Domingo Amuchástegui Álvarez. CUBAENCUENTRO
En los últimos días hemos visto un
espectacular corre-corre y dale-al-que-no-te-dio con el cierre de las embajadas
en Medio Oriente y África por las amenazas de Al Qaeda... hasta aquí el
notición para las mentes cortas y planas. Pocos problematizan o ponen la luz
larga más allá del menú mediático. Aventuremos algunos cuestionamientos y
percepciones distintas de la versión oficial que parece sugerir una suerte de hecatombe.
El miedo siempre ayuda a la política.
Primero, ¿qué nos decían acerca de Al
Qaeda hace un año atrás luego de la cacería exitosa de Osama Bin Laden? Que
estaban liquidados, desarticulados, hecho polvo, etc., anuncios que el
presidente Obama proyectó al máximo para capitalizar electoralmente la victoria
aplastante sobre el terrorismo.
Segundo, por arte de magia, sin
señales o indicaciones previas, Al Qaeda resucita de la noche a la mañana, sin
que nadie en Washington, Londres o París lo hayan advertido o denunciado antes
pese a su poderío tecnológico de espionaje electrónico y todo lo demás. Ahora
Al Qaeda se nos presenta recuperada y más poderosa que nunca, la que parece
mover hilos, conexiones y fuerzas para poner en jaque aparente la seguridad de EEUU
en una veintena de países así como dentro de los EEUU, recurriendo éste a
medidas extremas que no utilizó ni en los tiempos dorados de Al Qaeda con Osama
Bin Laden. ¿Cuándo nos mintieron? ¿Hace un año? ¿O es ahora que el globo adquiere
proporciones mayúsculas?
¡Qué raro todo ello!
Tercero, se había dicho hace rato, de
manera repetida, que Al Qaeda ya no estaba empleando medios de IT, sino medios
humanos y hasta palomas mensajeras. ¿Era cierto esto o no? ¿O es que acaso los
expertos de Al Qaeda se han vuelto “mongos” y recurren a estos mismos medios de
IT — en extremo vulnerables a los medios de detección de EEUU — y comienzan a
planear otra suerte de 9/11 descuidando dicha vulnerabilidad más que evidente?
¿Y para qué dos dirigentes de Al Qaeda hablan de sus planes con total
desfachatez por intermedio de sus medios cibernéticos sobre lo que planean?
¿Para que EEUU los detecte y denuncie de inmediato? Muy rato todo esto; me
recuerda la famosa frase de Mario Puzo en El Padrino: “No me insultes mi
inteligencia”
Cuarto, es casi demasiado evidente
afirmar que el conjunto de las relaciones internacionales y política de EEUU
son un componente clave de su seguridad nacional; mucho más que cualquier
bombazo, asalto a lo Benghazi o ataque específico que Al Qaeda pueda llevar a
cabo ahora. Si esto es así, ¿qué tiene más impacto y efecto práctico, un ataque
de Al Qaeda — cuyas proporciones deben ser bien limitadas de acuerdo a lo que
venían diciendo desde hace un año — o la conmoción cuasi-nuclear del escándalo
Snowden para esas relaciones internacionales?
Quinto, si lo de Snowden está todavía
por sonar mucho más y repercutir muchísimo más que el efecto Wikileaks en su
tiempo, se hace imperativo luego de semanas de cobertura mediática y escándalos
políticos desfavorables para EEUU, articular respuestas mediáticas y políticas
que neutralicen lo más posible el efecto Snowden.
Sexto, y si alguien quiere reducir la
importancia de lo de Snowden, permítanme recordarles: a. Que EEUU acaba de
suspender unilateralmente su cumbre programada con Rusia por el asilo concedido
a Snowden, lo cual es mucho más relevante para la seguridad de EEUU que
cualquier ataque de poca monta por parte de Al Qaeda; b. ¿Por qué se precipita
el Presidente Obama en acudir al talk-show de Jay Leno, el pasado día 6 de
agosto, para abordar este estado de alarma y no lo ha hecho todavía con los
líderes del Congreso?; y c. ¿Cuántas veces a los congresistas de EEUU se le ha
hecho partícipes privilegiados de información secreta a fin de comprometerlos
con su silencio en maniobras domésticas y de política exterior? Al respecto,
sobran los ejemplos bien documentados.
Séptimo, se impone para la actual
administración gestar y aplicar medidas activas que mediante alarmas en la
esfera de la seguridad nacional permitan no sólo neutralizar y reducir lo de
Snowden al máximo, sino demostrar palmariamente la necesidad de justificar,
defender, legitimar y argumentar la continuación de todo el andamiaje de
detección, vigilancia, escuchas, indiscriminadas que despliega EEUU por todo el
mundo, sin consideración siquiera para sus más cercanos aliados. Es la misma
argumentación del Patriot Act de los tiempos de W. Bush, multiplicada en
proporciones geométricas. Y qué mejor instrumento para persuadir a todo el
mundo que enarbolar los temidos fantasmas de Al Qaeda sobre la seguridad
nacional y personal de cada uno y así olvidar a Snowden y santificar todos sus
mecanismos de vigilancia, detección y escuchas.
De esta manera se neutraliza todo y
dentro de algunas semanas todo se habrá diluido y las mentes cortas y planas,
volverán a enfocarse en los deportes, la farándula o las telenovelas, el
narcotráfico, los crímenes pasionales o de perturbados mentales, encontrando la
actual administración de Obama un mejor ambiente para recuperarse de las
severas lesiones del caso Snowden y todo lo que éste ha implicado… Sin olvidar
que las miras y acciones de todos los políticos de EEUU están ya enfocadas en
las elecciones venideras y de cómo se maneje y capitalice esta crisis, la de
Snowden que ya es y la de Al Qaeda que está por ver, por ambos partidos y los
candidatos que ya asoman.
La pregunta sigue en pie. ¿Cuál es la
verdadera crisis, Snowden o Al Qaeda? Escoja usted.
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