Mario J. Viera
Donald Trump, piensa como empresario.
Conoce de todas las argucias legales y no tal legales para mantener a flote y
rentable una empresa privada. Llega a la presidencia de Estados Unidos, no
importa si legítimamente o no, y cuando se sienta en la oficina oval, sigue
pensando como empresario, como el poderoso Chief
Executive Officer (CEO) de una gran empresa, en este caso, el Gobierno de
Estados Unidos, el que formula el propósito, la visión y la misión de esa
empresa. Sabe que tiene que vérselas con el Consejo de Administración (members of the board) que representan los
intereses de los diferentes accionistas en función de su porcentaje de
participación en la empresa, y conoce cómo manejar o manipular ese consejo.
Para él, el arte del gobierno, es similar
al arte de dirigir una corporación con fines de lucro, y todo queda concretado
en los elementos de la contabilidad, Activos, Pasivos y Capital, donde el
Capital es igual al Activo (el dinero que tiene en caja y en los bancos, las
cuentas por cobrar, las materias primas, las máquinas, los vehículos, los
edificios y los terrenos) menos el Pasivo (deudas, obligaciones bancarias e
impuestos por pagar), es decir, lo que se
es = Lo que se tiene - Lo que se debe.
¿Qué hacer ─ se pregunta ─ para hacer
grande a su corporación? Pues, nada más sencillo, reclamar las cuentas
pendientes y rebajar en todo lo posible el pasivo. ¡Y ya está, resuelto el
problema! Sin embargo, hay una verdad que no ha tomado en cuenta, y es la que
plantea que el gobierno de una nación no funciona como el gobierno de una
empresa. Son entes totalmente diferentes y mucho más diferentes dentro de un
sistema democrático de controles y contrapesos que aseguran la fórmula de
Montesquieu de que “el poder detenga el poder”, No toda la fuerza de decisión
en el gobierno de un Estado democrático reside en el poder de un CEO, porque
existe un balance de poderes tripartito entre el Legislativo, el Ejecutivo y el
Judicial. El CEO de una corporación tiene manos libres para tomar decisiones
que deben ser acatadas por todos los miembros de la corporación, sin importar
que sean decisiones correctas o equivocadas. ¡Ya se vería después! El
presidente de una nación cuenta con poderes de decisión, pero limitados a lo
permitido por las leyes y a lo sancionado por las cortes o tribunales.
Todos los que están por debajo del CEO de
una empresa son subordinados suyos a quienes se les puede exigir lealtad,
porque para eso reciben un salario. El presidente de un Estado tiene poco
subordinados y no puede esperar lealtad absoluta de los mismos. Siempre el
presidente tendrá que confrontar una oposición y se verá obligado en determinadas
situaciones a contemporizar con la misma. El Ceo de una corporación puede
cubrirse con la privacidad empresarial para alejar de sí cualquier escrutinio
público. El presidente de una nación no puede evitar que los medios de
comunicación masivos le sometan a la crítica y al escrutinio. El CEO de una
corporación es un personaje privado, el presidente de una nación es un ser
público que a duras penas podrá evitar hasta el asalto a su privacidad.
Una corporación tiene que enfrentarse a
sus competidores que intentarán desplazarle del mercado. Para triunfar sobre la
competencia, la corporación puede recurrir a una gran campaña publicitaria,
aumentar su productividad para hacer que sus productos sean de menores costos y
hasta automatizar su producción. Una nación tiene que enfrentar no solo a otras
naciones competidoras, si no también enemigas. Para anular o disminuir las amenazas
de los enemigos, la nación tiene que elaborar una política exterior apropiada y
coherente, desarrollar un firme trabajo diplomático, establecer alianzas
múltiples comerciales y militares, captar aliados de conveniencia y alianzas
estratégicas, fortalecer su arsenal militar e impulsar una efectiva labor de
inteligencia, debe actuar dentro de los organismos multinacionales influyendo
en ellos con su liderazgo y, sobre todo, debe desarrollar un poderoso
intercambio comercial.
Un CEO puede dirigir su empresa por
inspiraciones. Un Jefe de Gobierno no puede darse ese lujo, tiene que actuar
siguiendo los consejos de sus principales consejeros, tiene que llegar a pactar
con la oposición cuando sea preciso para le ejecución de un plan de desarrollo
o un plan estratégico y debe decidir lo más apropiado entre los consejeros de
línea dura y radicales, y los consejos de los asesores más moderados. Así fue
como John F. Kennedy evitó el desastre nuclear durante la crisis de los
misiles.
Aún más, el presidente de una nación no
debe, hacer recortes en el pasivo contabilístico de la nación haciendo recortes
en los servicios de asistencia y seguridad social de sus ciudadanos con mayores
necesidades. Debe impulsar una adecuada política para garantizar la seguridad
pública y el combate a la criminalidad. Impulsar la enseñanza pública que
asegure la formación de personal capacitado en la esfera de la tecnología,
indispensable para alcanzar un alto nivel de competitividad nacional.
Mientras Trump se siga considerando que él
es el CEO del USGoverment.inc, Estados Unidos no podrá mantener su superioridad
económica, tecnológica y militar en el mundo, habrá perdido su liderazgo
mundial y se quedará aislado del mundo exterior sin influencia positiva de
ninguna manera.
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