Mario J. Viera
Solo lleva 100 días en el desgobierno
y ya Nicolás Maduro tiene más amenazas de muerte que las vidas que tiene un
gato. Todo un rocambolesco complot internacional para enviar al ungido a la
dimensión universal donde mora su padre espiritual. Conspiradores, muchos,
muchísimos, desde Henrique Capriles y los escuálidos fascistas miembros de la
oligarquía venezolana, prácticamente la mitad del país, hasta el ya decrépito
Luis Posada Carriles en connivencia con otro esbozado, misterioso, siniestro
terrorista de origen cubano de nombre Eduardo Macaya a los que se unen el
diplomático Roger Noriega, el ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe y por último el ex presidente de Honduras
después de patada que le dieron los militares al chavista Zelaya, Roberto
Micheletti.
Noticias 24 da un resumen de las
denuncias formuladas que los geniales agentes de la contrainteligencia venezolana
que dirige el G2 cubano han puesto al descubierto sin que hayan mostrado pruebas
ni capturado a ninguno de los implicados. (Se dijo ─ lo dijo Diosdado Cabello ─
que 400 hombres entrarían a Venezuela por el estado Zulia)
Este es el resumen de Noticias 24:
2 de mayo de 2013: Maduro acusó
a Uribe de asesino. El pasado dos de mayo el Gobierno denunció desde Petare la
planificación de una serie de atentados contra figuras importantes del
chavismo, organizados por el ex embajador de EE UU ante la Organización de
Estados Americanos (OEA), Roger Noriega, con el
apoyo del ex mandatario colombiano Álvaro Uribe Vélez. “Asesino, saca tu narices de
Venezuela”, le advirtió Maduro a Uribe en esa
oportunidad.
24 de julio de
2013: Cabello anunció que presentaría las pruebas de magnicidio. Aproximadamente
dos meses después, en plena conmemoración de los 230 años del natalicio de El
Libertador Simón Bolívar, Diosdado Cabello anunció que presentaría ante el
Parlamento las pruebas sobre los nuevos planes homicidas contra el jefe de
Estado y, por supuesto, en su contra. “Si algo nos pasa,
se van a arrepentir toda su vida (…) Sabemos
quiénes son, con quién andan y los vamos a buscar”, dijo en una
sesión especial de la Asamblea Nacional que se realizó en Maracaibo.
El también
vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela descargó esa tarde del
24 de julio su furia: “Hay sectores de la oposición
venezolana que merecen que uno se vuelva loco. Ellos se aprovechan de las
libertades que hay aquí en Venezuela para cometer acciones”, expresó.
28 de julio de
2013: Maduro pidió defender la Constitución.
Transcurrieron ocho días para que
nuevamente el Presidente recordara que su vida corría peligro. Esta vez el
marco elegido para prevenir a los venezolanos fue la celebración del 59
aniversario del nacimiento de Hugo Chávez. “Exijo estar
alerta para defender nuestra Constitución ante cualquier intento de asesinato
que quiera efectuar la derecha fascista venezolana”.
30 de julio de
2013: Rodríguez Torres informó los detalles del atentado. Finalmente, ayer el ministro para las
Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres, develó los
detalles sobre el plan magnicida que se preparaba contra el presidente Nicolás
Maduro. Indicó que
el complot liderado por el ex agente de la CIA, Luis Posada Carriles, inició antes
de las elecciones presidenciales del 14-A, comicios en los que Maduro se impuso
sobre Henrique Capriles Radonski. “La primera reunión
se realizó en Bogotá, a diez días del 14 de abril”, explicó en una entrevista concedida al canal Telesur.
Rodríguez Torres reveló, por otra parte, que el expresidente de Honduras Roberto Micheletti está
involucrado en esos hechos, junto a Eduardo Macaya y Posada Carriles. Concluyó que
el objetivo principal de este grupo siempre ha sido matar al presidente Maduro. “Ellos piensan
que si lo logran asesinar, se fracturaría el chavismo”.
Ahora bien, sería bueno que Maduro dejara de estar mirando
a los pajaritos y se pusiera las pilas que quizá, como dijera Capriles en un
Twitt al “que tendrían que investigar
sobre planes de asesinatos es al corrupto más grande de la historia. El mismito
que habla del tema”, luego que no digan sus dolientes que no se lo advertimos.
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