Tania Díaz Castro.
CUBANET
Por la calle 7ma, de Santa Fe, pueblo
del oeste habanero, aunque íbamos a direcciones distintas, mi vecina Panchita y
yo coincidimos en la misma bici taxi. El chofer, un poco en broma, un poco en
serio, se quejaba porque a pleno sol del mediodía, tenía que dar pedal con dos
ancianas bastante subiditas de peso, como pasajeras.
No recuerdo exactamente lo que dije,
cuando del rostro de Panchita desapareció su sonrisa y con una mirada huraña me
señaló al joven chofer, para que no siguiera hablando.
-No me gusta hablar mal del gobierno
con personas extrañas –expresó en voz baja-. Una nunca sabe…
Panchi, le dije, en Cuba no hay un
cuentapropista revolucionario. Pero de nada sirvió. Volvió a mirarme con cara
de pocos amigos y me soltó lo que ya me estaba imaginando.
-Hay mucha gente mala en este país,
mucha gente que le gusta hacer daño. En mi casa tampoco se habla de política.
Lo tengo prohibido. Imagínate, tengo al CDR a dos puertas de distancia.
-Esos Comités ─ agregué ─ dejaron de
funcionar Panchi. En la población hay un descontento tremendo y eso lo sabe el
gobierno. La gente ya habla hasta por los codos.
-No funcionarán como antes ─ respondió
mi vecina ─, pero pueden seguir haciendo daño. Mucha gente se ha tenido que ir
del país por culpa de las intrigas y chismes de los Comités. Yo tengo que
cuidarme. Mis hijos viven en el extranjero y pueden negarle el permiso de
entrada que solicitan para venir a verme. O me pueden negar a mi el permiso de
salida para visitarlos.
Se bajó en el agro mercado y yo seguí
de largo, pensando en esta pobre mujer, que después de más de medio siglo de
dictadura, todavía no ha perdido el miedo.
Extrañamente existe todavía, al menos
nominalmente, esta organización, pese a que el segundo miembro de la familia
gobernante, Raúl, nunca simpatizó con ella. Aquellos que trabajamos en el nivel
central de la misma ─ yo de periodista ─, allá por los años sesenta del siglo
pasado, recordamos como Raúl, hoy jefe de estado, expresó: ¨Mira que joden
estos Comités con su vigilancia¨…
El comentario llegó hasta José Matar,
coordinador nacional y comunista de la vieja guardia del original y desaparecido
partido.
Al despacho de Raúl llegaban
diariamente sus oficiales dándole las quejas de los CDR, porque enviaban
informes al Ministerio del Interior sobre las visitas misteriosas que militares
de altos grados hacían a casas de
mujeres que vivían solas, o en ausencia de sus maridos. Los nombres de aquellos
amantes clandestinos llegaban a los despachos más inconcebibles.
Otro día le explicaré a Panchita que
no era tan mala la gente que hizo daño a través de los CDR, sino el monstruo
que creó ese sistema diabólico de vigilancia, un 28 de septiembre, hace 52
años, adaptando ideas originales de
Vladimir Ilich Lenin y Adolfo Hitler, para tener el control totalitario sobre
todos los aspectos de la vida de las personas.
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