Francisco
Olivares. Diario EL UNIVERSAL
El error no es equivocarse, sino que cada partido, cada líder, o grupo de
influencia actúe sólo y por su cuenta frente a cada situación. Esa es una
reacción que denota inmadurez.
El madurismo ha hecho de todo para
sobrevivir en este último año.
Haciendo un recuento de lo sucedido, este
camino escarpado comenzó desconociendo a la Asamblea Nacional desde el momento
en que fue electa por el voto popular. Durante las protestas puso tras las
rejas a unos 5 mil opositores, aislados, sin acceso a la justicia y bajo
torturas. Al menos 120 personas fueron asesinadas por cuerpos de seguridad del
Estado y colectivos oficialistas. Adicionalmente metieron presos a alcaldes y a
otros los inhabilitaron junto a líderes nacionales como Leopoldo, Capriles o
María Corina.
Pero como no era suficiente, a la par de
asaltar con grupos armados a la Asamblea Nacional, agrediendo físicamente a sus
parlamentarios, crearon la Asamblea Constituyente sin consultar con el
soberano. No fue para hacer una nueva Constitución sino para usar el poder
dictatorial a través de ese organismo que se encuentra fuera de la Ley y que
actúa como un poder supremo ejerciendo tareas legislativas y ejecutivas, de
acuerdo a las órdenes que recibe del Gobierno.
El último acto han sido unas elecciones
fraudulentas en las que hay un millón 600 mil votos sin respaldo de huellas y
dos gobernaciones, Miranda y Bolívar, claramente arrebatadas con un fraude
descarado.
Para ejecutar esta última maniobra
tuvieron que sacar del juego a su antiguo aliado, la empresa Smartmatic, cuya
plataforma tecnológica impedía practicar un fraude masivo como el que hemos
visto el 15 de octubre. Esta empresa prefirió resguardar su prestigio por los
contratos que llevan en otros países, que sacrificar su credibilidad por avalar
el fraude aplicado durante la elección a los delegados a la Constituyente a la
que le agregaron unos tres millones de votos ficticios, según el propio relato
de la empresa.
Todo ese prontuario de delitos acumulados
por el chavismo le permitió a la Mesa de la Unidad, a las ONG y en general a la
oposición venezolana, quitarle el apoyo internacional que a fuerza de
petrodólares mantuvo durante tantos años el chavismo, a través de un trabajo
sistemático de denuncias de todas las aberraciones que se producían en
Venezuela.
Aún con los avances logrados por
opositores, la maquinaria chavista con el fraude del 15 de octubre y
profundizando las dudas previas de la oposición de si se debía participar o no
en las regionales, logró dividir a la oposición.
Ahora celebran que 4 gobernadores
aceptaran juramentarse ante la ANC, toman el Zulia a la fuerza e imponen
gobernaciones paralelas. Simultáneamente le entregan la seguridad interna del
país a la FANB la cual desconoce el poder civil y centralizan el poder local e
institucional a través de la ANC por encima de los poderes constituidos.
Mientras ello ocurre la población muere
por falta de medicinas, de alimentos y de protección sanitaria. El hampa
gobierna en barrios y algunas regiones y las policías y fuerzas militares se
dedican en gran medida a extorsionar a quienes deben movilizar los pocos
productos que aún se distribuyen en el país.
El debate opositor cayó en el señuelo del
Gobierno de colocar como un problema de principios participar o no en las
elecciones con el CNE en el que ya no está Smartmatic, la tinta indeleble o los
testigos por sorteo.
Se puede ir o no a una elección aun
sabiendo que habrá fraude o que le crearán un Gobierno paralelo. Se puede
convocar a la calle o a manifestaciones, o ir a un diálogo con el Diablo. Pero
cuando cada una de las acciones se asume como un punto de honor, como algo
determinante, dejando de lado lo sustancial que es el objetivo, que es la
situación del país y el aprovechar las debilidades del Gobierno. Entonces se
crea la pugna determinante y se busca cómo colocar en el paredón a quien se
encuentra en el mismo lado.
Es necesario volver a encontrar el camino
de la unidad. Apoyar las denuncias del fraude electoral y llevar a la oposición
a una sola postura frente a cada coyuntura. El error no es equivocarse, sino
que cada partido, cada líder, o grupo de influencia actúe sólo y por su cuenta
frente a cada situación. Esa es una reacción que denota inmadurez.
Hay que recordar que el chavismo, con
todas las diferencias internas que tiene, actúa como un solo bloque frente a
cada situación.
Twitter: @folivares10
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