sábado, 1 de octubre de 2011

Como siempre, yo pago por el pato.

Mario J. Viera
 
Sí, yo y Ud. siempre tenemos que cargar con los costos. Los poderosos nunca pierden. Si se les aplican cargos, ellos los recuperan asaltando nuestros bolsillos. Si el precio de la gasolina aumenta por los avatares del mercado de inmediato nos afecta a todos y mucho más a los que tenemos que hacer cálculos tras cálculos para llegar a fin de mes sin un overdraft que ya de por sí es oneroso. Nada más que sobregirarse en un dólar y ya Ud. debe 36.

Como dije, si la gasolina aumenta su precio, todo se aumenta. Los vegetales se encarecen, la leche se hace casi intomable, sabe a gasolina, la carne ¡ni se diga! Paga y paga y sigue pagando.

¡Ah, y el crédito! ¡Señor mío qué cosa más terrible es! Para tener buen crédito, puerta divina a todos los sueños, desde comprar un carro o una casa hasta adquirir un servicio de televisión, se requiere el crédito y para gozar del crédito primero no se puede incurrir en mora y ¿cómo no incurrir en mora si el dinero que tienes en el bolsillo se te encoge con cada vuelta del mercado? Luego vienen los intereses ¡Jesucristo! Si tu crédito no es la maravilla de un potentado te aplican porcientos leoninos y nunca te puedes deshacer de las deudas contraídas. ¿Es que no existen leyes contra la usura?
En Cuba, antes de la era de los Castro existía un personaje muy conocido al que se recurría en caso de apuros y te prestaba el dinero con intereses superiores al 5% violando lo que se consideraba usura y por ello se le conocía a este personaje como “garrotero” que era como si te aplicaran la pena del garrote vil de la época colonial.
Ahora los bancos, todos los bancos, son garroteros. Por suerte ya no se aplica la prisión debida a las deudas y existe el recurso a la bancarrota, aunque hay quienes están tan en bancarrota que no tienen para pagar los honorarios del abogado que te gestione la bancarrota.

Ahora los bancos, comenzando con Bank of America, Wells Fargo, y J.P. Morgan Chase, pretenden cobrarte por el uso de tu tarjeta de débito, Bank of America exige cinco dólares de multa a tu bolsillo, esa tarjeta de débito que parecía que te hacía la vida más tranquila al no tener que cargar con sumas de dinero en tu cartera y que tanto empleas en las normales operaciones financieras a las que un pobre diablo puede acceder, y todo porque quieren recuperar parte de los ingresos perdidos por la nueva regulación bancaria estadounidense que rebaja de 42 centavos a 24, los cargos que les imponían los bancos a las transacciones con tarjetas de débito, ¡no pierden nada, dejan de ganar! Y solo nosotros somos los que perdemos.
¡Qué difícil se nos está haciendo la vida a los sobrinos del Tío Sam! 

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