Ángel
Bermúdez (@angelbermudez) BBC News Mundo
Y
aunque Trump no insistió en que la "opción militar" en Venezuela
sigue sobre la mesa, como ha venido haciendo la Casa Blanca los últimos días,
sí reiteró su apoyo a Juan Guaidó como "presidente encargado" del
país.
Trump,
además de con este reconocimiento a Guaidó, busca forzar la salida del
presidente Nicolás Maduro con sanciones a las ventas de petróleo venezolano a
Estados Unidos, afectando la principal fuente de ingresos del país
sudamericano.
La
inédita medida reveló que
la Casa Blanca de Trump está dispuesta a llegar hasta donde nadie se había
atrevido en su cuestionamiento al gobierno de Maduro.
¿Pero
qué está buscando exactamente Estados Unidos en Venezuela?
Oficialmente,
la implicación del gobierno de EE.UU.
en esta crisis busca lograr "la restauración de la democracia en
Venezuela", para lo cual Trump anunció que usaría
"todo el peso económico y diplomático" de la primera potencia del
mundo.
El
gobierno de Maduro, sin embargo, le acusa de tener ambiciones imperiales y de
querer hacerse con el control del país con las reservas probadas de petróleo
más grandes del mundo.
"Confesión
de parte: John Bolton confirma que el golpe es petrolero", escribió la
semana pasada en un tuit el canciller de Maduro, Jorge Arreaza, en referencia a
unas declaraciones que ofreció el asesor de Seguridad Nacional de la Casa
Blanca a la televisora Fox Business.
"Venezuela
es uno de los países de lo que yo llamo la troika de la tiranía. Haría una gran
diferencia económica para Estados Unidos si conseguimos que empresas
estadounidenses inviertan y participen en el desarrollo de las capacidades
petroleras de Venezuela. Sería bueno para el pueblo de Venezuela. Sería bueno
para el pueblo de EE.UU.", afirmó Bolton.
Pero
algunos expertos dudan sobre el peso de esta motivación.
"A mí el argumento petrolero me resulta poco
convincente", le dice a BBC Mundo Carlos Malamud, investigador principal
sobre América Latina del Real Instituto Elcano, con sede en Madrid.
Para Malamud, el petróleo ha estado allí desde la llegada
al poder del fallecido presidente Hugo Chávez y Washington evitó durante mucho
tiempo inmiscuirse en la crisis venezolana.
"Estados Unidos ha sido el principal comprador de
petróleo venezolano y esta es una gran paradoja: la autodenominada
Revolución bolivariana pudo llevarse a cabo gracias a los dólares
estadounidenses, sin los cuales habría sido muy difícil que el proyecto
chavista hubiera salido adelante como lo hizo", afirma.
Además, agrega que gracias a la explotación del petróleo
y del gas de esquisto, Estados Unidos se ha hecho mucho menos dependiente de
las importaciones.
Es por eso que, desde el punto de vista del
abastecimiento de los mercados es mucho más importante lo que ocurre en Medio
Oriente que lo que pasa en Venezuela.
Ni muro ni Maduro
Malamud
considera que Washington es un actor decisivo en la dura resistencia que está
enfrentando Maduro para mantenerse en el poder, pero advierte que esta se debe
a una confluencia de varios factores.
Entre estos destaca la llegada a la presidencia de la
Asamblea Nacional de Juan Guaidó, la movilización de la comunidad internacional
que estaba frustrada al ver que fracasaban todos los esfuerzos de negociación
para restablecer el funcionamiento de las instituciones democráticas en
Venezuela y la ola migratoria de venezolanos, que da dimensiones regionales a
la crisis de ese país, pues millones de sus ciudadanos están huyendo,
principalmente, hacia Sudamérica.
El experto considera, sin embargo, que más que estos
factores sobre la decisión de la Casa Blanca de aumentar la presión sobre
Maduro pueden estar pesando las próximas elecciones presidenciales de 2020, en
las que se espera que Trump busque la reelección.
"Su proyecto estrella, la construcción del muro en
la frontera con México, está totalmente empantanado. Con el control que
lograron los demócratas en la Cámara de Representantes y la llegada al poder en
México de López Obrador, sus expectativas de lograr avanzar en esta propuesta
están bloqueadas. La
crisis venezolana, frente a un Maduro muy debilitado, le va a permitir seguir
movilizando a sus sectores más fieles", apunta.
Benjamín Gedan, quien fue miembro del Consejo de
Seguridad Nacional de la Casa Blanca durante el gobierno de Barack Obama y que
ahora es asesor del programa latinoamericano del Centro Woodrow Wilson, un
instituto de investigaciones con sede en Washington, señala que es difícil
entender las motivaciones de la Casa Blanca.
"El presidente Trump no es un defensor de los derechos humanos
ni de instituciones democráticas. Pero en este caso, él desde el primer momento
tomó la decisión de tener una política muy dura hacia la crisis
venezolana", señala.
Indica que esto puede deberse a motivos electorales.
"Es posible que el gobierno de Trump esté buscando una crisis que se pueda
resolver para obtener un éxito importante antes de las elecciones, pero más que
eso es la cuestión de Florida, donde hay una comunidad de venezolanos y de
otros latinoamericanos que son muy favorables a la política dura de Trump
frente al gobierno de Maduro", apunta.
Gedan señala que el hecho de que se actúe ahora también puede estar influenciado por el hecho de
que las crisis humanitaria y migratoria de Venezuela han empeorado mucho
en los últimos dos años.
El especialista también apunta a un choque ideológico.
"Para el Partido Republicano, el chavismo siempre ha
sido un enemigo fuerte en la región. Más allá de eso, el equipo de Trump tiene
mucha experiencia en el tema de Cuba y la alianza entre La Habana y Caracas
genera mucho rechazo hacia el gobierno de Maduro", agrega.
Peter Hakim, presidente emérito de Diálogo
Interamericano, un centro de estudios con sede en Washington, considera este
factor político como determinante.
"Esto puede explicarse por la inmensa influencia que los asesores
de línea dura ante Cuba, Nicaragua y Venezuela tienen en la definición de la
política del gobierno de Trump hacia América Latina. Hablo de
(el senador) Marco Rubio, de John Bolton y, ahora, de (el secretario de Estado)
Mike Pompeo", afirma.
Destaca que el mandatario estadounidense tiene ahora una
excelente relación con Rubio, quien es senador por Florida, un estado muy
importante desde el punto de vista electoral.
"No
creo que a Trump le quite el sueño Venezuela. Él es un
presidente transaccional. En este caso, él no saca mucho provecho de esto, pero
sí obtiene beneficios entre los grupos estadounidenses con los cuales se
relaciona", asegura.
"Él está siguiendo una política con la que sus
asesores más próximos han estado comprometidos ideológica y políticamente
durante años y ahora tienen su oportunidad. Supongo que, si tienen éxito en
Venezuela, y cada vez más parece que así será, el próximo paso será presionar
sobre Nicaragua y Cuba", vaticina.
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