Mario J. Viera
El ideal de todo estado totalitario,
de todo sistema dictatorial, de todo gobierno autoritario es contar con un
periodismo sumiso ante sus dictados y que solo escriba loas al sistema o al
régimen. Lo primero que hace un candidato a dictador es acallar, criminalizar a
la prensa y a la crítica. Quiere ese pretendido dictador, con el silencio, con
la limitación de la información, con su manipulación y medias verdades tener
las manos libres para someter a sus caprichos todos los poderes del Estado.
Los mesiánicos gobernantes, que se
creen los únicos portadores de la verdad y los únicos capaces de solucionar
todos los problemas sociales y ser salvadores de la patria rechinan sus dientes
cuando una página de opinión les cuestiona sus métodos de gobierno y les ponen
de relieve sus errores y sus tendencias a gobernar por encima de las leyes.
Estos mesiánicos se denominan revolucionarios e impulsores de la gran
revolución liberadora de las masas y en aras de esa liberación de las masas
suprimen derechos y libertades. Entonces se vuelven en contra de la prensa y de
la opinión libre y acusan a los medios de corruptos, de sometidos a intereses
externos, de oligarcas y de majunches.
Todos los máximos representantes de
esa plaga que se esconde tras un pretendido Socialismo del Siglo XXI,
Venezuela, Ecuador, Bolivia, imponen leyes que coartan la libertad de expresión
y dictan medidas encaminadas a liquidar o cerrar órganos periodísticos que no
les sean afines. El ejemplo a imitar es el castrismo.
El castrismo al ascender al poder por
medio de una revolución que sería traicionada desde su primer día de existencia
se propuso liquidar a la prensa independiente. Un artículo firmado por los oficialistas
Juan Marrero, Ernesto Vera y Roberto Pavón aparecido en la página oficial de la
denominada Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) califica a la prensa
pre-revolucionaria de “acciones de corrupción
y de servilismo a intereses ajenos a la patria, loas constantes a los
personeros militares y civiles de la dictadura de Batista, justificaciones o
silencios sobre sus políticas represivas estuvieron presentes de modo
privilegiado en la prensa cubana hasta el Primero de Enero de 1959”. Una
gran mentira. La prensa cubana, por lo general era de tendencia izquierdista y
denunciaba los atropellos de la dictadura batistiana hasta niveles que pueden
considerarse como sensacionalista. En esos medios el propio Fidel Castro
colaboró con artículos que atacaban al régimen de Batista.
Entonces, los plumíferos del Departamento
de Orientación Revolucionaria del Partido Comunista de Cuba, justifican la
represión en contra de la opinión libre diciendo: “hubo que emprender un proceso de transformaciones que produjo un cambio
de propiedad en los medios de comunicación, exclusión de las filas de la prensa
de aquellos que faltando a la más elemental ética habían hecho desmerecer la
profesión, asentamiento de un periodismo basado en su utilidad y
responsabilidad con la sociedad y el mundo, y creación de una organización
periodística de nuevo tipo, limpia y transparente, defensora de la
independencia, soberanía y los grandes intereses de la patria…”
Es la misma excusa que adelantan Evo,
Chávez y Correa. Ellos dicen combatir lo que denominan “prensa corrupta” y se decantan
por un periodismo dizque “basado en su utilidad y responsabilidad” a favor del
tirano de turno; “una organización periodística de nuevo tipo” que sea sobre
todo defensora del nuevo poder y de los grandes intereses de sus jerarcas.
El artículo de la UPEC explica los
pasos que se dieron para llegar a contar con una prensa y un periodismo lacayo
y sometido: “La nacionalización de la
gran prensa en Cuba fue resultado de un proceso, al tiempo que se reanudaron o
nacieron medios de comunicación al servicio de la revolución. Periódicos
clandestinos como Revolución, Sierra Maestra, Combate o la revista Mella
pasaron a la vida legal. Igual aconteció con Noticias de Hoy o con La Calle,
clausurados por Batista”. Es decir se sustituyó el periodismo independiente
con los libelos del Movimiento 26 de Julio ─ Revolución, Sierra Maestra,
Combate ─ y con los del Partido Socialista Popular (comunista) ─ revista Mella,
Noticias de Hoy ─. Fue un proceso que se inició con la inclusión de “coletillas”
en artículos de opinión que expresaban críticas al nuevo poder.
Los escribientes de la UPEC nos hacen
recordar lo que expresara Fidel Castro el 7 de junio de 1959, en un almuerzo
convocado por el Colegio de Periodistas: “Periodismo
no quiere decir empresa, sino periodismo, porque empresa quiere decir negocio y
periodismo quiere decir esfuerzo intelectual, quiere decir pensamiento, y si
por algún sector la libertad de prensa ha de ser apreciada es, precisamente, no
por el que hace negocio con la libertad de prensa, sino para el que gracias a
la libertad de prensa escribe, orienta y trabaja con el pensamiento”. Una
hermosa cantinflada, que no por estúpida ha dejado de ser el pretexto de los
Correa y Chávez para atacar al periodismo.
