Mario J. Viera.
No, no es cierto que en Estados Unidos el sentimiento ultraconservador sea la impronta que le caracterice como nación. Los ultraconservadores son los que más cabida han tenido en los medios y principalmente en la cadena FOX. Gritan compulsivamente. Cuentan con recursos económicos para adelantar su presencia en todas las esferas del país. Pero el corazón americano, generoso y decidido, late con fuerza en sus jóvenes y los jóvenes ya están cansados de la mojigata actitud de los conservadores y dicen “¡Ya no más!”
Al igual que la Primavera Arabe, que el Movimiento del 15-M de los indignados de Madrid, al igual que las protestas en Grecia, la juventud americana se siente indignada y se decide a ocupar la plaza fuerte del conservadurismo: Wall Street.
El movimiento “Occupy Wall Street” está convirtiéndose en un poderoso movimiento popular de más arraigo en la nueva sociedad americana que los reclamos del reaccionario Tea Party. No impone candidatos de línea dura, como ha hecho el Tea Party. No tiene poderosos voceros como la cadena FOX, madre natural del Tea Party; apenas posee suficiente cobertura de los medios, pero se siente, comienza a sentirse con fuerza en New York, Washington DC, Boston, Portland, Los Angeles, Sacramento, Albany, Chicago, Seattle, Denver y Tampa.
La juventud americana, la sangre fresca de Estados Unidos, denuncia; denuncia el desempleo, el alto costo de la vida y la corrupción, la politiquería, el dominio del uno por ciento de la población sobre los destinos del 99 por ciento de toda la nación. Debieran quizá modificar el nombre que los identifica de carácter local por el incluyente “We the people”.
José de La Luz Caballero, el gran educador cubano del Siglo XIX decía que a los ancianos les gusta relatar la historia, a los niños escucharla, pero solo los jóvenes eran los que hacían la historia y son esos jóvenes con sus acciones de “ocupemos” los que están haciendo la nueva historia de los Estados Unidos.
No son anti sistema, no pretenden destruir la democracia, quieren reformas los postulados fracasados que prevalecen en la conducción actual de la economía y hacer más fuerte los valores de la democracia. Pretenden levantar el estandarte que vergonzosamente abandonara el Partido Republicano del concepto de “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” y no del gobierno de las grandes corporaciones y para las grandes corporaciones. No pretenden sustituir el sistema capitalista por el socialismo marxista, quieren frenar la fuerza del capitalismo salvaje, la especulación desvergonzada, los cortes al Medicare y al Medicaid, el poder casi ilimitado de la banca y de las aseguradoras, culpables de la actual y desesperante crisis que ha originado la pérdida del techo a miles de americanos y un elevado índice de desempleo que asciende por encima del 9%.
Cuando iniciaron su protesta el 17 de septiembre eran apenas unos cientos, pero el ejemplo creció, hoy son miles. Keith Olbermann denuncia el silencio mediático en torno al movimiento popular en New York y lee en televisión su primer manifiesto. Entonces Estados Unidos se fijó en aquel grupo de jóvenes que alzaban la inusitada protesta sin actos de violencia ni vandalismo propio de las organizaciones anti sistemas. Y comenzó a crecer el ejemplo.
Y como crece y crece, ya comienza a inspirar temor; ya comienzan las denuncias. Herman Cain el ultraconservador empresario aspirante a candidato presidencial por el Partido Republicano le califica de “antiamericano” y añade: “A pesar de que tengamos problemas, yo creo que las protestas son más anticapitalistas y contrarias al libre mercado que otra cosa” y Newt Gingrich la emprende con los argumentos retrógrados que caracteriza al actual discurso republicano en consistencia con la visión del Tea Party: “Creo que lo más triste es que todo esto es resultado de la lucha de clases de Obama”.
El alcalde de New York, Michael Bloomberg detesta a “Ocupemos Wall Street” y les considera equivocados pues en su opinión “luchan contra los abusos del sistema financiero, pero no comprenden que su protesta es contraproducente para las personas que trabajan”, y aunque aseguró respetaría la libre expresión de los indignados de New York, la policía ha actuado con violencia contra los manifestantes y hasta con los reporteros que cubren las movilizaciones de Ocupemos Wall Street, como acaba de denunciar Reporteros sin Fronteras.
