Es importante, como elemento de la puesta
en práctica de la resistencia no violenta, considerar quiénes dentro de la
sociedad cubana pueden ser considerados tanto como amigos o como posibles
aliados. El enemigo se conoce, es la cúpula dirigente del Partido Comunista y sus
dirigentes en sus instancias provinciales y hasta municipales. Son aquellos que
dirigen la organización de delatores (los CDR) en sus niveles de dirección
superior y medios; son también aquellos que han traicionado a sus bases
sociales como son las directivas de la Asociación de Agricultores Pequeños y de
las organizaciones sindicales en todos sus niveles, desde la denominada Central
de Trabajadores de Cuba hasta las directivas nacionales y provinciales de los
sindicatos amarillos. El enemigo se encuentra además dentro de los altos mandos
de las fuerzas armadas, en las direcciones del aparato policiaco y en todo el
aparato represivo de la Seguridad del Estado y sus esbirros.
Hay que tener en consideración que, dentro
de los organismos de base del Partido Comunista, sus núcleos, no todos sus
militantes son firmes defensores del régimen castrista. La mayoría sufre las
mismas escaseces y privaciones que sufre el resto de la población, Algunos ya
se encuentran en la fase de conflicto ideológico, muchos hay que se sienten
descontento con su militancia comunista que, por una u otra razón,
principalmente de supervivencia y acomodamiento, aunada al sentimiento del
temor, no se deciden a romper con su militancia. No podemos ni debemos
considerarles en conjunto como enemigos del movimiento opositor y si verles a
algunos como aliados de conveniencias y a otros como posibles simpatizantes. Si
no hacemos distinción entre enemigos y amigos, esos militantes ya titubeantes
no se decidirán a favor de la oposición anticastrista. Todos los miembros de esa masa de militantes del
Partido Comunista son conocidos, Habitan en los mismos barrios que los
opositores, compran en las mismas tiendas minoristas, viajan en los mismos
atestados ómnibus que el resto de la población común.
Entonces ¿por qué no hacer un acercamiento
a esos militantes? ¿Por qué no podemos hacerles entender que ellos no son
nuestros enemigos, que los enemigos son los delatores, y la alta dirección del
Partido Comunista y del Gobierno? ¿Por qué no hacer trabajo de captación entre
ellos? Sin importar que siempre entre los captados pueda haber algunos
dispuestos para actuar como informantes de los órganos represivos. Lo principal
es hacer propaganda directa y labor de proselitismo. La Real Academia Española
define al activista como “militante de un
movimiento social, de una organización sindical o de un partido político que
interviene activamente en la propaganda y el proselitismo de sus ideas”. El
activismo por tanto no consiste en hacer demostraciones públicas, no es solo
gritar “¡Abajo Raúl!” o “¡Abajo Díaz-Canel!”, no es solo hacer denuncias de
violaciones de derechos humanos, no es solo elaborar proyectos sustanciosos
para solo el interés mediático, llámese Varela, Emilia, Plataforma Otro 18, o
Todos Marchamos, es hacer todo esto, pero dando prioridad a la propaganda
directa, a la labor directa de convencimiento y al proselitismo.
Cuando se estudia la historia de los
movimientos sindicales podemos ver, en primer lugar, todo el trabajo de
penetración sindical por parte de anarquistas, trotskistas y muy en especial
por los comunistas. Controlar el movimiento sindical es un medio para alcanzar
objetivos políticos por intermedio de la lucha social de los trabajadores. ¿Por
qué la oposición cubana no puede actuar dentro de las secciones sindicales?
¿Qué principio ético lo impide? Dentro de los centros laborales, existen
líderes en perspectivas, trabajadores que rechazan el sistema totalitario. Esos
trabajadores pueden se captados por la oposición para que actúen sin mucho
destaque, pero que pueden, por sus actitudes ser electos para participar como
dirigentes dentro de las secciones sindicales controladas por el Partido
Comunista. ¡Labor de proselitismo!
Hay que captar a la intelectualidad,
profesores, catedráticos, escritores, poetas, músicos y pintores y escultores.
La intelectualidad puede ser un importantísimo sector de alianza. Pero hay que
ser cauto para promover el proselitismo intelectual. No exigirles nada que no
sean capaces de hacer por propia motivación. En su momento la intelectualidad
constituirá un muy valioso sector opositor al sistema que oprime la libre
expresión de la creación intelectual y artística. Y la labor de acercamiento a
los intelectuales debe hacerse con activistas bien preparados para ello y
contando con un nivel cultural apropiado. Que los intelectuales reciban las
propuestas elaboradas por la disidencia.
