Mario J. Viera
Tal como dijera D.T., en
Siria se habían traspasado todas las líneas de contención. La liberación de
gases tóxicos mezclados con cloro y sarín sobre la población de Jan Sheijun ya
ha sido la gota que colmara el vaso de la indignación. El acto no debería
quedar en la impunidad, requería que el mundo civilizado diera una firme
respuesta al régimen de Assad. Cualquier enérgica respuesta que se diera al
acto criminal de la agresión genocida sería bien recibida con aplausos. Y se
produjo la represalia cuando, de manera unilateral, Estados Unidos lanzara un
ataque de misiles Tomahawk sobre la base aérea siria de Shayrat, la segunda más
importante de las fuerzas gubernamentales sirias, en la madrugada del 7 de
abril. Trump, inesperadamente impartió la orden del ataque en acto de
represalia, que, a todas luces, parece ser acto de justicia.
El gobierno sirio había
rechazado las denuncias que se levantaban en su contra por el ataque químico
que provocara la muerte de 87 civiles entre ellos 31 niños, alegando que su
fuerza aérea había bombardeado bases abandonadas de Al-Qaeda donde se
almacenaban armamentos químicos, que incidentalmente sus gases se liberaron y
fueran llevados por el viento hacia la ciudad de Jan Sheijun. Sin embargo, las
evidencias y los antecedentes de las acciones criminales del régimen de
Al-Assad en contra de la población civil, le incriminaban. Nadie dudaba, salvo
Rusia, que había sido una acción premeditada de ese régimen; no obstante, según
voceros del gobierno de Putin, el apoyo ruso a Al-Assad no era incondicional.
Y, consecuentemente, actuó Trump, luego de comunicarle al presidente chino Xi
Jinping durante el encuentro de ambos en Mar – a – Lago de que lanzaría el
ataque contra Siria, en un movimiento que según El Nuevo Herald podría “indicar
a China que el nuevo presidente no teme los pasos militares unilaterales,
incluso si países clave como China se interponen en el camino”. Al mismo tiempo
el gobierno de Trump notificó a Inglaterra que lanzaría el ataque contra una
base aérea siria; por otra parte, el portavoz del Pentágono, Jeff Davis declaró
que los rusos fueron puestos en aviso a través de la línea de comunicación
especial establecida entre Washington y Moscú para evitar incidentes en Siria,
según informara El Nuevo Herald.
Apropiada, este es el
calificativo que en general se le ha dado al acto de represalia que Estados
Unidos lanzara contra una de las principales bases aéreas del gobierno de
Al-Assad. Apropiado creo que así todos podemos denominarle y hasta justo.
Sentimos la empatía hacia los civiles sirios que han sufrido ya demasiado con
los desafueros de Bashar al-Assad. La pasión nos impulsa; la pasión a favor de
las víctimas civiles de nos invita a batir palmas. Acción muy
apropiada ha calificado el gobierno británico al acto inusitado de Donald Trump;
lo dice el ministro de Defensa de gran Bretaña, Michael Fallon: “Ha sido una acción muy apropiada y enfocada a atacar la base aérea, los aviones y el
equipo que Estados Unidos cree que estuvo involucrado en el bombardeo con armas
químicas para disuadir al régimen de próximos ataques futuros y, por tanto,
salvar vidas en el futuro”. Para Paul Ryan, presidente de la Cámara de
Representantes de Estados Unidos, el ataque fue “apropiado y justo”. Ryan
expuso: “Estos ataques aéreos tácticos demuestran al régimen de Assad que no
puede contar con la inacción estadounidense cuando comete atrocidades contra el
pueblo sirio”. Por el lado de los demócratas el senador Chuck Schumer vio el
acto de represalia como “algo bueno”. El diario español El País anota que el
ataque a Siria constituye la “primera victoria política” de D.T.
El senador Schumer hizo una
aclaración con respecto al acto precipitado de Donald Trump recomendando: “La administración Trump debe adoptar una
estrategia y consultar al Congreso ante de aplicarla”. En igual sentido se
manifestó el senador republicano Rand Paul, uno de los halcones del
republicanismo, al decir: “Aunque
condenamos las atrocidades en Siria, Estados
Unidos no ha sido atacado. El presidente debe obtener una autorización del Congreso para llevar a
cabo toda acción militar, como estipula la Constitución”; también dio su
opinión el senador Bob Corker,
presidente del Comité de Relaciones exteriores del Senado, cuando al mismo
tiempo que consideraba “apropiado” el ataque contra Siria ordenado por Trump, opinó
que sería “importante para la administración
comprometerse con el Congreso y comunicar claramente su completa estrategia al pueblo de los
Estados Unidos”. Por su parte, el secretario general de la ONU, Antonio
Guterres teme que el ataque a Siria pueda provocar una escalada y advierte:
"Consciente del riesgo de una
escalada, pido contención para evitar cualquier acto que pueda profundizar el
sufrimiento de los sirios". Ante todo el aplaudir de entusiasmo a
favor del ataque de Estados Unidos, el senador demócrata Chris Coona fue la
nota discordante poniendo sobre la mesa una duda lógica al estimar que “las acciones decididas por el presidente
levantan más preguntas en lugar de dar respuestas”. El giro de 180 grados
de la política que había defendido D.T. con respecto a Siria y a Bashar
al-Assad de no intervención en Siria ha sido imprevisible, como imprevisible es
todo su propio carácter, es ahora visto por algunos como “un golpe de precisión que tensa la relación con Moscú y lanza una clara
advertencia a Irán y Corea del Norte”, como lo ha expresado El País.