Es lógico el rechazo hacia el movimiento que impulsa la juventud americana de este político cambia casaca cuya fortuna personal según Forbes es de 18 000 millones de dólares según informara CNN, y propietario de la compañía Bloomberg L.P que aporta información de finanzas de empresas listadas en Wall Street.
En su denuncia contra el accionar policiaco en New York Reporteros sin Fronteras señala: “La respuesta, a menudo brutal, para contener el movimiento 'Ocupemos Wall Street' (...) también afecta la libertad de informar", al mismo tiempo denunció los obstáculos que sufren muchos "periodistas blogueros y netciudadanos que difunden información a través de las redes sociales" según reportara la agencia EFE. Al referirse a la exigencia de la policía de New York de que los periodistas deben contar con una acreditación concedida por la propia autoridad policiaca Reporteros sin Fronteras afirma que es una medida contraria a “las garantías constitucionales más elementales”, y cuestiona: “¿Desde cuándo un servicio de policía se encuentra habilitado para determinar quién es periodista y quién no lo es? Tales restricciones son utilizadas como argumento para bloquear la difusión de información de interés público”.
El Wall Street Journal, de la poderosa News Corporation de Rupert Murdoch comparó la actitud del presidente Obama hacia Ocupemos Wall Street como “un rompecabezas populista y que el Partido Demócrata “trata de absorber la energía del movimiento Ocupemos Wall Street sin arriesgarse a un debate sobre la lucha de clases".
El presidente Obama había dicho que después de haber visto las manifestaciones por televisión en su opinión las mismas expresaban “el descontento que sienten los estadounidenses”. Según el presidente "quien protesta da voz a la frustración que hay en el país. Todavía se puede ver a los mismos que actuaron en forma irresponsable, tratando de obstaculizar los esfuerzos para eliminar las prácticas abusivas que originaron este problema” y concluyó diciendo que “los excesos de Wall Street en muchos casos no fueron ilegales, sino inmorales”. Por su parte el vicepresidente Joe Biden consideró que “los americanos no creen que el sistema sea justo”.
Nancy Pelosi declararía: “Apoyo el mensaje para el sistema, sea Wall Street o la clase política, pero ese cambio tiene que producirse. Cuando dijimos que todo el mundo debería pagar una cantidad justa, el otro bando decía que eso era lucha de clases. No, no lo es. Es el principal valor americano, la justicia”.
En Los Angeles, una mujer que recibiera una orden del banco para abandonar su vivienda por falta de pago de su hipoteca ejemplificó la esencia del disgusto de la mayoría de la población: “Ellos (los bancos) han tomado el control de nuestra vida y nuestro dinero.
El martes los activistas de Occupy Wall Street, frente a la residencia del nuevo “Ciudadano Kane”, el magnate de News Corporation, Rupert Murdoch gritaron: "¡Rupert Murdoch, paga tus impuestos!", para dirigirse luego ante las casas de altos magnates de las finanzas, como el multimillonario David Koch. Tanto Rupert Murdoch como los hermanos David y Charles Koch son el poder detrás del Tea Party, el poder de los medios de Murdoch principalmente a través de la cadena Fox y el poder del dinero que los tres representan.
No obstante una figura de las finanzas, el inversionista multimillonario George Soros expresó sus simpatías hacia los indignados de New York. Soros cuando el 3 de octubre declaraba que simpatizaba con sus opiniones. “Puedo entender sus sentimientos y simpatizar con las protestas (...) Hay muchos pequeños empresarios que han visto cómo el interés en sus tarjetas de crédito ha subido” había declarado.
Mientras, el Senado rechazó la propuesta Ley de Empleos que impulsa Obama con el voto solidario en contra de los republicanos y el rechazo de algunos senadores demócratas quizá titubeantes por el clamor republicano sobre una lucha de clases que supuestamente está impulsando el mandatario.
De inmediato, en Miami una centena de personas convocadas por la organización comunitaria 1Miami se concentraron frente a las oficinas del senador Marcos Rubio para exigirle que explicara la razón de su voto de rechazo a la Ley de Empleos. Quizá sea esta convocatoria la antesala para un movimiento de Ocupar Miami.
Ya nada puede detener la expresión de descontento que se va extendiendo por toda la geografía de los Estados Unidos como un tsunami populista que ya se ve como la necesaria contrapartida al dinosaurio del Tea Party.
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