Mario J. Viera
Ayer, 8 de octubre, domingo, Donald Trump
envió al Congreso federal un catálogo de exigencias, supuestamente, para darle
solución al programa DACA, suspendido desde el 5 de septiembre de 2017, cuando cedió
al Fiscal General, Jeff Sessions, la comunicación de la medida tomada. Y
Sessions habló con su afectada voz y dijo: "Estoy aquí hoy para anunciar que el programa conocido como DACA que fue
efectuado bajo la administración de Obama está siendo rescindido".
Trump estaba cumpliendo con su promesa de campaña de suprimir este programa
conocido como Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), además,
anotó el delicado Sessions: “El programa es inconstitucional”. Pero, ¿acaso
Trump no iba a considerar el asunto “con el corazón” y ser compasivo? “Lo compasivo es acabar con esta anarquía,
implementar nuestras leyes y si el Congreso elige hacer cambios en nuestras
leyes, hacer eso a través del proceso establecido”, aclaró el meticuloso
Jeff Sessions.
¡Claro que no!, Trump no se proponía “simplemente eliminar DACA, sino proveer al
Congreso una oportunidad para que actúe finalmente”, él no quiere castigar,
se propone solo hacer reconocer que Estados Unidos es una nación de leyes, y lo
dice, lo afirma, lo asegura: “No soy
partidario de castigar a niños, la mayoría de los cuales son ahora adultos, por
las acciones de sus padres. Pero también debemos reconocer que somos una nación
de oportunidades porque somos una nación
de leyes”. Claro está que Trump estaba consciente de las reacciones de
rechazo que esta medida provocaría incluso dentro de algunos sectores del
legislativo republicano y, por tanto, concedió una prórroga de seis meses para
que el Congreso le buscara y le encontrara una salida al tema.
A mediados de septiembre, el senador Chuck
Schumer y la líder de la minoría demócrata en la Cámara Nancy Pelosi se
reunieron con Donald Trump en una cena en la Casa Blanca para intentar buscar
una solución al DACA. En un comunicado los dos legisladores demócratas
expresaron: "Hemos acordado consagrar
en ley las protecciones del DACA y trabajar en un paquete de seguridad
fronteriza, excluyendo el muro, que es aceptable para ambas partes". Sin
embargo ambos legisladores pasaron por alto lo que destaca de Trump Steffen
Schmidt, profesor de Política de la Universidad de Iowa: “Trump es un ser maquiavélico y muy inteligente. Ha puesto a los
demócratas contra los republicanos con la esperanza de conseguir algún éxito
legislativo, que luego podrá atribuir a su propio liderazgo”.
Trump se propone sabotear cualquier acuerdo
al que se llegue para dar solución al estatus migratorio de los “dreamers” con el
catálogo de duras exigencias en materia de política migratoria que ahora dirige
al Congreso. Si no se llega a una solución congresional podrá alegar que la
falta no se debe a él sino a la falta de voluntad de los legisladores. Es como
anota el diario El País: “Negociar con
Donald Trump es un riesgo. El antiguo tiburón inmobiliario suele llevar la
partida al límite. Da igual que sea el pacto nuclear con Irán, la escalada con
Corea del Norte o el NAFTA. El objetivo final siempre es el mismo: obtener
alguna ventaja respecto a la situación inicial. Para ello aprieta el acelerador
hasta el fondo y espera que sea el otro quien acabe apartándose”.
Entre los puntos centrales del paquete de
reclamaciones presentado por Trump se encuentra la “financiación y construcción
completa del muro” en la frontera con México, que en la reunión con Pelosi y Schumer
se acordó no incluir en un proyecto de reemplazo del DACA; además Trump exige
el retiro de fondos a las ciudades santuario, un aumento en el coste de los
visados para financiar la mejora de la seguridad fronteriza y una mayor
deportación de inmigrantes ilegales. En esta lista de medidas se incluye
también una solicitud de fondos para contratar 370 jueces de inmigración
adicionales; 1.000 abogados para el Servicio de Inmigración y Control de
Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés); 300 fiscales federales y 10.000
agentes adicionales del ICE para poner en vigor las leyes de inmigración. Según
se desprende del borrador al que ha tenido acceso la agencia EFE, el gobierno
de Trump busca tres objetivos: 1) garantizar admisiones en EEUU "seguras y
legales", 2) defender "la seguridad" del país y 3) supuestamente
"proteger a los trabajadores y contribuyentes estadounidenses”.
Luego de conocidas las propuestas de Trump
para la solución del DACA, Pelosi y Schumer declararon en un comunicado
conjunto citado por el Washington Post: “Durante
un encuentro le dijimos al presidente que estamos abiertos a medidas razonables
para la seguridad fronteriza. Pero esta lista va más allá de todo lo razonable.
Esa propuesta (de ahora) no muestra
ninguna voluntad de compromiso. La administración no puede ser seria sobre un
compromiso o ayuda a los dreamers si empieza con una lista que es un anatema
para ellos, para la comunidad de inmigración y para la mayoría de los
estadounidenses. La lista incluye el muro, que fue descartado explícitamente de
las negociaciones”; y recalcan ambos legisladores: “Si el presidente iba en serio con la protección de los dreamers, sus
funcionarios no hicieron un esfuerzo de buena fe".
Tal pareciera que la portavoz de la Casa
Blanca Lindsay Walters estuviera haciendo ciertas las palabras definitorias de
El País sobre hacer negociaciones con Donald Trump. Así ha declarado Walters: "El presidente ha dejado claro que quiere que
el Congreso actúe y apruebe una reforma de inmigración responsable en conjunto
con cualquier legislación relacionada al DACA".
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