Mario J. Viera
Louis Farrakhan recibe saludo caluroso del tirano de Cuba |
No son perseguidos; no se les limita
sus derechos de movimiento. No se les condenan a largos años de privación de
libertad por colaborar con un Estado enemigo. No son sancionados por lo que
escriben o declaran públicamente como culpables de “propaganda enemiga”. Ellos
forman la Quinta Columna anti americana en Estados Unidos.
Pueden ser intelectuales, artistas,
profesores universitarios y hasta líderes religiosos, pero todos tienen un
perfil que los identifica, el odio hacia las instituciones democráticas del
país en que nacieron y su alianza con los que han hecho de la prédica del odio
hacia los Estados Unidos su mejor pretexto para justificar su tiranía. Aplauden
a Hugo Chávez y cantan loas al castrismo. No adelantan la menor crítica en
contra de los encarcelamientos arbitrarios a los que el gobierno de los Castro
someten a sus opositores por ejercer el derecho sagrado de la opinión y, en
cambio, se conmueven, casi hasta las lágrimas, por los cinco sicarios
castristas presos en Estados Unidos por actividades de espionaje.
Uno de estos quintacolumnistas está de
visita en Cuba; su nombre Louis Farrakhan, nacido Louis Eugene Wolcott.
Musulmán suis generis, líder del movimiento Nación del Islam.
Magníficas credenciales presenta el
musulmán negro estadounidense, para ser recibido calurosamente por el tiranuelo
de Cuba: antisemita, racista, homofobo y simpatizante de Gadafi. Uno que ha dicho de Adolfo Hitler: “Hitler fue un gran hombre. No fue grande
para mí como negro, pero él fue un gran alemán y levantó a Alemania de las
cenizas de su derrota por las fuerzas unidas de toda Europa y de Estados Unidos
tras la Primera Guerra Mundial. Así que, Hitler tomó a Alemania de las cenizas
y la alzó e hizo de ella la máquina de combate más grande del siglo veinte”.
Sobre Gadafi ha dicho: “Amo a Muammar Gadafi, y amo a nuestro presidente
(Obama). Me apena ver a mi hermano
presidente establecer una política que no solo busca remover a este hombre del poder,
sino también de la tierra (…) No me
importa lo que Gadafi haya hecho mal, él no es el “perro rabioso del Oriente
Medio’”. Hay que destacar que en agosto de 1996, Farrakhan viajó a Trípoli, Libia para recibir
un premio de Gadafi de 250 mil dólares
Al criticar la declaración de Barak
Obama de considerar legítima la unión matrimonial entre personas del mismo sexo
le expresó a la comunidad gay: “No soy
enemigo de ustedes, y yo los amo, pero el pecado es pecado de acuerdo con los
postulados de Dios”.
La Nación del Islam que preside Farrakhan,
ni siquiera puede considerarse estrictamente musulmana, pues frente al riguroso
monoteísmo del Islam se define politeísta. Su teología, por otra parte, se
presenta como la contrapartida racista del Ku Klus Klan. Según su credo, el
mundo fue creado de la nada por un Alá inicial que era negro y que al fallecer
dejó establecido un Consejo de Sabios, todos negros que se encargarían de
trazar la historia de la humanidad.
Por otra parte, la teología de la
Nación del Islam considera a los negros como superiores a los seres de otras
razas, lo que choca con la prédica musulmana que reconoce que todas las razas
son iguales. La raza blanca es demoníaca y fue creada por Jacob, un científico
maligno según la visión escatológica de la Nación del Islam.
Farrakhan tiene sobre la conciencia la
muerte violenta del líder negro Malcom X, cuando este rompiera con la Nación
del Islam en 1964. En esa ocasión Farrakhan había declarado por escrito: “La cita con la muerte ya está fijada y
Malcolm no escapará a ella; un hombre como Malcolm debe morir”. La viuda de
Malcom siempre le consideró como el inductor del asesinato de su esposo.
A este “distinguido” personaje el
general-presidente Raúl Castro le tendió una invitación para que visitara a
Cuba. Y allá se fue y se reunión con los familiares de los cinco sicarios castristas
presos en Estados Unidos; entonces sin ningún rubor dice que Cuba, la actual
Cuba sometida al totalitarismo, “es la
vanguardia del cambio universal, una semilla que Estados Unidos desea aplastar”.
Dijo además que el embargo que Estados Unidos mantiene sobre el castrismo “es
una abierta manifestación de guerra” y añadió: “La verdad es la primera baja en esta guerra y se ponen en prácticas las
mentiras”. Y dijo más: “La revolución
se convirtió en una semilla para combatir las injusticias y para Estados Unidos
está debe ser aplastada”.
¿De qué revolución estaría hablando?,
porque del régimen impuesto en Cuba ─ que pretende ser todavía revolucionario,
cuando en realidad nunca lo fue ─ nada hay que lo caracterice como luchador
contra las injusticias. Su propia esencia es la opresión y la distorsión de la
justicia.
No es la primera vez que Farrakhan
visita a Cuba ya en marzo del 2006 había viajado a la isla donde se reunió con
Fidel Castro y hasta dictó una conferencia, donde señaló que Estados Unidos
debía aprender mucho de Cuba pero que no lo hacía por ser muy arrogante.
Ya regresa a Estados Unidos el quintacolumnista
y regresa dispuesto a hacer propaganda a favor de la dictadura cubana: “A nuestro regreso difundiremos los videos de
nuestra visita a la mayor de las Antillas, y daremos a conocer información real
sobre Cuba, porque estoy convencido que nuestra causa no está perdida y
obtendremos la victoria”.
No sé si su Alá negro le bendecirá por
ser tan canalla; pero no creo que lo simples mortales que en Cuba no forman
parte del poder, ya sean blancos, ya sean negros, no se verán representados por
este hipócrita, que ni siquiera fue fiel con el movimiento negro de Estados
Unidos en la década de los 60. Un hipócrita que no tuvo los testículos de
Malcom X ni el civismo de Martin Luther King.
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