importancia de apegarse a los valores de la democracia, el respeto a la diferencia y la importancia de ser libres.

Tampoco se ha hecho pedagogía sobre la necesidad de que las leyes se respeten y por eso ahora este país está ofreciendo un espectáculo de corrupción imparable que mina la credibilidad de partidos políticos y lanza a millones de ciudadanos hacia los extremismos ideológicos. La rabia se reparte en dos bandos afilados: una izquierda radical y dogmática y una derecha carpetovetónica. Los dos extremos desvarían. Un lado y el otro comparten algunos rasgos y entre éstos, fundamentalmente su promoción del odio hacia el otro y el autoerigirse en salvadores del mundo. No les valen las medias tintas, consideran flojos a los que claman por la conciliación y la construcción de un espacio común, de convivencia. Someter a los demás a sus ideas es la única posibilidad que ellos parecen tener para alcanzar su propia paz espiritual. Para eso necesitarán construir muchas cárceles, dar muchos palos, encerrarnos a muchos tras los barrotes.

En este contexto se crean situaciones realmente contradictorias y extrañas. Es por ejemplo el caso de las víctimas de la dictadura castrista que, cuando se presentan en sociedades democráticas, generan invariablemente una reacción virulenta contra ellas, algo que, por supuesto, no sucedería si, en lugar de ser víctimas de Fidel Castro, lo fueran de Augusto Pinochet. Ambos dictadores, ambos resultaron letales para sus compatriotas, ambos fueron enemigos de la libertad. La dictadura castrista sigue bien engrasada a nivel de propaganda y tiene las suficientes alianzas para seguir generando todo tipo de boicots, manipulando movimientos sociales en Europa, llevándolos a trabajar en beneficio de sus propios intereses. Unos intereses que pasan por radicalizar posiciones, barrer la escena de cualquier posibilidad de diálogo, llenar el espacio de consignas que diluyan cualquier argumento en un magma ideológico que obligue al individuo a alinearse a un lado o al otro, sin opción al debate.

Al fin y al cabo, nadie quiere ser fascista. El régimen cubano lo sabe y promueve el uso de este calificativo contra todos sus opositores, sea cual sea su orientación ideológica. El terror que causa en muchos la posibilidad que le puedan calificar como fascista hace que caigan en la trampa de arremolinarse en el bando que se presenta como abanderado de lo contrario. El caso es que, en cuanto al caso cubano, no sé está discutiendo la futura orientación socialista o conservadora de un gobierno.

Tampoco se puede equiparar conservadurismo a fascismo, como pretenden los castristas. Los que cuestionan al régimen cubano, sea cual sea su orientación política, lo hacen mayoritariamente para defender el triunfo de los valores de la democracia, en la que cualquiera tiene el derecho a existir, incluso el radical, siempre que su objetivo no sea el de someter a los demás. Y sería deseable que en la Cuba del futuro no haya que construir armarios para guardar ideologías.

viernes, 19 de abril de 2013

Viaje a Caracas


Es una lástima que cuando se escriba la historia del chavismo en Venezuela y se trate el negro capítulo de la elección de Maduro en el año 2013, el nombre del Perú y de su presidente tengan que aparecer como protagonistas de esta situación que se hubiera evitado con el recuento de votos

Iván Slocovich Pardo. CORREO

Contra viento y marea, el presidente Ollanta Humala logró que el Congreso, con el voto de varios legisladores que en su momento tendrán que dar explicaciones, autorice su viaje a Caracas para la asunción de mando de Nicolás Maduro, a pesar de los serios cuestionamientos que hay respecto a las elecciones que el domingo último lo dieron como ganador, y a que el chavismo se negó a llevar a cabo un nuevo escrutinio a fin de despejar las dudas.

El Perú bien pudo haber enviado a la vicepresidenta Marisol Espinoza o al canciller Rafael Roncagliolo. Pero el Jefe de Estado ha optado por hacer lo menos conveniente para nuestro país y Venezuela: conseguir que el Congreso, a último momento, autorice un viaje que solo servirá para avalar a un régimen ilegítimo, junto a los demás mandatarios agrupados en Unasur, y que hasta el momento en que escribía estas líneas permanecían reunidos en Palacio de Gobierno.

Ayer por la tarde, Mario Vargas Llosa envió una exhortación a Humala y a los presidentes de la región para que actúen a favor de la democracia y el Estado de Derecho. También se pronunció a favor del nuevo escrutinio y pidió al gobernante peruano que recuerde cuando el Perú sufrió por la falta de solidaridad de los demás países, cuando acá se hizo una cuestionada elección en tiempos de Alberto Fujimori y nadie afuera alzó su voz de protesta.

