martes, 31 de octubre de 2017

¿Participar en las elecciones municipales de diciembre? Este es el dilema

Mario J. Viera



En un anterior artículo expresé que “Si la oposición se decide por participar en las elecciones de diciembre estará actuando como compañero de viaje de la dictadura y de hecho reconociéndole a la ANC la capacidad de convocatoria” esto de ninguna manera puede ponerse en práctica bajo las actuales condiciones del juego o rejuego político que actualmente se vive en Venezuela. La fraudulenta Asamblea Nacional Constitucional erigida en megapoder convocó a la realización de elecciones municipales para el 10 de diciembre. Impuso además la condición de quienes resultaran electos deberían jurar sus cargos ante su autoridad, algo que de ningún modo puede aceptar la oposición luego de haberle declarado unánimemente de fraudulenta.

Tan pronto se anunció la convocatoria electoral, tanto el Partido Primero Justicia (PJ) de Henrique Capriles como el Voluntad Popular del líder encarcelado Leopoldo López rechazaron participar en lo que será una nueva farsa electoral orquestada por la dictadura al amparo de su Consejo Nacional Electoral (CNE), su Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y su ANC. La condición sine qua non planteada para participar en ese proceso electoral es, primero la reforma del CNE tal como lo había propuesto el presidente de Colombia Juan Manuel Santos el 17 de octubre, CNE independiente, y segundo, veedores extranjeros. Jorge Millán, coordinador general de PJ ya había expresado que la situación política es de todo punto de vista “complicada debido a que el Gobierno del presidente Nicolás Maduro busca con acabar con todos los espacios de participación ciudadana”. En ese juego donde solo hay un ganador a priori, la oposición venezolana no puede prestarse para servir de coartada al régimen. En igual sentido se expresó también Humberto Agudo, dirigente en Lara del partido de tendencia socioliberal Causa Radical, al considerar que la Mesa de Unidad Democrática (MUD) no debía ir a unas elecciones donde prevalezcan las mismas condiciones de las elecciones regionales y aseguró, como lo reportó Unión Radio: “El Consejo Nacional Electoral no ha determinado el cronograma, esa es la primera etapa del fraude (…) La Unidad en su refundación tiene que plantear esta nueva tarea, una agenda clara en relación al cronograma electoral, no podemos volver a un proceso electoral con un Plan Republica parcializado con el régimen”, dijo refiriéndose al operativo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana con el supuesto propósito de custodiar el proceso electoral y puesto en marcha por el ministro para la Defensa, Vladimir Padrino López.

Por boca de su presidente Richard Blanco, Alianza Bravo Pueblo (ABP), organización fundada por Antonio Ledesma, actualmente en arresto domiciliario, aunque ratifica la lucha por la democracia, afirma: “No podemos dejarnos llevar por un proceso inconstitucional como lo propone la ilegítima asamblea nacional constituyente. (...) No es tiempo de participar en la candidatura de las municipales, lo primordial es rescatar al pueblo venezolano de esta crisis”. Por supuesto, la organización que encabeza María Corina Machado, Vente Venezuela, se mantiene en su posición de no participación en procesos electorales efectuados “en dictadura”. Gregorio Salazar de Tal cual digital hace observar que: “Ahora la cúpula roja se apresta a acelerar los tiempos de las elecciones de alcaldes y concejos legislativos y ya hay quien le ha declarado la guerra a cualquier intento de participación, lo cual encuentra eco en importantes sectores de la población. Nada menos”. Y, definitivamente, los principales grupos políticos reunidos bajo el manto de la MUD se han decantado por el abstencionismo ante las próximas elecciones, incluyendo tanto a los anteriores citados como los siguientes partidos, Acción Democrática, el socialcristiano Un Nuevo Tiempo y Movimiento Progresista, considerando la mayoría de la MUD que la convocatoria es un proceso amañado y plagado de trampas.

En opinión del cronista de EL NACIONAL, Fernando Ochoa Antich: “Los dilemas siempre han sido los mismos: ¿es posible aceptar competir en unas elecciones sin que se modifiquen las actuales condiciones electorales? ¿Existe algún margen de maniobra para poder negociar este único punto con el régimen madurista? La oposición democrática, a excepción de lo ocurrido en 2005, ha participado multitudinariamente en los procesos electorales, pero siempre con serios cuestionamientos al ventajismo oficial y a las dudas surgidas de los escrutinios”; y el Grupo de Lima reunido en Canadá coincide en que es imprescindible “la revisión del sistema electoral, incluyendo en particular, la renovación del Consejo Nacional Electoral con miembros nombrados por la Asamblea Nacional y la publicación de un cronograma de elecciones, las que deben ser supervisadas por observadores electorales independientes”.


En ocasiones la democracia también se defiende renunciando al uso de uno de sus recursos básicos como el del ejercicio del voto. Ahora bien, luego de esta decisión mayoritaria de la oposición ¿qué recurso queda? Como ha sugerido Marta de la Vega en. Tal Cual, digital: “Urge una coalición verdaderamente concertada, sin arrogancia ni terca pedantería de algunos jefes de partidos. Se necesitan líderes que piensen más allá de la coyuntura y de las circunstancias inmediatas, que alcen la mirada con una visión a largo plazo”. Decisión que se tiene que emprender decidida y concertadamente, pero lo primero, lo estrictamente político y estratégico ahora es salvar la unidad opositora por encima de cualquier controversia o interés de grupo. Si la MUD se fracciona, Nicolás Maduro y sus colaboradores se habrán anotado la más importante victoria política y lograrán que la presión internacional sobre su régimen se disipe paso a paso y, al mismo tiempo, la oposición ya no tendrá una opción consistente para el reto político unificado y solo se podrá emprender pírricas batallas dispersas e individuales. Como su consecuencia, el gobierno, en alianza con el Tribunal Supremo de Justicia, con el Consejo Electoral Nacional y la Asamblea Nacional constituyente, ante una oposición dispersa, podrá seguir los pasos del régimen castrista ilegalizando a todo partido político que no se ajuste a la línea de dirección del oficialismo. El castrismo entonces habrá triunfado en Venezuela. Primero consolidar la unidad y luego impulsar la presión popular, la resistencia noviolenta, la desobediencia civil y el empuje de las manifestaciones exigiendo la renovación, la restructuración del CNE, depurándolo de sus elementos más comprometidos con el régimen, principalmente con la democión de su presidenta Tibisay Lucena Ramírez. Movilización en contra de la ANC y a favor de nombrar veedores extranjeros para supervisar la transparencia de todo el proceso.

sábado, 28 de octubre de 2017

Chavismo y oposición en caminos extraviados

Francisco Olivares. Diario EL UNIVERSAL

 
La gran humillación

El error no es equivocarse, sino que cada partido, cada líder, o grupo de influencia actúe sólo y por su cuenta frente a cada situación. Esa es una reacción que denota inmadurez.