En un artículo anterior yo
había expresado que la triste noticia del ataque premeditado o casual del
régimen sirio con gases químicos contra civiles le vino a Trump (...) como
anillo al dedo. Y Trump ha sabido sacarles partido a aquellos acontecimientos. Ciertamente
como expresara el senador Coona hay más preguntas que tenemos que formularnos y
pocas respuestas. Primero el ataque contra la base siria de Shayrat ¿respondía
a un plan estratégico debidamente formulado, o se trató simplemente de un acto
precipitado decidido a última hora con una intención de propaganda política?
Segundo ¿quién o qué ha obtenido las mayores ventajas con el ataque desplegado?
¿Quién ha perdido más? ¿Esta ofensiva, en qué medida resquebrajará el poder de
Assad? El ataque de la base de Shayrat se concentró en la destrucción de sus
hangares, sus almacenes de combustibles, silos de municiones y sus sistemas de
defensa aéreos y de radares, evitándose los depósitos de gas, como señaló una
fuente militar citada por El País diciendo: “La meta era acabar con la capacidad de desplazar armas químicas, no con
ellas, eso podría haber causado una matanza”; ¿se pretendía no cometer el
mismo error reconocido por las autoridades de Siria que afirmaban que sus
fuerzas habían bombardeado depósitos de armamentos químicos en campamentos de
Al-Qaeda y otros grupos terroristas no muy distantes de la ciudad Jan Sheijun? Moscú,
advertido previamente del ataque, puso a salvo al personal ruso que servía en Shayrat
y no es de dudar que haya puesto sobre aviso al gobierno sirio para salvar gran
parte de los aviones de aquella base, el Kremlin reportó que solo seis aviones
fueron destruidos.
¿Se pretendía anular la
capacidad aérea de Siria? Seis aviones son fácilmente reemplazables por Rusia. Siria
posee alrededor de 15 bases aéreas en estado operativo, aunque con aviones de
combate obsoletos provenientes en su mayor parte de la extinguida Unión Soviética.
Los ataques de los rebeldes sirios y de grupos de ISIS, contra los aeropuertos
de la Fuerza Aérea Árabe Siria, no han podido neutralizar la capacidad aérea
del régimen de Al-Assad. ¿Por qué Rusia no activó sus sistemas de defensa antiaérea
desplegados en Siria para derribar los misiles Tomahawk? Aunque se considera
que los misiles Tomahawks “son difíciles de interceptar, debido a su pequeño
tamaño, su reducida sección transversal de radar y su vuelo a baja altitud
operativa” esto no quiere decir absolutamente que los sistemas de defensa
antiaérea rusa no fueran capaces de detectarles y más aún cuando los rusos
estaban advertidos previamente de este ataque. La respuesta que a esta
interrogante dan los especialistas rusos, de acuerdo con RT, no es del todo
convincente, "porque hubiera comenzado ‘un conflicto nuclear’ entre dos
potencias con ese tipo de armamento ‘en el territorio de un tercer país’";
además de esto, el analista militar ruso Vladislav Shuryguin, reporta RT, detalla
que, en realidad, los sistemas rusos de defensa antiaérea desplegados en Siria
defienden los intereses de Rusia y solo están subordinados al mando militar de
este país; por lo tanto, cuando Israel o Turquía "bombardean Siria de
manera periódica, protegemos nuestra base aérea y sus instalaciones" para
concluir considerando que los rusos tomaron una decisión 'política', porque el
derribo de los misiles norteamericanos habría desembocado en un conflicto entre
Rusia y EE.UU.
Donald Trump es un
empresario oportunista y carente de escrúpulos que sabe aprovecharse de cualquier
oportunidad que se le presente para obtener buenos réditos y esto lo aplica también
en la esfera política. El momento era propicio: una situación dramática y
estremecedora que conmovía a toda la opinión pública y que podría aprovecharse
para obtener un arriesgado e imprescindible triunfo político. Un estado de
conmoción emocional, no tan intenso como el que se produjo cuando el atentado
terrorismo del 11 de septiembre en New York, pero si lo suficiente como para
motivar las simpatías hacia una acción que pudiera ser considerada como
justiciera. El S-11 le aseguró a Bush la reelección presidencial. Casi todos
creímos lo que se decía sobre las armas de exterminio masivo que supuestamente
se encontraban en los arsenales de Sadam Husein, casi todos aplaudimos la
guerra lanzada contra Irak para vengar el atentado terrorista contra las torres
gemelas.
Trump, por iniciativa
propia o tal vez por sugerencia ofrecida por su principal asesor político Steve
Bannon, sin consulta previa con el Congreso, lanzó el golpe. Cuatro objetivos
estaban claros y definidos en su decisión:
Primero: Trump acosado por las
sospechas de los vínculos de sus principales colaboradores y de él mismo con el
gobierno de Vladimir Putin, requería desesperadamente hacer algo que fuera como
una cortina de humo para desviar la atención sobre este tema. Con el ataque
contra Siria, Trump podría mostrarse como un estadista independiente de la
influencia rusa.
Segundo: Las encuestas le eran
totalmente desfavorables con un alto por ciento de rechazo a su gestión. Una
actuación dramática que capitalizara la conmoción del ataque químico en Siria
contra la población civil, y le fuera favorable para mejorar su imagen.
Tercero: Podría mostrarse como un
hombre fuerte capaz de enfrentar cualquier oposición exterior ya fuera de China
o de Rusia.
Cuarto: Podría con su acto de
fuerza demostrar que Barack Obama había sido débil en el caso sirio a
diferencia suya.
Me molesta tener que
aceptar la lógica contenida en las palabras pronunciadas por el Ministro de
Relaciones Exteriores ruso Sergéi Lavrov, cuando dijo: “Esto recuerda a la situación de 2003 cuando Estados Unidos y el Reino
Unido, con sus aliados, invadieron Irak sin autorización del Consejo de
Seguridad y contra la ley internacional”.