Qué dirá el Premio Nobel ahora que Humala, a quien le puso un visto bueno de demócrata y ayudó a ganar las elecciones en el 2011, se ha prestado a este hecho que hará que los venezolanos vivan bajo un régimen que huele a podrido y nuevamente América Latina sea vista desde afuera como una región donde los presidentes llegan a través de elecciones sospechosas y sus colegas se apuran en avalarlos, cuando lo democrático y civilizado hubiera sido llevar a cabo un nuevo conteo.

Es una lástima que cuando se escriba la historia del chavismo en Venezuela y se trate el negro capítulo de la elección de Maduro en el año 2013, el nombre del Perú y de su presidente tengan que aparecer como protagonistas de esta situación que se hubiera evitado con el recuento de votos que tanto se reclama, que pudo haber servido también a Maduro para legitimar su administración que por seis años estará sostenida con babas en el poder.

Mucho de lo que ocurra desde mañana en un país dividido como Venezuela será responsabilidad de quienes apoyaron a Maduro y viajaron a Caracas a darle un abrazo, entre ellos Humala. Seguirán los enfrentamientos y la terrible crisis económica que pudieron terminar con un gobierno que acabe con los excesos del populismo del llamado socialismo del siglo XXI. El Perú pudo marcar distancia y curarse en salud, pero optó por la complicidad y en su momento tendrá que asumir el pasivo de esta decisión.

Fuente ovejuna


Fritz Du Bois. PERU21

Sin duda, la celeridad con la que Unasur se ha juntado para avalar el fraude electoral del gobierno venezolano confirma que esa entidad no es otra cosa que un legado de Chávez, como el propio Maduro lo ha expresado.

En realidad, desde que fueron convocados los mandatarios se dio por descontado que terminarían con algún pronunciamiento diciendo que se debe ‘respetar el resultado’, acompañado de una exhortación para que se convoque a la oposición y se intente abrir el diálogo. Llamado que, dicho sea de paso, va a sonar bastante falso luego de las matonescas amenazas de Maduro así como de las agresiones, incluso físicas, de los legisladores chavistas a los otros parlamentarios.

Ademas, el que lleve a cabo una auditoría la misma autoridad electoral que se encargó del proceso irregular no parece correcto ya que difícilmente va a destapar algo. Esa labor la debería realizar un ente imparcial, que es lo que Unasur hubiera demandado de ser otro el país cuestionado.

Al final, los participantes en la reunión han demostrado que mantienen un doble estándar en la región. Por una parte está el presidente paraguayo, al que mantienen aislado pese a que el proceso que destronó a Lugo era válido. Por otro lado, está la complicidad con la que han avalado a Maduro luego de un proceso manipulado, pues este comparte con la mayoría de presidentes de Unasur un discurso trasnochado.

Sin embargo, la pregunta que nos hacemos es qué hacen en ese grupo Humala, Piñera o Santos, quienes están implementando políticas coherentes de un modo relativamente adecuado. ¿Será que son chavistas encubiertos que nos han engañado o es que se sienten amenazados?

Porque, en la práctica, la única función de Unasur parece ser la de evitar que los actuales gobernantes sean derrotados. Así, ‘todos a una’ se protegen para seguir en el cargo y el debilitamiento democrático que trae consigo el entornillamiento los tiene sin cuidado.

El fraude


Francisco Rivero Valera. EL UNIVERSAL

Fraude, trampa y engaño es lo mismo.

O sea, fraude es la trampa o el engaño de una o más personas con el objetivo de apoderarse de un patrimonio que no les corresponde. Y es un delito.

Hay varios tipos de fraude, pero 3 son grupales: el Procesal, propio de los procesos judiciales o administrativos. El Económico, inherente a las transacciones financieras. Y el Informático, relacionado con "la incorrecta modificación del resultado de un procesamiento automatizado de datos, mediante la alteración de los datos que se introducen o ya contenidos en el ordenador, en cualquiera de las fases de su procesamiento o tratamiento informático, con ánimo de lucro y en perjuicio de terceros". R Casanova.

De los 3, el fraude Informático es el delito con mayor incremento en los últimos tiempos, en parte por el avance electrónico en el manejo de todos los aspectos de la vida social, y en parte por la complejidad en los procesos informáticos, que permite delitos complicados, no tradicionales y difíciles de detectar en ocasiones. Son comunes en la banca, cajeros electrónicos y, recientemente, en procesos electorales con sistemas automatizados.