El madurismo ha hecho de todo para sobrevivir en este último año.


Haciendo un recuento de lo sucedido, este camino escarpado comenzó desconociendo a la Asamblea Nacional desde el momento en que fue electa por el voto popular. Durante las protestas puso tras las rejas a unos 5 mil opositores, aislados, sin acceso a la justicia y bajo torturas. Al menos 120 personas fueron asesinadas por cuerpos de seguridad del Estado y colectivos oficialistas. Adicionalmente metieron presos a alcaldes y a otros los inhabilitaron junto a líderes nacionales como Leopoldo, Capriles o María Corina.


Pero como no era suficiente, a la par de asaltar con grupos armados a la Asamblea Nacional, agrediendo físicamente a sus parlamentarios, crearon la Asamblea Constituyente sin consultar con el soberano. No fue para hacer una nueva Constitución sino para usar el poder dictatorial a través de ese organismo que se encuentra fuera de la Ley y que actúa como un poder supremo ejerciendo tareas legislativas y ejecutivas, de acuerdo a las órdenes que recibe del Gobierno.


El último acto han sido unas elecciones fraudulentas en las que hay un millón 600 mil votos sin respaldo de huellas y dos gobernaciones, Miranda y Bolívar, claramente arrebatadas con un fraude descarado.


Para ejecutar esta última maniobra tuvieron que sacar del juego a su antiguo aliado, la empresa Smartmatic, cuya plataforma tecnológica impedía practicar un fraude masivo como el que hemos visto el 15 de octubre. Esta empresa prefirió resguardar su prestigio por los contratos que llevan en otros países, que sacrificar su credibilidad por avalar el fraude aplicado durante la elección a los delegados a la Constituyente a la que le agregaron unos tres millones de votos ficticios, según el propio relato de la empresa.


Todo ese prontuario de delitos acumulados por el chavismo le permitió a la Mesa de la Unidad, a las ONG y en general a la oposición venezolana, quitarle el apoyo internacional que a fuerza de petrodólares mantuvo durante tantos años el chavismo, a través de un trabajo sistemático de denuncias de todas las aberraciones que se producían en Venezuela.


Aún con los avances logrados por opositores, la maquinaria chavista con el fraude del 15 de octubre y profundizando las dudas previas de la oposición de si se debía participar o no en las regionales, logró dividir a la oposición.


Ahora celebran que 4 gobernadores aceptaran juramentarse ante la ANC, toman el Zulia a la fuerza e imponen gobernaciones paralelas. Simultáneamente le entregan la seguridad interna del país a la FANB la cual desconoce el poder civil y centralizan el poder local e institucional a través de la ANC por encima de los poderes constituidos.


Mientras ello ocurre la población muere por falta de medicinas, de alimentos y de protección sanitaria. El hampa gobierna en barrios y algunas regiones y las policías y fuerzas militares se dedican en gran medida a extorsionar a quienes deben movilizar los pocos productos que aún se distribuyen en el país.


El debate opositor cayó en el señuelo del Gobierno de colocar como un problema de principios participar o no en las elecciones con el CNE en el que ya no está Smartmatic, la tinta indeleble o los testigos por sorteo.


Se puede ir o no a una elección aun sabiendo que habrá fraude o que le crearán un Gobierno paralelo. Se puede convocar a la calle o a manifestaciones, o ir a un diálogo con el Diablo. Pero cuando cada una de las acciones se asume como un punto de honor, como algo determinante, dejando de lado lo sustancial que es el objetivo, que es la situación del país y el aprovechar las debilidades del Gobierno. Entonces se crea la pugna determinante y se busca cómo colocar en el paredón a quien se encuentra en el mismo lado.


Es necesario volver a encontrar el camino de la unidad. Apoyar las denuncias del fraude electoral y llevar a la oposición a una sola postura frente a cada coyuntura. El error no es equivocarse, sino que cada partido, cada líder, o grupo de influencia actúe sólo y por su cuenta frente a cada situación. Esa es una reacción que denota inmadurez.


Hay que recordar que el chavismo, con todas las diferencias internas que tiene, actúa como un solo bloque frente a cada situación.


Twitter: @folivares10

viernes, 27 de octubre de 2017

Se están afilando los dientes con las elecciones de diciembre

Mario J. Viera


  
Menos de dos meses para las elecciones municipales que la espuria y fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente (ANC), órgano ficticio que oculta el golpe de estado propinado por el régimen militarista de Nicolás Maduro, ha convocado. Y se sienten eufóricos. El ensayo de las elecciones regionales, donde pusieron a pruebas todas sus artes oscuras para ganar por fraude la mayoría de las gubernaturas, les salió bien y ya tienen engrasada su maquinaria. Quizá hasta piensan, es muy probable, que lograron sembrar la desconfianza en los resultados electorales y en el ejercicio del voto dentro de la población y que este sentimiento frustrante les permita ganar mayoría municipal por la vía del abstencionismo.