Sin la participación decidida y convencida
de la juventud, no hay movimiento de resistencia que tenga posibilidad de
triunfo, ya sea la resistencia armada como, y muy especialmente, la resistencia
noviolenta. El relevo generacional es clave en todos los cambios progresivos de
una sociedad. Las nuevas generaciones imponen su impronta. La oposición cubana
debe valorizar lo que ha hecho o dejado de hacer para captar a esa enorme masa
juvenil que no encuentra futuro dentro de los marcos del sistema totalitario. La
juventud siempre es rebelde e iconoclasta, sin los causes apropiados para
conducir esa rebeldía natural, el vacío existencial le impulsa al alcoholismo,
las drogas, el sexo y hasta la ejecución de actos marcadamente antisociales. La
juventud siempre necesita una esperanza, se ha dicho muchas veces que los
jóvenes, en general, no aciertan a precisar qué es lo que quieren, pero saben
muy bien lo que no quieren.
La falta de perspectivas de progreso entre
los estudiantes universitarios es patente. Hay que trabajar políticamente entre
los estudiantes de nivel medio y superior, captar a los que se sienten
frustrados, los que ven más rentable, por falta de otras oportunidades, buscar
un puesto en la industria del turismo antes que ejercer la carrera universitaria
que eligieron o les eligieron, y, en el peor de los casos, decidirse por la
prostitución femenina o masculina, tal y como se manifiesta actualmente en
Cuba. El gran aliado que más necesita captar la oposición castrista, y el más
efectivo, está entre los jóvenes. La revolución húngara de 1956 comenzó con una
poderosa protesta estudiantil que movilizó a miles de ciudadanos a darles
apoyo. La revolución de la plaza de Tahrir en Egipto en contra del dictador
Mubarak fueron acciones impulsadas principalmente por jóvenes, hasta tal punto
que a esta se le denominó Revolución de los jóvenes. Fueron los estudiantes
universitarios de Ucrania los que iniciaron las protestas del Maidán que
concluyeron con el derrocamiento del presidente prorruso Víktor Yanukóvich, como
también han sido los jóvenes los que con más fuerza y coraje se enfrentaron a
los cuerpos represivos en Venezuela y Nicaragua.
Por otra parte, hay que dignificar a la
mujer. Como lo hubo dicho José Martí: "Las campañas de los pueblos solo son
débiles, cuando en ella no se alista el corazón de la mujer; pero cuando se
estremece y ayuda, cuando la mujer, tímida y quieta de su natural, anima y
aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño
la obra es invencible". Cuando los hombres son cautos en condenar la
injusticia, la mujer, de sí tierna y noble, ante la injusticia se revuelve y
condena. Ella es fuerza porque, como las aves defienden su nido, la mujer
defiende a los suyos, a sus hijos, primero, a su esposo después, con todas sus
fuerzas, con uñas y con mordidas. La mujer es crítica poderosa, ella previene y
busca. La mujer, la trabajadora, la ama de casa, es la que más padece por las
carencias del hogar. Es la que administra la casa, la que sale a buscar en el
mercado lo que la familia requiere. La mujer quiere para sus hijos adecuada
alimentación, apropiada asistencia médica, buenas escuelas con maestros
capacitados, vivienda decente y seguridad en la calle y, por supuesto, que la
familia reciba un salario digno que permita la satisfacción de las necesidades
básicas de vida.
La oposición debe enviar su mensaje a los
campesinos: Agricultura libre sin imposiciones de cuanto producir o de qué
plantar, comercialización libre de los productos agrícolas, de acuerdo con los
intereses del campesinado, préstamos a bajo intereses para los insumos y las labores
de cultivo y de cosecha; reconocer el derecho del campesino de optar si lo
considera conveniente a formar cooperativas, sin imposiciones ni pérdida del
dominio de su propiedad; respeto estricto de la propiedad rural y de su uso y
disfrute.
¿Y por qué no? La oposición debe hacer un
llamamiento a los mandos intermedios de las fuerzas armadas, y a los cuerpos
policiacos, donde se les diga: “No somos enemigos de ustedes. Ustedes también
son parte de nuestro pueblo, con las mismas necesidades y limitaciones que
sufrimos todos. Solo les pedimos, que no actúen contra el pueblo haciéndoles el
trabajo sucio a los esbirros de la Seguridad del Estado. Respetamos a los
mandos medios de las fuerzas armadas; solo les reclamamos que no vuelvan sus
armas contra el pueblo cuando se levanten las protestas contra el régimen.
Ustedes on bienvenidos. Nuestros enemigos son esos altos oficiales que medran
con el servicio de ustedes. La única ideología que debe existir entra las
fuerzas armadas es la del acatamiento de la democracia y el respeto de la
voluntad mayoritaria de la población expresada en consultas plebiscitarias
libres y transparentes”.
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