Refiriéndose a las “coletillas” los
distinguidos escribidores nos dicen que como contrapartida a las críticas que
aparecían en la prensa “nació una
modalidad de lucha, totalmente inédita en el mundo, la inserción de coletillas”
que consistían en la inserción al final del artículo una “aclaración” redactada
en los siguientes términos:
“Este cable (o
este editorial, artículo, información, pie de foto o caricatura) se publica por voluntad expresa de esta
empresa periodística que expresa su criterio en uso de la libertad de prensa
existente en Cuba, pero los periodistas y obreros gráficos (o locutores en el caso de la radio) de este centro de trabajo consignan,
también en uso legítimo de ese derecho, que no comparten esa opinión por
entender que no se ajusta a la verdad”.
Tras este ataque de censura hasta el
momento velada, se inició la ofensiva contra el periodismo no oficialista con
la “nacionalización” de los principales medios de difusión radiales o de prensa
plana.
Rafael Correa ha lanzado una verdadera
cruzada dirigida, según sus propias palabras, a “frenar los avances de la
prensa corrupta” lo que ha dado como resultado la incorporación de 19 medios al
servicio de la supuesta “revolución ciudadana” que él impulsa. Según el diario
El Tiempo, el diario El Telégrafo pasó a manos del Estado en el 2007 como parte
de la incautación al Banco del Progreso. El ministerio de Finanzas es el
principal accionista, a fin de incrementar el sistema de medios públicos "que
digan la verdad", según Correa.
Correa se ofende cuando los medios le
califican de prepotente o de dictador pero no escatima ofensas y epítetos
contra los medios y periodistas que no le son afines. El Tiempo hace un resumen
de las galanterías de Correa hacia la prensa y hacia los periodistas: “Mentirosos, parte de la miseria humana,
perros guardianes del statu quo, sicarios de tinta, buitres, pitufos, tipejo,
cloacas con antena, tarzán de bonsái, gordita horrorosa, antipatriotas,
cobardes, perros rabiosos, pelucones, agoreros del desastre, periodicuchos”.
De acuerdo con la Clasificación
Mundial de la Libertad de Prensa 2011-2012 de Reporteros sin Fronteras, de 179
países analizados, Ecuador ocupa el lugar 104; posición esta mas favorable que
la que le corresponde a Venezuela que se ubica en el puesto 120.
Chávez no escatima ataques y
represalias contra los medios que considera hostiles llegando hasta cerrar 34
emisoras radiales. En julio de 2012 Human Rights Watch publicó un informe donde
se refería al gobierno chavista: “La
acumulación de poder en el Ejecutivo, la eliminación de las salvaguardas
institucionales y la erosión de las garantías de los derechos humanos han dado
al gobierno de Chávez carta blanca para intimidar, censurar y procesar a
venezolanos que critican al presidente o frustran su agenda política”.
Al poco tiempo de haber ganado las
elecciones de 1998 ya Hugo Chávez se expresaba despectivamente sobre las
cadenas televisivas de Venezuela: "Los
canales privados de este país son cuatro: Radio Caracas Televisión, Venevisión, Globovisión y Televen y en
realidad son los cuatro jinetes del apocalipsis”, había expresado entonces.
Su modelo de lucha contra los medios críticos ya lo tomaba de la Cuba bajo el
castrato.
Hasta Evo Morales se ha incorporado
entre los depredadores de la libertad de prensa y ha iniciado demandas contra
tres medios bolivianos, la Agencia de Noticias Fides, propiedad de la Iglesia
católica, y los periódicos Página Siete y El Diario, bajo una supuesta “incitación
al racismo", lo que ha sido calificado por la Sociedad Interamericana de
Prensa como “un ejemplo de intolerancia y
un precedente negativo que pareciera tener la intención de censurar y provocar
autocensura en la prensa”.
En el informe de Reporteros Sin
Fronteras Bolivia ocupa el lugar 108 en cuanto a libertad de prensa, un puesto
que le coloca por debajo de Ecuador y en mejores condiciones que en Venezuela.
Cuba castrista, el ejemplo a seguir
por los bolivarianos ocupa el puesto 167.
En referencia a los tres países bajo
el Socialismo del Siglo XXI, el informe de Reporteros sin Fronteras señala: “Hostigamiento judicial, difícil equilibrio
pluralista, polarización y agresiones frecuentes caracterizan aún el clima de
Ecuador y de Bolivia… Esta situación es todavía más marcada en Venezuela…”
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