David Samaniego Torres. EL UNIVERSO
Cristina García Rodero: Caminos de lluvia, Cuba 2007. Centro de Arte Alcobendas
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Leí hace unos días las declaraciones
de Raúl Castro Ruz, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de
Cuba; estas son sus palabras: “Hemos percibido con dolor, a lo largo de más de
20 años de periodo especial, el acrecentado deterioro de valores morales y
cívicos, como la honestidad, la decencia, la vergüenza, el decoro, la honradez
y la sensibilidad ante los problemas de los demás. Así, una parte de la
sociedad ha pasado a ver normal el robo al Estado. Se propagaron con relativa
impunidad las construcciones ilegales, la ocupación no autorizada de viviendas,
la comercialización ilícita de bienes y servicios, el incumplimiento de los
horarios en los centros laborales, el acaparamiento de productos deficitarios y
su reventa a precios superiores, la participación en juegos al margen de la
ley, la aceptación de sobornos y prebendas, el asedio al turista” (Sin tapujos, Eugenio Lloret O, El
Tiempo, Cuenca, 01-08-2013).
-El camino hacia el buen vivir, en
toda sociedad que se precie, se construye desde una sólida base de resoluciones
de la colectividad que, en uso de sus derechos, prefiere ciertos principios y
lineamientos a otros. Una vez encontrado ese ‘código’ –término significativo de
fácil comprensión– los responsables de la conducción de una sociedad, están
obligados a hacer uso de las mejores estrategias para que dicho ‘código’ se
haga realidad y que verdaderamente conduzca al buen vivir. Cuando esto no
sucede es imperioso volver a las fuentes y orígenes de la comunidad y reafirmar
o reformar los principios y valores en vigencia.
-Un gobernante tiene en sus manos una
misión de enorme trascendencia: sus aciertos pueden producir paz, felicidad y
progreso; sus desaciertos pueden conducir a la disolución, a la pérdida de
horizontes, a la destrucción. Conducir un país anclado en aplausos, buenos
deseos, lisonjas, obras materiales, mayorías irrefutables, sueños y algo más,
no es, necesariamente, presagio de progreso y buen vivir.
-Aquí calzan como anillo al dedo las
declaraciones de Raúl Castro, arriba mencionadas. Los regímenes totalitarios
suelen ocultar falencias y sobredimensionar aciertos. Esta vez el hermano de
Fidel, Raúl, toma al toro por los cuernos y destapa a sus compatriotas, a los
militantes de su partido y al mundo una epidemia moral de graves consecuencias
que azota al pueblo cubano. Él no se explica cuándo ni cómo se originó el
flagelo, pero sabe que la descomposición moral, en diversos estratos de la vida
social y personal, es una lacra que debe borrarse porque ennegrece los anhelos
de la revolución.
-Dicen que la conciencia humana es
testigo, fiscal y juez de sus propios comportamientos. Si la conciencia carece
de un patrón que se apegue a los valores que la humanidad los ha decantado y
etiquetado a lo largo de los milenios tras probar su bondad, entonces bien
puede darse un caminar hacia el vacío, carentes de brújula y de un destino.
¿Conservamos aún la brújula?
“Un
derecho no es lo que alguien te debe dar. Un derecho es lo que nadie te debe
quitar”
(A. E. Roosevelt).
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