Y dice la impresentable presidenta de la impresentable Asamblea Nacional Inconstituyente Delcy Rodríguez: "Con la elección municipal el pueblo de Venezuela va nuevamente a decirle al mundo, 'queremos paz, tranquilidad’" frente a los hechos violentos promovidos por la oposición política. Se siente confiada, ya ve el triunfo adornando su mesa de trabajo, ya se ve orgullosa hablando del gran triunfo de “la democracia” del Socialismo Siglo XXI y mucho más por el acatamiento a los dictados de la espuria que le regalaron los candidatos de Acción Democrática que juraron ante ella, radiante cual nueva diosa Diana en su trono de Éfeso en la Casa Amarilla, Ramón Guevara de Mérida; Laidy Gómez de Táchira; Alfredo Díaz de Nueva Esparta y Antonio Barreto de Anzoátegui. Y como estos que incumplieron con su compromiso de no jurar ante el monumento al fraude, legitimaron con su acción a la ANC, entonces ¡Nada! Se anulan los resultados electorales de Zulia y la elección de Juan Pablo Guanipa por no haberle rendido pleitesía y reconocimiento a la dictadura. Y decide la fraudulenta Asamblea y lo comunica su fraudulenta presidenta que habrá que repetir las elecciones en el estado de Zulia.

La actitud de plegamiento de esos candidatos de Acción Democrática hizo que Henrique Capriles dijera una airada resolución: “Hablo por mí, no por mi partido. Mientras esté en la Unidad el señor Ramos Allup (dirigente de Acción Democrática), yo no voy a seguir en esa mesa. Lo de ayer no tiene justificación"

Con este antecedente, la ANC tiene en sus manos una carta de triunfo al imponer la obligación de que todos los alcaldes electos deberán jurar ante ella, es decir como lo dijera Freddy Guevara coordinador nacional del partido Voluntad Popular, la obligación de “arrodillarse ante la asamblea nacional constituyente”; si la oposición gana de todos modos perderá. Si los alcaldes electos aceptan la imposición de la ANC, estarán reconociendo la legitimidad de esta y si no lo hacen los electos no serán reconocidos y no podrán ocupar el cargo. Así Guevara ha planteado que Voluntad Popular, el partido de Leopoldo López, no participará en esas elecciones. Por su parte la Mesa de Unidad Democrática ha negado que se haya pronunciado sobre la realización de las elecciones municipales, aunque la diputada opositora Dennis Fernández dijo, aludiendo a que todavía no se había tomado una decisión al respecto, según el diario El Nacional: "Nos estamos preparando para tomar una decisión, bien sea de participar o no, y en su momento emitiremos un pronunciamiento, y acudiremos a organismos internacionales con competencia en derechos humanos, viendo la radicalización de un proceso político, además en contra de la decisión del pueblo, de la democracia y libertades".  


Es evidente el propósito que alienta la dictadura venezolana y sus organizaciones satélites. En primer lugar, despojar a la oposición de su arma más efectiva, el voto y ahondar la división dentro del movimiento opositor. Si la oposición se decide por participar en las elecciones de diciembre estará actuando como compañero de viaje de la dictadura y de hecho reconociéndole a la ANC la capacidad de convocatoria. Si se decide por el abstencionismo estará renunciado a la lucha electoral y ahondando la frustración popular hacia la solución por esa vía y, de paso, permitirle al oficialismo apoderarse tranquilamente de todos los poderes municipales. Por otra parte, la oposición debe plantear un reto a la Asamblea Nacional Constitucional ante la anulación del triunfo alcanzado en Zulia. Si se cruza de brazos sin hacer el mínimo acto de rechazo al intento de repetir las elecciones en Zulia estará claudicando vergonzosamente ante la por todos considerada fraudulenta ANC.

martes, 24 de octubre de 2017

La Alianza Nacional Populista

Daniel Gascón. Fuente Blog POLIS




Lo que estamos viviendo en Cataluña es algo muy moderno: el asalto al Estado de derecho por medio de un procedimiento que no es abiertamente violento, transmitido y transformado en la cacofonía de las redes sociales. Se ha servido de técnicas contemporáneas y viejos trampantojos, de una sensibilidad antiestablishment y del cambio en la economía de la comunicación: las persecuciones a los críticos en Twitter, la sustitución de la argumentación por el sarcasmo, la proliferación de noticias e imágenes falsas. Entre los logros del independentismo está hacer pensar que se trataba de adquirir un derecho – el derecho a decidir ─, un eufemismo afortunado de la autodeterminación-, cuando en realidad se intentaba quitar un derecho a los demás. Para lograr el objetivo de la independencia, se pretendía sustituir la democracia liberal pluralista por una concepción plebiscitaria que permitiría la imposición de la voluntad de una minoría de catalanes. Una sociedad diversa se reducía a una cuestión binaria: el deseo de un pueblo y los que querían coartar su libertad.

Los dirigentes y los comentaristas que defendían la secesión han mentido sobre el pasado, el presente y el futuro: en el terreno económico, por ejemplo, se falsearon las cifras de la contribución de Cataluña al resto del Estado, se inventaron balanzas fiscales en otros países y se dijo que la salida de Cataluña de España no tendría efectos económicos negativos.

Hay también una especie de vaciado de las palabras. Se habla de más democracia, pero no se sabe exactamente qué significa eso. La declaración de independencia, que recordó aquella frase de Maimónides -"el Mesías vendrá, pero podría retrasarse"- dejó a todos indecisos: ¿era un ejemplo de astucia o una muestra de incompetencia? El lenguaje es incendiario o conciliador, pero a la vez no quiere decir exactamente lo que dice. Los conceptos se han convertido en metáforas, que pueden designar lo que a uno le parezca mejor. El clamor de la calle es más importante que las instituciones, la representación y la mediación. Es una estrategia de movilización populista.

Lo que estamos viendo en Cataluña es algo muy antiguo: la activación de las ideas de la tribu y de la exclusión, la imposición de la visión del campo sobre la visión de la ciudad, la idea de la importancia del origen por encima de la ciudadanía, la creencia en que quienes han nacido en un lugar son mejores que los que han nacido en otro sitio, el énfasis en un elemento distintivo -en este caso la lengua-, un agravio histórico -una derrota honrosa a la cual siguió un periodo oscuro de supresión de libertades: 1714, 1939, la sentencia del Estatut- que en el fondo nos ha hecho más fuertes porque nos brinda la oportunidad de corregirlo en el futuro, el uso de los medios de comunicación en un proyecto de construcción nacional. Se propone crear una nueva frontera y en algunas versiones tiene tentaciones expansionistas. Es el contenido del nacionalismo.

