Mario J. Viera. Englewood, Florida
Concluye la que EFE denomina “cumbre sin sobresaltos y con poco poder de convocatoria”, la XXI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y Gobierno. Una cumbre anémica sin la presencia de un importante número de jefes de Estado y con un rimbombante tema: “Transformación del Estado y Desarrollo”.
Ya se conocerá la Declaración de Asunción y ya se verá cuanta retórica barata será signada por los representantes de los países que integran la Cumbre Iberoamericana. Sea las que sean las conclusiones, positivas o negativas, tendrán el mismo resultado que las anteriores veinte: Papel mojado, nada que historiadores en el futuro resalten o citen por su influencia en las sociedades iberoamericanas.
Abrió el anfitrión del encuentro, el Presidente de Paraguay, Fernando Lugo, y comienza planteándose la “necesidad de redefinir y transformar el rol del Estado”, porque la región es la de mayor índice de desigualdad y “con mayores brechas y asimetrías subregionales a superar”, se lanza a continuación tras la utopía de “una nueva misión del rol del Estado donde se vuelve razonable pensarlo como agente proactivo para la promoción de la transformación productiva y el desarrollo socioeconómico de nuestros pueblos” y asegura que “los pueblos iberoamericanos apuntamos a construir un espacio donde el Estado ofrezca participación social (...) hay que adecuar las estructuras del Estado en función de la sociedad”.
Ya se verá como se plantea finalmente la adecuación de las estructuras estatales en función de la sociedad, quizá al estilo de los bolivarianos, quizá reduciendo la individualidad a tan solo una cifra dentro de la comunidad social.
No cabe duda, como dijera el presidente de Chile, Sebastián Piñera “Latinoamérica tiene tantas cumbres que parece una cordillera" y cuesta mucho escalar montañas y atravesar cordilleras. Aunque la mejor propuesta que se hizo para la celebración de las Cumbres fue la del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos que no asistió al nuevo encuentro. Santos escribió en su cuenta Twitter: “Estamos promoviendo que (las) cumbres sean virtuales, lo que evitaría muchos viajes". Sí, mejor es celebrarlas por Skipe.
Como señalara una agencia noticiosa, sin la presencia de muchos jefes de Estado de la región, ni la asistencia del “irascible” Hugo Chávez, el protagonismo de la XXI Cumbre Iberoamericana, que antes poseía Fidel Castro, ahora se lo roba el mandatario ecuatoriano, el aún más irascible Rafael Correa que de tan irascible se convierte en risible.
No se midió Correa para actuar de un modo, digamos, poco político para hacerle un desplante al Presidente Lugo. Prepotente como siempre se puso de pie y lanzó sus rayos de Júpiter indignado contra la representante del Banco Mundial, y vicepresidenta para América Latina de ese organismo crediticio, Pamela Cox.
Tan pronto como la funcionaria fuera presentada para intervenir en la audiencia, Correa se dirigió a Lugo cuestionando: “¿Qué hace en esta cumbre una representante que defienda los grandes capitales, los intereses hegemónicos? ¿Por qué en este foro tenemos que escucharla?” Los que no estuvimos presentes en la Cumbre no nos queda más remedio que imaginarnos la cara que haya puesto el presidente uruguayo, debe haberse puesto colorado o morado. Indignado acusó al Banco Mundial como “uno de los heraldos del neoliberalismo en América Latina” y exigió, como si él fuera el líder natural de toda América Latina, “disculpas por el daño que el BM ha hecho a América Latina y al planeta”
Buen apuro en que colocó el dictador ecuatoriano al presidente Lugo, quien intentó de moderar el ataque, consiguiendo solo nuevas andanadas de Correa: “Cuando llegamos al poder, nosotros (es decir, él) expulsamos al representante del Banco Mundial, porque chantajeó abiertamente a nuestro país. Pido disculpas señor Presidente, pero me retiro”
Más tarde regresó para no perderse el almuerzo.
Sin embargo, Sergio Jelinek, el portavoz del Banco Mundial para América Latina, tiró a basura al distinguido dictador ecuatoriano: “Si Ecuador no quiere trabajar con el Banco Mundial es una decisión soberana del Gobierno, pero tampoco le vamos a rogar que trabaje con nosotros”
Fuera de este incidente y de alguna bronquita entre Chile y la Bolivia bolivariana de Evo, todo concurrió con sonrisitas y estrechones de manos y... un ¡hasta luego! Para la próxima cita en España y seguir la mojiganga de siempre y hacernos reír un poco.
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