miércoles, 21 de agosto de 2013

¿Y el pueblo ecologista?


¿Qué paso con los periodistas de los medios de Gobierno que, con sus reportajes y entrevistas, apoyaron la iniciativa Yasuní ITT y ahora apoyan campañas para decir todo lo contrario?

Jeanette Hinostroza. HOY.com

(AP) Imagen de indígenas en el Parque Nacional Yasuní en 2010.
Tarde o temprano quedan al descubierto las débiles posiciones del pueblo ecuatoriano que va a las urnas de la mano de las novelerías del momento y no de verdaderas convicciones frente a los proyectos políticos sobre los cuales tiene que decidir. En 2006 Rafael Correa hizo campaña a favor de la despetrolarización de la economía ecuatoriana y en su plan de Gobierno planteó la necesidad de desarrollar otras actividades económicas como el turismo ecológico que, en otros países, genera enormes recursos.  Su propuesta era consistente y sonaba muy bien; pero no se cumplió, pues su discurso anti petrolero se desvaneció una vez llegó al poder y hoy es mas extractivista que todos los gobiernos de derecha que tanto critica en sus sabatinas.

 En 2008 se hizo campaña por una nueva Constitución en donde se planteó que la naturaleza tenía derechos y que, si no los respetábamos, lesionaríamos el futuro de las actuales generaciones. En ese momento, técnicos y especialistas hablaban de una nueva tecnología que podía extraer el petróleo sin causar mayores daños a la naturaleza; pero su teoría fue descalificada y fueron tachados de malvados opositores interesados únicamente en sus bolsillos llenos de petrodólares. Miles de ecuatorianos, supuestamente conservacionistas, se conmovieron ante este discurso y le dieron un multitudinario "Sí" a la nueva Constitución que nos comprometía a buscar formas distintas al petróleo para financiar la construcción de escuelas, hospitales y carreteras.

 En la consulta popular del 2011 los ecuatorianos se dejaron contagiar por una nueva fiebre ecologista y le dijeron "Sí", a la polémica pregunta ocho que hablaba de los derechos de toros y gallos.  Había que ver cómo la gente hablaba de su indignación ante la muerte de esos pobres animalitos que merecían el apoyo de los ecuatorianos para correr libres por los campos y dejar de morir en los ruedos a donde acudían salvajes aficionados. 

 ¿Dónde está ese pueblo defensor de animales ahora que van a explotar el petróleo que está bajo el Yasuní? ¿Quién defenderá los derechos de todas las especies, algunas únicas en el mundo, que se verán afectados por la invasión de máquinas, vehículos y técnicos? ¿Qué paso con los periodistas de los medios de Gobierno que, con sus reportajes y entrevistas, apoyaron la iniciativa Yasuní ITT y ahora apoyan campañas para decir todo lo contrario? Yo me siento como una imbécil al haber invitado más de una vez a Ivonne Baki a mi programa a exponer la iniciativa, cuando sabía que la amenaza del Plan B era latente, hasta me puse la pulserita esa que ella repartía a los que apoyábamos lo que parecía una gran idea. Ilusa de mí.

 Imagino que tras todos estos años de yasunización el pueblo ecologista no se creerá el cuento de que solo se va a afectar el uno por mil de la zona intangible. El problema es que este no es un país con conciencia ecológica. Lo único verde que tiene la mayoría gobiernista son las camisetas de Alianza País. Cuánta hipocresía.

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