El populismo contemporáneo es un estilo político, una ideología delgada que suele combinarse con otras ideologías. José Luis Villacañas lo ha definido como "Carl Schmitt atravesado por los estudios culturales". El secesionismo catalán, como ha explicado Aurora Nacarino-Brabo, ha unido nacionalismo y populismo. Esto ha permitido que el nacionalismo amplíe su base tradicional: la ideología rural y burguesa sumaba a jóvenes urbanos, en un momento en el que también estallaba el sistema de partidos español y en el que el proyecto estatal parecía agotado en términos representativos y asfixiado por la crisis económica. Cada uno podía imaginar en la independencia su utopía particular, la solución a su descontento favorito. Es un proyecto contra las élites, pero también es un proyecto de las élites, donde reivindicaciones tradicionales, como un acuerdo fiscal más ventajoso, perdían protagonismo ante una idea de radicalidad democrática.

La asociación entre nacionalismo y populismo ha sido históricamente frecuente. En El asedio a la modernidadJuan José Sebreli señala a Rousseau y sobre todo a Herder como inspiradores del populismo. El filósofo alemán, a quien se atribuye el concepto del Volkgeist o espíritu del pueblo, también sería una de las fuentes del nacionalismo. Gramsci lamentaba que, a diferencia de lo que ocurría con el alemán y el ruso (Volk, narod), la palabra que servía para designar al pueblo y la nación en italiano no fuera la misma, y empleaba el sintagma "lo-nacional-y-lo-popular", aunque alertó de que "la aproximación al pueblo significaría, por consiguiente, una continuación del pensamiento burgués que no quiere perder su hegemonía sobre las clases populares". Sebreli explica que los posmarxistas de la segunda mitad del siglo XX transformaron el concepto "concreto, económico y social" de clase marxista en el concepto "vago, metafísico de pueblo". Pero antes otra idea del pueblo estuvo presente en algunos de los regímenes más siniestros del siglo XX: "Puesto que el sistema totalitario se consideraba la expresión misma del pueblo, la manifestación de su ser ontológico, todo lo opuesto, toda crítica, no podía ser sino un error o una perversión. Así pues, el disidente había de ser un extranjero o un miembro de una minoría étnica y constituía para el pueblo un enemigo y un traidor". Sebreli señala una contradicción de esta idea totalitaria de pueblo: se proclama una unidad indisoluble y compacta del pueblo, pero solo se puede afirmar en una sociedad totalmente dividida. Esa concepción está muy lejos de una idea democrática, que no postula la unidad sino la pluralidad, que valora el conflicto, los distintos intereses y el acuerdo.

El término nacional-populismo se utilizó para designar a algunas dictaduras latinoamericanas de mediados de siglo: Gino Germani lo aplicaba al peronismo. Más tarde lo ha usado Pierre-André Taguieff, que lo empleaba en 1984 para describir al Frente Nacional. En Le nouveau national-populisme (2012), Taguieff enumeraba algunas características comunes a los nacional-populismos contemporáneos, entre los que citaba a Oscar Freysinger (Suiza), la Lega Nord (Italia), Ataka (Bulgaria), Jobbik (Hungría) o Los verdaderos finlandeses: "1) el llamamiento perpetuo al pueblo lanzado por el líder; 2) el llamamiento al pueblo en su conjunto contra las élites ilegítimas; 3) el llamamiento directo al pueblo auténtico, que es sano, sencillo y él mismo; 4) el llamamiento al cambio, que implica una ruptura con el presente (el sistema, supuestamente corrupto), inseparable de una protesta antifiscal (en ocasiones ligada a la exigencia de referéndums de iniciativa popular); 5) el llamamiento a limpiar el país de elementos supuestamente inasimilables (nacionalismo excluyente, contrario a la inmigración)".

Ha habido intentos de combinar el populismo con una idea nacional desde la izquierda: "Si la nación es una construcción artificial, ¿por qué no puede la izquierda construirse una a su medida?", decía Ernesto Laclau. Un ejemplo reciente es el de Íñigo Errejón en Podemos. Su derrota dificulta saber si las connotaciones derechistas de los símbolos nacionales debilitaban su eficacia para movilizar al electorado de izquierda.

Conocemos algunas de las consecuencias del populismo: el desgaste de las instituciones, la polarización que convierte al adversario en enemigo, la
fractura social, la perpetuación de los problemas
 (porque son precisamente lo que lo alimenta), la degradación de la conversación pública. También conocemos las consecuencias del nacionalismo: entre ellas está una peligrosa reacción especular. Hay muchas variedades: algunos reivindican un nacionalismo cívico, que suele ser el propio; otros defienden su eficacia como elemento de cohesión social y estímulo para la solidaridad; también se ha señalado que obedece a razones biológicas. Existen versiones domesticadas y diluidas. Pero, como hemos visto una y otra vez, es una forma de ver el mundo que fácilmente se vuelve tóxica.


Daniel Gascón es escritor y editor de Letras Libres

lunes, 23 de octubre de 2017

¿Qué opción queda en Venezuela?

Mario J. Viera


Ha llegado el momento del análisis sereno. La oposición aceptó el reto, fue a los comicios del 15 de octubre y perdió; de las 23 posiciones de gobernación, la Mesa de Unidad Democrática solo pudo asegurar cinco gubernaturas, cuando apostaba por ganar 18 gobernaciones sobre la base de las encuestas que le eran favorables. De los cinco estados más codiciados y claves en las elecciones, Zulia, Carabobo, Miranda, Barinas y Bolívar la oposición solo pudo imponerse en el estado de Zulia. ¿Cómo pudo ser esto?

