Mario J. Viera
El gobierno castrista ha señalado el 6 de octubre como Día de las Víctimas del Terrorismo de Estado. En un día como ese pero de 1976 un avión de Cubana de Aviación estalló en pleno vuelo por la acción de un dispositivo terrorista en su interior causando la muerte de las 73 personas que iban a bordo. El hecho conmovió todas las fibras sensibles de los cubanos.
De inmediato se vinculó como autores del atentado a Luis Posada Carriles, Orlando Bosch, Hernán Ricardo y Freddy Lugo.
El DC-8 de Cubana de Aviación que realizaba el vuelo CU-455 partió a las 10:57 de Guyana en dirección a Puerto España (Port Spain) capital de Trinidad Tobago. Era las 15:49 (hora del meridiano de Greenwich) cuando levantó vuelo en dirección a Barbados a donde arriba a las 16:21. En el aeropuerto de Seawell abandonan la nave Freddy Lugo y José Vázquez García cuyo verdadero nombre es Hernán Ricardo Lozano. A las 17:15 la nave parte hacia Jamaica. Ocho minutos después se produce la alarma dentro de la nave; poco después caía en el océano.
De acuerdo con las versiones oficiales, los autores intelectuales del acto terrorista fueron los cubanos exiliados Luis Posada Carriles y Orlando Bosch Avila. Se dice que la organización CORU (Comandos de Organizaciones Revolucionarias Unidas) el día 11 de octubre se atribuyó la responsabilidad por la operación terrorista. La CORU fue una organización de acción fundada en 1976 por Orlando Bosh.
El 8 de agosto de 1985 un juez venezolano sentenció a Freddy Lugo y a Hernán Ricardo a 20 años de prisión para ambos en tanto Orlando Bosh fue declarado absuelto y Posada Carriles se fugaría de la prisión. En noviembre de 1987, por el fallo de un tribunal venezolano, Bosh sería liberado tras permanecer once años en prisión a pesar de haber sido absuelto en dos ocasiones.
Mucho se ha comentado al respecto, Posada ha negado su participación en el acto terrorista, en tanto que se dice que Freddy Lugo y Hernán Ricardo habían asegurado que ellos habían previsto hacer la detonación del artefacto explosivo en el aeropuerto de Barbados y que por decisión de la seguridad del estado cubana se había decidido no cancelar el vuelo con la evidente intención de que el avión estallara en pleno vuelo. Quizá sea verdad, quizá no. Quizá sea cierto que Orlando Bosh fuera la mente que fríamente ordenara el acto terrorista, tal vez no. Quizá Posada Carriles estuviera directamente comprometido con la acción, tal vez no. Tal vez la CIA estuviera al tanto de la operación, como se ha alegado por el gobierno de Cuba y por autores como José Luis Méndez, tal vez no.
Sea cual sea la verdad sobre los autores materiales e intelectuales de la acción terrorista, lo cierto es que el crimen cometido fue atroz y nadie con su conciencia limpia puede dejar de condenarle. Sin embargo, el denominado “Crimen de Barbado” ha sido de mucho provecho para el castrismo, agitando al respecto para argumentar su tesis de que Cuba ha sido víctima, como ningún otro pueblo, del “flagelo del terrorismo” que “se ha ensañado de manera brutal y despiadada” contra su existencia como se hace notar en un Editorial publicado el jueves en el diario oficialista Granma.
En su editorial, Granma argumenta que 3 748 cubanos han muerto como consecuencia de ataques terroristas y 2 099 quedaron incapacitados para siempre. Las cifras que utiliza el castrismo siempre son dudosas, como las que planteaban que 20 mil cubanos murieron bajo la represión batistiana entre 1952 y 1958.
El gobierno de los Castro omite los actos de terrorismo que el Movimiento 26 de julio ejecutara en los años de la lucha revolucionaria para derrocar a la dictadura de Fulgencio Batista. Omite también los muchos actos de terrorismo que ha llevado a cabo desde su toma del gobierno: miles de fusilados, miles de prisioneros políticos, el ataque que hiciera contra el remolcador Trece de Marzo y la destrucción en pleno vuelo, sobre aguas internacionales, de dos naves no artilladas de los Hermanos al Rescate.
Ahora, 35 años después del “Crimen de Barbados”, cuando cada día se hace más patente el rechazo de la población, cuando su régimen está al borde de la catástrofe, el castrismo intenta renovar la triste historia, todavía no bien aclarada, y declara su fecha como Día de las Víctimas del Terrorismo de Estado., en un intento desesperado de mantener vivo el mito revolucionario y promover sentimientos de venganza dentro del pueblo y agitar el nacionalismo.
La fecha nada le dice a los cubanos menores de 40 años, que del hecho solo tienen vagas referencias, que no les toca en su sensibilidad por aquello bien claro que dice “Lo que no es de mi año, no es de mi daño”. Entonces, utilizando sus compulsivos métodos de “movilización popular” el gobierno y sus organizaciones afines han reunido a “cientos de jóvenes y estudiantes capitalinos, en representación del pueblo de Cuba” en el denominado “Monte de las banderas” ubicado frente a las oficinas de la Sección de Intereses de los Estados Unidos para una vigilia de recordación de las víctimas de Barbados.
Se movilizaron con pancartas con fotos de los muertos en el atentado, que ya habían preparado de antemano los órganos ideológicos del Partido Comunista para uso de la “espontánea” vigilia. Sin contar con la aquiescencia del pueblo de Cuba, se dice que esos estudiantes, que tienen que ir porque eso es lo que se espera que hagan y el no hacerlo les traerá trastornos en sus estudios, están en representación de todos los cubanos, de todos los que ya no se erizan con aquella tragedia, que ya no les dice nada aquella frase de Fidel Castro, colosal en su retórica, “Cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla”. Una frase que se ha vuelto contra su régimen de injusticia al que el pueblo “enérgico y viril” de Cuba más pronto que tarde le pedirá cuentas por sus más de cinco décadas de violaciones, de intolerancia, de crímenes, de miserias. Ese día que ya se avizora, el pueblo de Cuba no llorará pero la injusticia temblará.
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