Pedro Sánchez Secretario General del PSOE |
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El secretario
general del PSOE Pedro Sánchez en septiembre expuso su concepto de nacionalidad
en España diciendo: "La nación no se
identifica únicamente con los límites de un Estado, sino que dentro de un
estado pueden compartirse distintas identidades nacionales. Éste es el
planteamiento del PSOE. Al menos, en términos históricos, hay tres territorios
que han manifestado su vocación de ser nación. Y esos son Cataluña, País Vasco
y Galicia. Insisto, al menos..." Y precisó que la Nación “no se identifica con los límites de un
Estado, sino que en un Estado pueden compartir territorio más de una nación”.
Así el tuitero gallego Elentir decidió escribirle la siguiente carta:
Don Pedro Sánchez:
Tras leer sus declaraciones calificando a
Galicia de “nación”, he echado mano de mi cartera y he sacado mi DNI, por si
durante años y por algún casual me hubiese engañado la vista. Y no, sigue
figurando lo que ha puesto siempre: “España”. En este Documento
Nacional de Identidad (lo de “Nacional” es por España, claro) figura mi ciudad
de nacimiento y de residencia, Vigo, y la provincia de la misma: Pontevedra. Por
ningún lado se indica que yo tenga una doble nacionalidad, o que haya nacido en
una nación dentro de otra (lo cual, dicho de paso, es un absurdo).
Es cierto que el DNI viene en español y en
gallego, como todos los que se expiden en Galicia. A fin de cuentas, en
esta comunidad autónoma ─ que no nación ─ tenemos dos lenguas
cooficiales, las citadas. Por supuesto, tener dos lenguas no nos
convierte en una nación distinta de España. La República de Irlanda tiene
dos lenguas ─ el inglés y el gaélico irlandés ─ y es una sola Nación. Finlandia
tiene dos idiomas ─ finés y sueco ─ y es una sola Nación. Suiza tiene
cuatro idiomas ─ alemán, francés, italiano y romanche ─, y algunos de sus
cantones son bilingües, pero todos los suizos se consideran hijos de la misma
Nación. Podría seguir poniendo ejemplos, pero creo que los citados bastan para
manifestar lo obvio. De hecho, resulta difícil de cuadrar con la
realidad ese concepto decimonónico de asociar la idea de Nación con la
existencia de una lengua. Si fuese como usted dice, todos los países de habla
hispana serían una misma Nación. Y todos los países que tienen el alemán por
lengua, o el inglés. Busque un mapamundi y se llevará una sorpresa.
A lo mejor usted alega que Galicia es una
nación por su historia. El caso es que el nombre de mi tierra procede
de la Gallaecia romana, que era parte de Hispania. A la caída del
Imperio romano fuimos invadidos por los suevos ─ que se mantuvieron como una
casta germánica prácticamente ajena a la población hispanorromana ─, volviendo
a formar parte de la Hispania (esta vez bajo dominio visigodo) a finales del
siglo VI. Tras la invasión musulmana, Galicia se sumó a la Reconquista
como parte del Reino de Asturias, luego León y más tarde bajo la Corona de
Castilla. Durante esos siglos y debido a cuestiones de meros repartos
dinásticos, Galicia sólo fue un reino con una muy relativa e inestable
independencia durante 13 años no consecutivos: 13 años de un total de
781. Cuando España se unifica bajo el reinado de Isabel y Fernando
(1479), el Reino de Galicia ya llevaba 370 años incorporado a la Corona de
Castilla. Desde esa unificación de los reinos de España han pasado 538
años. Para que nos hagamos una idea, Estados Unidos lleva 241 años de
independencia. Llamar a Galicia “nación” es mucho más absurdo que
llamárselo a los estados de Pensilvania o de Nueva Jersey, por citar a dos
de las trece colonias originales de EEUU.
Es muy posible que usted diga que con
independencia de la lengua y de la historia, Galicia es una nación porque así
lo han dicho los gallegos. Pues tampoco. El Estatuto de Galicia no
menciona a mi tierra como “nación” en ninguna parte. Cita el término
“nacionalidad histórica”, una expresión ambigua que figura en el Artículo 2º de
la Constitución Española, el mismo artículo que afirma: “La
Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española,
patria común e indivisible de todos los españoles”. Diga lo que diga
usted, la inmensa mayoría de los gallegos nos sentimos españoles. De
hecho, en esta tierra los partidos separatistas no han ganado nunca unas
elecciones autonómicas en todos los años que llevamos de democracia. Es
más: en Galicia los partidos separatistas llevan ya años en declive. Y
a pesar de los insistentes intentos de ciertos políticos por desplazar a la
lengua común, el uso del español está aumentando en Galicia, y esto en una
región en la que la mayoría de sus habitantes dominamos las dos lenguas
oficiales.
Precisamente, su partido, el PSOE, ha
ido cayendo en Galicia por actuar como un portamaletas de los separatistas.
En las Elecciones Gallegas de 2016 obtuvo un exiguo 17,87% de los votos, siendo
tercera fuerza (recordemos que en 2005 llegó al poder tras lograr el 33,64% de
los votos y quedar de segundo, gracias a su alianza postelectoral con el
BNG). Aliarse con unos ultras hispanófobos tuvo un coste electoral
enorme para los socialistas gallegos. Pagaron en las urnas su apoyo a
los planes de sus socios separatistas para imponer el gallego por encima de
nuestras libertades. En vez de caer de la burra, hoy usted sigue intentando
sembrar la división y la discordia entre españoles. Su modelo
territorial se parece cada vez más al cantonalismo que tuvo tan desastrosos
resultados en la Primera República.
Vivimos en un momento en el que cada vez más
españoles nos sentimos hartos de las consecuencias de un desaforado Estado
Autonómico, que ha multiplicado por 17 las trabas administrativas, sembrando la
desigualdad y ─ en el caso de Cataluña ─ incluso amenazando con romper la
convivencia. Lo que usted propone es apagar un incendio echando
gasolina a las llamas, y para ello pretende buscar la complicidad de una
parte de la población, engatusándonos con patrañas nacionalistas. Pues mire
usted: conmigo no cuela. Yo soy gallego y por tanto español. He nacido
en Galicia, y en consecuencia mi Nación es España. Y no me cansaré de
repetírselo a políticos como usted, que quieren trepar al poder a costa de
llenar España de fronteras interiores, como si un murciano, un andaluz, un
catalán, un castellano, un vasco y un gallego no tuviésemos nada en común más
allá de un ejército de funcionarios llamado Estado. Pues no, oiga: todos somos
españoles. Deje de una vez de inventarse naciones con el único fin de
complacer a quienes odian a España y actúan con deslealtad y desprecio hacia el
resto de los españoles.
Un saludo desde Vigo (España).
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