Luego de conocidos los resultados electorales comenzaron las críticas contra la MUD y sus tácticas de activismo político. Poniendo en dudas la seriedad de la MUD, Marianella Salazar columnista de El Nacional crítica que ante los claros fraudes cometidos por el CNE todavía no se había hecho “un llamado a la calle en defensa del voto y contra el fraude”. Carlos Blanco, también columnista de El Nacional calificó de “estruendosa” la derrota sufrida por la oposición en estos comicios “una doble derrota: la de la MUD que articuló esa política a pesar de las prevenciones que se le plantearon; y también una derrota para el país democrático – más allá de ese grupo dirigente – que dispuesto a votar o no, recibió el mazazo de un descalabro que ni buscó ni merece. (...) Es la ruptura política y emocional entre la ciudadanía y ese equipo dirigente el que reclama una nueva dirección”. En tanto que Elides J. Rojas de El Universal consideró que el fracaso, independiente de los factores de fraude presentes, se debió a “una oposición errática y casi amateur” y señaló: “Habrá otros procesos electorales. Pero con el mismo árbitro y en las mismas condiciones será imposible”.

María Corina Machado presidenta del partido Vente Venezuela que no apoyó la participación en los comicios del 15 de octubre y que se había separado de la MUD por tal motivo, ya había declarado: "Ir a las elecciones regionales como están planteadas hoy es legitimar un Consejo Nacional Electoral que el mundo entero reconoce cómplice del más grande fraude en la historia de este hemisferio. Ir a las elecciones es aceptar que perdimos la lucha en la calle y eso no es verdad", ante los resultados alcanzados declaró que la “salida es una nueva unidad ciudadana”. En tanto, Freddy Guevara, coordinador del partido Voluntad Popular consideró: "Tenemos que pasar un proceso de revisión profunda de toda la estrategia opositora y de la Unidad para reunificarnos como sociedad democrática y enfrentar juntos esta amenaza totalitaria y criminal que pretende secuestrar a los venezolanos solamente por sus negocios".

En sintonía con la posición de María Corina Machado, el diputado Richard Blanco dirigente de Alianza Bravo Pueblo (ABP) expresó que no se uniría con los que decidieran participar en las elecciones regionales, pero sin separarse de la MUD y expuso: “Si estamos hablando de que hubo un fraude perpetrado por Maduro y el CNE, no vamos a ir a elecciones regionales, porque si eso sucede simplemente van a hacer una Constitución que pondrá por encima de los gobernadores figuras nombradas a dedo por Maduro”.  

El Secretario General de la Organización de Estados Americanos, fuerte crítico del régimen de Nicolás Maduro, expresó su opinión: "No se pueden reconocer los resultados de una elección en un país en el cual no existen garantías para el ejercicio efectivo de la democracia", sin embargo, observó en tono crítico: “Es muy claro que cualquier fuerza política que acepta ir a una elección sin garantías se transforma en instrumento esencial del eventual fraude y demuestra que no tiene reflejos democráticos para proteger los derechos de la gente, en este caso, el voto”. Sobre esto redundó el expresidente de Colombia Andrés Pastrana diciendo: “La única garantía que tiene el que participa en una elección sin garantías es que va perder”.

Lo que sí es evidente es que la oposición fue a los comicios dividida y enfrentada a una minoría abstencionista. Ese fue, si no el principal, uno de los principales errores que condujeron al fracaso electoral. La MUD, tal como lo hace ver Fernando Mires, actuó tímidamente, como pidiendo escusas a los abstencionistas, entre ellos a María Corina Machado. Tenía que considerar que el régimen y su ente electoral haría lo que fuera necesario para boicotear las elecciones y no confiarse únicamente en las encuestas; es como ahora lo ha expresado el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela Julio Borges a la agencia Efe: “El Gobierno en todas las elecciones lo que ha hecho es destruir la confianza en el voto” y aseguró que el régimen no se inhibiría en hacer uso del clientelismo que tanto rédito le ha asegurado, así una de las formas de controlar la votación sería el del recurso de presión "a través del hambre, (...) de carnés obligatorios que hace que la gente presente para poder votar, a través de todo lo que significa la coacción de los empleados públicos, y a través de lo que significa el control político y armado en los centros electorales". Destruir la confianza en el voto, en el arma eficaz y de más potencia con que cuenta la oposición, para generar apatía y abstencionismo. Por último, la oposición tenía que haberse preparado para defender hasta con las uñas el voto, no solo con el empleo de testigos electorales, sino con movilización de masas y, por supuesto haber exigido la presencia de observadores imparciales para garantizar la transparencia del proceso. Henrique Capriles ante los resultados electorales, especialmente en el estado de Miranda donde había actuado como Gobernador advirtió y denunció recientemente, diciendo: “Cuidado porque yo veo en declaraciones echarle la culpa a la gente. Hasta las 7:00 pm del día domingo todas nuestras proyecciones, todo lo que recibíamos de reporte era que estábamos ganando, pero nunca nos había tocado que 48 horas antes cerraran y cambiaran centros, fue primera vez que nos pasó”.

Ajustada a la Constitución, la oposición había exigido reiteradamente la convocatoria a elecciones. Su apego al principio constitucional le valió el apoyo internacional. Ahora, cuando el régimen convocó a elecciones, aunque ajustadas a sus conveniencias, la oposición no tenía otra opción que ir a la confrontación electoral a pesar de todas las condiciones en su contra. El abstencionismo, sería una graciosa cesión de todas las gubernaturas al régimen de Maduro. Para Fernando Mires, el abstencionismo, en las actuales condiciones que vive Venezuela es simple y llanamente una expresión de cretinismo político: “El abstencionismo políticamente organizado ─ no las personas que por razones A o X no desean votar ─ vale decir, esa tendencia convertida en movimiento y que, siguiendo la lógica de la dictadura venezolana está llamando abiertamente a la abstención, es (...) una expresión de cretinismo político en su fase más avanzada de desarrollo”. El régimen quería y buscaba que la oposición se dividiera en dos bandos, uno a favor de la solución electoral y otra a favor del abstencionismo, obstando a favor del segundo y de este modo poder demostrar, como así lo ha expresado el 26 de mayo en una de sus tantas páginas oficialistas, que “el antichavismo no tiene una agenda política electoral, apuesta a vías no electorales... luego de haber atizado a la comunidad internacional afirmando que en Venezuela debían abrirse caminos electorales, deben explicar ahora a la comunidad internacional por qué no piensan participar en las elecciones convocadas”.