Los fraudes electrónicos son múltiples. Pero, se pueden resumir en 12 tipos de delitos, según Parker, citado por Saucedo Abogados: por introducción de datos falsos. Método del caballo de Troya o Troyan Horse. Técnica del Salami o rounding down. Superzapping. Puertas falsas o Traps Doors. Bombas lógicas. Ataques asíncronos o asynchronous attacks. Recogida de información residual. Divulgación no autorizada de datos no reservados o data leakage. Acceso a información no autorizada. Pinchado de líneas. Y simulación de situaciones y modelos. La descripción de cada uno de esos delitos, lamentablemente, no será publicado en este artículo por razones de espacio.

Sin embargo, ante la delicada situación de Venezuela con la denuncia de la oposición sobre fraude en las elecciones del 14 de abril, es de interés particular revisar los fraudes electorales.

En este sentido, podemos comenzar recordando 2 aspectos: los fraudes electorales son delitos electrónicos, por estar sustentados en plataformas de informática. Y la lista de técnicas posibles para ejecutar el fraude, es larga. Esto quiere decir que las personas responsables de fraude electoral son delincuentes, que deben ser procesados por las leyes del país. Y que muchas técnicas para cometer fraude electrónico ya se encuentran identificadas.

Por ejemplo, algunas técnicas comunes aparecen publicadas en Fraude Electoral, sección Técnicas, de Wikipedia. Y serían: por suplantación del elector, caída intencional de la red para manipular los resultados, complicidad interna de los organismos electorales para ocultar evidencias del fraude, control de los medios de comunicación para hacer creer que el resultado fraudulento es legítimo, adulteración de las actas de la elección modificando los números de sus resultados reales, cambio del centro de votación sin previo aviso, y 9 delitos más.

O sea, en pocas palabras: el sistema electoral blindado no existe. WikiLeaks.

Pero los vientos de fraude electoral de cualquier país tienen una salida: la revisión de todo el "blindaje" del proceso electoral, con la nueva contabilización de los votos. Y un solo camino: recuperar la confianza de la población electoral y de la comunidad internacional para lograr legitimar el gobierno.

Porque, al fin y al cabo, en palabras de mi pueblo: cuentas claras conservan amistades.
Que así sea.

jueves, 18 de abril de 2013

Una victoria pírrica


Luis Delgado-Aparicio Porta. LA RAZON

El triunfo de Nicolás Maduro en las presidenciales con el uso abusivo, descarado y bochornoso de los recursos públicos, es cuestionable. Pero cual condenado que cava su tumba, recibió el “beso fatal”: la implosión gubernamental, enterrando al chavismo. Con una moneda grotescamente sobrevaluada, el déficit presupuestal fuera de control y una desastrosa gestión de los recursos petroleros, su economía es insostenible, sumada a la escasez e inflación. La mórbida inseguridad crónica y el colapso infraestructural, anuncian la hora final del engendro Bolivariano.

Suerte de hijo bastardo de Chávez y por declaración propia, putativo de los Castro, seguirá este troglodita dilapidando el “oro negro”, cuerno de la abundancia para su futura borrachera de gloria, contagiado de la megalomanía de su patrón, engañando al ciudadano para mantenerse. Es el proceder dictado desde los siniestros servicios de la inteligencia cubana, ya que como las hienas, voraces a la hora de matar, atacan por sorpresa, cebándose con la presa. Lo sucedido el domingo en Venezuela es una costumbre, sin que la OEA diga nada. Cuándo lo de Zelaya en Honduras y Lugo en Paraguay, UNASUR, el organismo progre e incubadora propagandística, vociferó sin ninguna justificación. Ahora, sacado el resultado del sarcófago, no hay reclamo alguno; ellos se mantendrán en el peligroso alambre alto del circo hasta que la sombrilla protectora se cierre, desplomándose.

Ello muestra su actitud no democrática. El déspota optó por Maduro, brazo fiero de la causa a la que sirve con fanatismo emocional, siguiendo con el embrollo que terminará arruinándolos. Es el clarín imparable de una situación límite, que forzosamente los despierte al vivir adormecidos con cantos de sirena y dádivas de la momia que aún gobierna y que el heredero seguirá a pié juntilla. Lo escribió el expresidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti: “el socialismo Siglo XXI es sólo un rótulo; el PSUV un estrambótico conjunto de interesados”. La mínima diferencia del domingo se evaporará cual burbuja de jabón y Maduro, un obseso marxista leninista formado en Cuba, sabe que la violencia (“guarimba”), partera de la historia, sí lo despedirá.

