martes, 23 de agosto de 2011

Inspirando temor

René Gómez Manzano
...es escandaloso que, en pleno siglo XXI, se declare delincuente al que simplemente “colabore por cualquier vía con emisoras de radio o televisión, periódicos, revistas u otros medios de difusión extranjeros
La odiada Seguridad del Estado

LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -En vísperas de la única reunión que durante el presente año ha realizado la llamada Asamblea Nacional del Poder Popular, sesionaron sus comisiones, entre ellas la encargada de las relaciones exteriores. Según publicó el Granma, ese órgano invocó la Ley 88, acertadamente bautizada por nuestra prensa independiente como Ley Mordaza.

Como se recordará, ese cuerpo legal constituyó el plato fuerte durante la brutal arremetida realizada por el régimen castrista contra la sociedad civil cubana en marzo de 2003, la Primavera Negra. En aquella ocasión, fiscales y jueces comunistas también echaron mano al Código Penal, pero a la Ley Mordaza le correspondió el papel central.

No se trata de que al gobierno de La Habana le resulte imprescindible un cuerpo legal de esas características. Se sabe que durante las décadas que precedieron a 1999, año de su promulgación, la inexistencia de la Ley 88 no impidió ni obstaculizó en forma alguna la aplicación consecuente de la represión contra toda manifestación de heterodoxia.

La historia nos enseña que la ausencia de un precepto legal que contemple una conducta delictiva específica, no ha evitado que el régimen totalitario reprima y sancione a largos años de cárcel a aquellos que, por su postura contestataria, incurren en su desagrado.

Con toda probabilidad, la muestra más significativa de ello son las largas penas de prisión que, como presuntos autores de un delito contra la integridad y estabilidad de la Nación, se impusieron durante lustros a todos aquellos que simplemente intentaban abandonar el país sin cumplimentar las formalidades legales.

A esos compatriotas se les condenaba en base a una arbitraria ficción: Aunque la inmensa mayoría de los fugitivos se limitaba a iniciar una nueva vida en el país de acogida, los llamados tribunales revolucionarios dictaban sentencias afirmando que el propósito de todos los capturados era incorporarse a grupos armados para retornar a Cuba en son de guerra…

Por ende, a los tribunales castristas no les resulte indispensable la vigencia de la Ley 88 para reprimir; pero es escandaloso que, en pleno siglo XXI, se declare delincuente al que simplemente “colabore por cualquier vía con emisoras de radio o televisión, periódicos, revistas u otros medios de difusión extranjeros”, como plantea el mencionado texto legal.

Por supuesto que la decisión adoptada por la comisión parlamentaria tiene que despertar la irritación y el rechazo de nuestra ciudadanía y de los demócratas extranjeros. Aun el solo hecho de que esos temas se hayan tratado en el órgano legislativo constituye una muestra irrefutable de la permanente voluntad represiva del régimen.

Es verdad que, tras el abrumador rechazo internacional que despertó la Primavera Negra de 2003, parece poco probable que el actual gobernante Raúl Castro se embarque en una nueva aventura similar a aquélla, máxime con el estado calamitoso en que se encuentra la economía de nuestra Patria. No hay que olvidar que fue el mismo general-presidente quien decretó la excarcelación de los presos de conciencia hace pocos meses.

Pero aquí cabría hacer el comentario: Con estos comunistas uno nunca sabe. Es por eso que la opinión pública debe permanecer atenta a las acciones que puedan derivarse de ese imprevisto debate parlamentario y de la publicación de la nota de prensa que sin dudas persiguen el objetivo de inspirar temor en nuestros descontentos ciudadanos.

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