Precisamente dentro de los cinco estados de mayor peso en las elecciones tres de ellos fueron donde se produjeron las mayores abstenciones, de acuerdo con datos publicados por el Consejo Nacional Electoral (CNE). Zulia, ganado por la oposición, el estado con mayor número de electores del país, alrededor de 2,4 millones, y una de las mayores reservas de petróleo y gas del continente, la abstención alcanzó el 44.26%. Miranda que ha sido bastión de la oposición y estado de la gubernatura de Henrique Capriles es el segundo en número de electores con más de dos millones y que en opinión del politólogo y experto en Derecho Constitucional Luis Salamanca, según la AFP, es el estado que “puede ser decisivo en las presidenciales de 2018”, alcanzó un 41.39% de abstención electoral. El tercer estado con mayor número de electores y donde funciona la antes poderosa gran industria del país, Carabobo alcanzó el 40.95% de abstencionismo, aunque estas cifras no determinaron en los resultados electorales, pero son un índice de lo que intentó obtener el régimen, la desconfianza hacia el voto, hacia la solución por medio de la vía electoral y que un sector de la oposición suscribió e impulsó.

Aunque la oposición encuadrada dentro de la Mesa de Unidad Democrática denunciara que el régimen había asumido “el camino del fraude, la violencia, irregularidad, manipulación, ventajismo, corrupción, trampa, extorsión, coacción y chantaje para torcer y desconocer la voluntad (del pueblo venezolano)”, y lo que destacara Gerardo Blyde, jefe del comando de campaña de la oposición inmediatamente después que el Consejo Nacional Electoral divulgara los resultados del proceso electoral, al decir: “Tal como lo anunciáramos minutos antes de que la presidenta del CNE diera el primer boletín, la Unidad alertó al país que esos resultados no se correspondían con lo que estábamos manejando”,  el experto en Derecho Constitucional Salamanca expresó: “Nada es óptimo en Venezuela, no hay una vía óptima, especial, todas las vías pueden ayudar, hay que ir a votar, estar pendiente de los militares, continuar las negociaciones y respaldar la presión internacional, impulsar todos los caminos que puedan conducir al cambio”.

Sin embargo, las negociaciones ya se habían intentado el 13 y el 14 de septiembre. En República Dominicana se llevó a cabo un encuentro entre representantes del gobierno de Maduro y de la oposición, bajo el auspicio del presidente de ese país Danilo Medina y del expresidente de España José Luis Rodríguez Zapatero, con el propósito de encontrar una solución a la crisis política, social y económica que se presentaba en Venezuela tras las poderosas protestas callejeras iniciadas el 1 de abril, que dejaron un saldo de 121 muertos y cerca de 2 mil heridos, según cifras oficiales, y la creación de la Asamblea Nacional Constituyente, electa el 30 de julio, rechazada por la oposición por no amoldarse a los postulados constitucionales y criticada internacionalmente. En ese contexto debían reanudarse las negociaciones para el 27 de septiembre; sin embargo, la Mesa de Unidad Democrática se retiró de las conversaciones alegando en carta dirigida al presidente Medina “que todavía no hay un ambiente propicio para continuar con la fase de conversaciones exploratorias fijadas para el día 27...”

El 29 de marzo de 2017 Nicolás Maduro, vía Tribunal Supremo de Justicia, comete un auto golpe al anular las funciones de la Asamblea Nacional y afirmara tajantemente: “En Venezuela ese Poder Legislativo no existe, no tiene ninguna influencia hoy por hoy en la vida política, económica y social de Venezuela”. Se anulaba el Poder Legislativo dejando estas funciones en poder del Tribunal Supremo, a lo que el presidente de la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, Julio Borges declararía: “Nicolás dio un golpe de Estado. Es la primera vez que dos sentencias le dan todo el poder para hacer las leyes que le dé la gana. EL TSJ se eligieron a ellos mismos y a nosotros 14 millones de venezolanos” y anunció que se harían marchas de protesta en contra de la decisión del TSJ; fue así que se iniciaron los cien días de marchas y protestas callejeras que estremecieron a todo el país. La fuerza de las protestas populares y la presión internacional hizo que el TSJ modificara su decisión de asumir las funciones legislativas y se optara. el 1 de mayo, por la convocatoria a una Asamblea Nacional constituyente (ANC). El 30 de julio se realizaron las votaciones para elegir a los diputados para la constituyente, todo en violación de lo estipulado constitucionalmente, declarando el gobierno que se había recibido el apoyo de 8,1 millones de votantes que representaban el 41,43 % del censo electoral; lo que para la firma Smartmatic encargada del recuento de votos habría sido una manipulación de las cifras de participación en aquellas elecciones. Antonio Múgica, consejero delegado de la encuestadora declaró entonces: “Una auditoría permitiría conocer la cifra exacta de participación. Estimamos que la diferencia entre la cantidad anunciada y la que arroja el sistema es de al menos un millón de electores",

Ahora es el remate, con los resultados oficiales de las elecciones regionales, el establecimiento de una Asamblea Constituyente espuria y con máximos poderes legislativos, la Asamblea Nacional, colocada prácticamente en la ilegalidad, pareciera que ya no hay una solución electoral, al menos en el sentir de la población. Como ha dicho el ya citado Salamanca: “Si tú decides pasarle la cerradura a la salida electoral en Venezuela por lo que ocurrió con las regionales, no sabemos cuál sería la otra salida”. He ahí el asunto: ¿Cuál será la otra salida?; una “por fuera del sistema” como ha mencionado la directora de DataStrategia, Carmen Beatriz Fernández que contemple “desde el golpe de Estado hasta la intervención extranjera” soluciones estas llevadas al absurdo.  Sin embargo ante los muy dudosos resultados electorales y las claras evidencias de fraudes cometidos por el oficialismo, la respuesta internacional ha sido contundente.

La Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA) una asociación de expresidentes de América Latina y España entre los que se mencionan los expresidentes de Costa Rica Oscar Arias, Rafael Ángel Calderón, Laura Chinchilla, y Miguel Ángel Rodríguez; los expresidentes de Panamá Nicolás Ardito Barletta y Mireya Moscoso; los de Colombia César Gaviria Trujillo, Andrés Pastrana y Álvaro Uribe Vélez; y José María Aznar, de España, Vicente Fox de México, Alfredo Cristiani del Uruguay, Luis Alberto Lacalle de Bolivia y Jorge Tuto Quiroga de Bolivia emitieron un comunicado el 17 de octubre donde denunciaban los resultados electorales del 15 de octubre como la expresión de “una línea continuada de irregularidades” propias de los regímenes dictatoriales que en Venezuela su expresión se encuentra “en los desconocimientos previos del derecho del pueblo a convocar un referendo revocatorio y del principio del voto universal, directo y secreto, a fin de instalar una constituyente de facto violatoria del orden constitucional y democrático...” Ese mismo día el Gobierno de costa Rica emitió un comunicado en donde declaraba que desconocía y consideraba “irregulares, fraudulentos y viciados de nulidad los resultados de la jornada electoral, sin supervisión internacional confiable”; además reiteró que desconocía a la asamblea nacional constituyente y “todos los actos emanados de ella, entre los que se incluye la juramentación de nuevos gobernadores el miércoles 18 de octubre de 2017”.

Pero la realidad es que hay frustración entre la población y aun dentro del campo opositor y muchos ya ven que por la vía electoral en Venezuela ya no hay solución. Ante esta realidad, Diego Moya-Ocampos, analista del IHS Markit declaró a la AFP: “La opción de diálogo y la salida electoral se van cada vez más distantes y de nuevo la protesta de calle y la comunidad internacional van a marcar la pauta”. Algunos consideran que la única opción que queda en Venezuela, ante la intolerancia del régimen de Maduro y ante su falta de voluntad política de buscar una solución por vías democráticas, es la del Maidan, la resistencia noviolenta, la desobediencia civil, el reto político, o como afirma María Corina Machado:La ruta de la libertad es la ruta de la rebeldía, de la desobediencia cívica”.

Por otra parte, el presidente de Colombia Juan Manuel Santos ha propuesto un nuevo camino. El 17 de octubre en su cuenta de Twitter planteó tres condiciones indispensables para encontrar una solución por la vía pacífica y democrática: “Ante no reconocimiento de resultados electorales en Venezuela la solución es: elecciones generales, veedores extranjeros y CNE independiente”. Algo que considera adecuado el director de la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo de la Universidad de los Andes y coautor del libro Transiciones Democráticas, Sebastián Bitar cuando aseguró: “En este momento, con el poco apoyo del chavismo, unas elecciones generales para presidente llevarían inevitablemente a un cambio de gobierno, y un CNE independiente implicaría un cambio de régimen”. Ahora bien, ¿cómo conseguir estos condicionamientos propuestos por Juan Manuel Santos, cuando, tal como lo ve el mismo Bitar, el diálogo “aparentemente no ha dado resultados en el caso venezolano”? Bitar ha declarado sobre la disyuntiva del voto en Venezuela y asegura: “Uno no gana con ética en la política, gana con poder. El poder para una fuerza política de oposición como la venezolana son los votos, no hay otro, digamos, que sea más relevante. El segundo poder, que hay que valorar hoy día, es que el tema venezolano pasó a ser un asunto latinoamericano”.


En mi opinión, considero que la vía de defender la Constitución por parte de la oposición y su recurso a la via electoral no debe abandonarse en función de solo las protestas callejeras buscando la caída del régimen. Ambos métodos deben combinarse. La desobediencia civil para desconocer a la espuria e inconstitucional Asamblea Nacional Constituyente y las movilizaciones de calle para exigir la formación de un Consejo Nacional Electoral independiente que convoque a elecciones presidenciales con veedores internacionales que avalen la transparencia del proceso electoral. Maiden y vía electoral con el apoyo principalmente de América Latina, como el Grupo de Lima integrado por Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, además de Canadá y como la Organización de Estados Americanos.     

viernes, 20 de octubre de 2017

Palabras de Felipe VI, Rey de España en la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias (Fragmento. Sobre el inaceptable intento de secesión de Cataluña)

Oviedo, 20 de octubre de 2017



Señoras y Señores,

Quiero iniciar esta parte final de mi discurso agradeciendo nuevamente a todos los premiados su asistencia especialmente a los Presidentes del Parlamento, del Consejo y de la Comisión Europea, a quienes acompaña el Presidente de su Tribunal de Justicia. Su presencia hoy aquí en Asturias simboliza, el compromiso, el apoyo y la solidaridad de las instituciones europeas con España, con nuestro sistema constitucional y con nuestro Estado Social y Democrático de Derecho.

Señores Presidentes: España tiene que hacer frente a un inaceptable intento de secesión en una parte de su territorio nacional, y lo resolverá por medio de sus legítimas instituciones democráticas, dentro del respeto a nuestra Constitución y ateniéndose a los valores y principios de la democracia parlamentaria en la que vivimos desde hace ya 39 años.

Durante las últimas décadas, los españoles hemos continuado nuestra historia, haciendo honor a nuestra decisión soberana de convivir juntos en democracia. Hemos vivido y compartido éxitos y fracasos, triunfos y sacrificios, que nos han unido en alegrías y sufrimientos. No lo podemos olvidar. Como no queremos ni podemos renunciar a lo que juntos hemos construido, sumando las aportaciones de todos, que constituye un valiosísimo legado que a todos y cada uno nos pertenece por igual.

Y ello ha sido posible gracias a una España cimentada en el deseo sincero de convivencia y de entendimiento; en el respeto de las normas y de las reglas de la democracia; en reconocer con grandeza y generosidad los errores del pasado para no caer de nuevo en ellos; una España en la que todos sus ciudadanos —cualesquiera que fuesen sus ideas, dondequiera que nacieran o vivieran— tuviesen la oportunidad de encontrar su lugar en paz y libertad, sin temores ni miedos a la imposición ni a la arbitrariedad, alejados del rencor y las fracturas.

Y a una España, también, abierta y solidaria en la que pudieran reconocerse todos y cada uno de los españoles, y en la que los pueblos que la integran viesen protegidas, reconocidas y respetadas sus lenguas, sus culturas, sus tradiciones y sus instituciones, como un verdadero patrimonio común que sin duda nos enriquece y nos identifica.