Según la genial Ayn Rand: “No hay distingos entre comunismo y socialismo, excepto en la manera de conseguir el objetivo final: uno propone esclavizar al hombre mediante la fuerza; el otro tras el voto. Es la misma diferencia que hay entre el asesinato y el suicidio”. Esta dictadura electa -un neologismo político- seguirá en el poder, pero si nazismo y comunismo fuentes del mal terminaron, ellos están a la vera de perecer en la flama de carbones ardientes, achicharrándose. El Parlamento Europeo señaló sus equívocos y la Universidad de Salamanca, que estudió el desempeño de 18 gobernantes regionales (2008-2012), Chávez fue el peor valorado.

Nicolás Maduro, servil devoto de “san Hugo”, un sacrílego, padecerá una pública agonía. Sin ninguna preparación para el cargo, en su manifiesta y supina ignorancia, se ufana de médium y ornitólogo cantarín, “dialogando” con un pajarito, convertido ya en el hazmerreír mundial. El país en la actualidad se cae a pedazos; tendrá un modesto período de calma, para luego cual Pirro frente a los romanos, sea borrado de la historia y un nuevo amanecer de justicia y libertad los guíe. Ojalá otros, que olfatean la senda, no pretendan emularlo.

Maduro pulverizó a Chávez


Per Kurowski. EL UNIVERSAL

¿Quién le prohibió a Nicolás Maduro el reconteo de votos, ése que él mismo aprobaba el 14 de abril por la noche?

Si fuese Maduro, y después de haber abusado tanto de todos los inmensos poderes del Estado; y de haber disfrutado la ventaja de haber sido designado por el propio Chávez como "El Heredero"; y de tener al CNE soplando mis velas, y sólo hubiese logrado un margen favorable de doscientos mil votos, y dejar que la oposición a Chávez, en pocos meses, consiguiese ochocientos mil votos más, yo también me sentiría molido a palos.

Capriles, de haber ganado con un margen de votos tan pequeño como el que actualmente le asigna el CNE a Maduro, de inmediato hubiese estirado una mano sincera para conversar con la otra mitad del país. Maduro por el contrario, antes de poder conversar con el "enemigo", necesita legitimarse con los suyos, por cuanto lo que hizo fue pulverizar a Chávez. Y tratando de hacerlo buscándole camorra barata y vulgar a los que votaron por Capriles, se hunde aún más, por cuanto se olvida que la gran mayoría de quienes votaron por él también necesitan de paz y progreso.

Si con tan poca legitimidad tuviese que enfrentar la durísima tarea de gobernar a la enredada Venezuela actual, igual me preguntaría... ¿cuánto tiempo aguantaré?

Y es que Maduro, para tener el más mínimo chance de comenzar lograr esa promesa que reiteró el 14 por la noche, de acabar con la pobreza debe, por ejemplo, incumplir su promesa de no aumentar el precio de la gasolina... ¿y cómo rayos se logra eso en una Venezuela desunida?

Henrique Capriles, quien no venció, aún, pero que claramente no fue derrotado, lidera con coherencias a quienes lo apoyan, y los votos que obtuvo son suyos y voluntarios.

Maduro, por el contrario, sabe que la mayoría de los votos que obtuvo o son votos obligados o son votos que le pertenecen a otros liderazgos;  y por lo que en esencia hoy se encuentra encuevado con otros treinta y nueve del liderazgo chavista, sin un Alí Babá que le ponga orden al asunto.

Y Venezuela, mientras no se recupere la tenue legitimidad que un reconteo de votos le puede traer a quien brincó de una ilegitimidad a otra, o se la asigne a Henrique Capriles, se encuentra en un limbo triturándose.

Por ejemplo, al oír tantos países clamar por un reconteo de votos y observar cajas de votos siendo quemadas... ¿quién sentirá la confianza necesaria para entregarle un crédito al país?

Oí a Maduro claramente decir, con relación al 49 por ciento, o a lo que él sabe que tras un reconteo de votos bien podría ser más de la mitad del país, que "No voy a perder el tiempo con un grupito"... y sin ser abogado, me queda claro que de acuerdo al Artículo 350 de nuestra Constitución, debo desconocer su autoridad, por cuanto es "contraría a los valores, principios y garantías democráticas".

Y siendo un gobierno ilegítimo, que ya se agarra el 100 por ciento de nuestras resultas petroleras, o el 98 por ciento de todas las exportaciones de la nación, sé muy bien que no merece que además le paguemos impuestos.

Y de repente se me ocurre que todos nosotros, los millones del "grupito", debemos entre un cacerolazo y otro, acudir a las gasolineras y recuperar toda la gasolina que insisten en regalarnos... así sea que esta se acabe.

Con un "Queridos compatriotas" comenzó Maduro su discurso aceptando los resultados del CNE. Lo lamento señor Maduro... ya usted y yo sospecho que no compartimos la misma patria... la mía es Venezuela, de cuál es la suya, ya no estoy muy seguro.