Unos ideales estos que, como los que estuvieron en la razón de ser de la UE, debemos tener siempre presentes. Porque ningún proyecto de futuro se puede construir basándose en romper la convivencia democrática; ningún proyecto de progreso y libertad se sustenta en la desafección, ni en la división — siempre dolorosa y desgarradora— de la sociedad, de las familias y de los amigos; y ningún proyecto puede conducir al aislamiento o al empobrecimiento de un pueblo.

La España del siglo XXI, de la que Cataluña es y será una parte esencial, debe basarse en una suma leal y solidaria de esfuerzos, de sentimientos, de afectos y de proyectos. Una suma que siga alimentando nuestra vocación universal, nuestro legítimo orgullo de pertenecer a la gran realidad democrática que es Europa.

Por eso, Europa, la Unión Europea, forma parte del ser de esa España; una Unión que trasciende a los Estados con respeto a todas nuestras identidades y sensibilidades; una Union que dé respuesta a la modernidad, que indudablemente avanza hacia una mayor integración y convergencia. Ese es el signo de nuestros tiempos, del mundo en el que vivimos.

Señores Presidentes: los españoles no olvidan ni olvidarán que la Unión ha sido siempre un referente para España en el origen y en la consolidación de nuestra democracia; y que ha impulsado decisivamente nuestra prosperidad y bienestar. Pueden estar seguros de que la Unión encontrará en nuestro país un pilar esencial de apoyo y lealtad ante los nuevos desafíos que juntos debemos afrontar. Un camino que debemos recorrer acompañados de la razón, la palabra y el respeto a las reglas de convivencia, inspirándonos en tres principios europeos que también son indisociables: la democracia, los derechos fundamentales y el Estado de Derecho.

Señoras y Señores,

La entrega de nuestros premios en Oviedo ha sido siempre un acto de reconocimiento de valores cívicos y de principios morales. Y esta tarde hemos continuado esa tradición una vez más, como lo venimos haciendo desde hace ya 36 años.

Y en estos tiempos duros y difíciles que vivimos, es necesario más que nunca reivindicar los principios democráticos en los que creemos y en los que se sustenta nuestra vida en común. Son tiempos para la responsabilidad. Nuestros ciudadanos lo merecen. Unos ciudadanos que desean convivir y progresar en paz y que diariamente ofrecen un ejemplo de sacrificio, entrega y compromiso con su país.

Y me siento muy orgulloso de afirmarlo aquí en Asturias, en esta tierra leal, tan querida y siempre admirable.


Muchas gracias

jueves, 19 de octubre de 2017

Lo determinante es quién cuenta los votos

Ramón Escovar León. El Nacional




“Las únicas metáforas buenas son los lugares comunes. Porque los lugares comunes corresponden a verdaderas afinidades entre las cosas”, enseñaba el gran Jorge Luis Borges. Hay un lugar común que describe lo ocurrido el pasado 15 de octubre: “Las dictaduras no pierden elecciones”; así fue difundido en las redes sociales después de anunciados los resultados oficiales. La ex presidente de Costa Rica Laura Chinchilla fue la primera en recordar esta frase.

Paradójicamente, los resultados anunciados por el Consejo Nacional Electoral debilitan al gobierno del presidente Nicolás Maduro.

En efecto, la comunidad internacional está hoy más convencida del verdadero rostro castrista del régimen venezolano. Es por esta razón que el Grupo de Lima pide “una auditoría independiente de todo el proceso electoral”. La ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Chrsytia Freeland, afirma que las elecciones del 15 de octubre estuvieron “caracterizadas por numerosas irregularidades que producen preocupaciones significantes y creíbles sobre la validez de los resultados”. Thomas Shannon, subsecretario de Estado para Asuntos Políticos de Estados Unidos, también manifiesta preocupación por la manera como se desarrolló el proceso; y el presidente estadounidense, Donald Trump, se refirió el martes pasado a “la opresión socialista” que sufre Venezuela.

A lo anterior se suma la afirmación del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, en un tweet del 17 de octubre: “Ante no reconocimiento de resultados electorales en Venezuela es: elecciones generales, veedores extranjeros y CNE independiente”. De esta manera, el descrédito internacional del gobierno marxista se ha repotenciado, debido a los innumerables vicios que, a los ojos del mundo, vivimos los venezolanos en el proceso de elección de gobernadores.

La negativa a cambiar a todos los candidatos opositores en las boletas de votación para ajustarse a los resultados de las elecciones primarias; la reubicación estratégica de los electores “por razones de seguridad”; las fallas de las máquinas; la sustitución de la empresa Smartmatic por otra (que debe ser bien identificada), sin que se aclarara la denuncia de aquella sobre la inflación de votos en la “elección” para la constituyente; el paseo de los colectivos “de la paz” para intimidar a los votantes; el ventajismo de los candidatos del Partido Socialista Unido de Venezuela; el uso abusivo e inconstitucional del carnet de la patria y de las bolsas de los comités locales de abastecimiento y producción, CLAP, son algunos de los vicios que demuestran este sofisticado método para “ganar” elecciones: te doy comida si me das el voto. Se trata de una modalidad de fraude en varias fases.

La Mesa de la Unidad Democrática tiene ante sí el reto de mejorar su capacidad de respuesta ante situaciones como la ocurrida. El tiempo para responder a jugadas políticas del contrincante es lento y hasta contradictorio por la variedad de voceros. Esto, junto con las divisiones internas, debilita aún más las posibilidades de diseñar una estrategia política que permita derrotar al régimen.

El esfuerzo, como lo recomienda el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, debe centrarse en el cambio del Consejo Nacional Electoral por uno integrado por rectores imparciales y confiables. De lo contrario el “socialismo del siglo XXI” seguirá “ganando” elecciones.


Es difícil entender cómo un gobierno que ha llevado a Venezuela a la miseria y la ha convertido en un montón de escombros pueda “ganar” 18 gobernaciones de 23 (la del estado Bolívar acaba de ser adjudicada, bajo protesta, al oficialismo). La explicación está en la frase atribuida a José Stalin: “No importa cómo se vota ni quién vota, ni dónde ni a quién. Lo importante es quién cuenta los votos”.