Mario J. Viera
Solo con verle la cara mete miedo.
Rostro de aspecto duro y hombre de lenguaje soez y ofensivo. Tiene todas las
apariencias del macho machote latinoamericano. Bien macho que es que odia a los
maricas, o al menos los menciona con el propósito de desacreditar a los que no
se sientan en su bancada. ¿Quién es este Pedro Carreño? ¡Nada, un diputado
chavista!
Pero aunque dentro de la Asamblea
Nacional no cuida sus expresiones propias del vocabulario callejero, el tipo,
de acuerdo con su página oficial dentro del PSUV es hombre de cultura; si hasta
es universitario con Maestría en Historia de Venezuela, y en la Universidad
Internacional de la Florida cursó un Post-grado en Marketing Político. También
se dice en su biografía oficial ─ que él mismo debe haberla redactado ─ que “estudios en la Academia Militar de Venezuela
(1981-1985) egresando como Sub-teniente y Licenciado en Ciencias y Artes
Militares. Pasa a retiro con el Grado de Capitán en febrero de 1994 por Rebelión
Militar”.
Sin embargo… La página digital
Venciclopedia da otra información biográfica del contundente y machazo chavista
y la repite Wikipedia:
“En 1981 ingresó a la
Academia Militar de Venezuela, de donde egresó como Sub-Teniente en 1985, en el
puesto 62 de la promoción General de Brigada Lucas Carvajal. Antes de cumplir
los 10 años reglamentarios de servicio tras ser acusado de Estafa Agravada por
el Comandante de la Unidad del Batallón de Infantería ‘G/J. Santiago Mariño’,
de la cual fungía como S-4 (persona encargada de manejar el dinero de dicha
unidad), por lo que le fue levantado un informe y fue dado de baja del Ejército
por Medida Disciplinaria en febrero de 1994”. (Ver: http://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_Carre%C3%B1o)
¿Separado por rebelión militar, es
decir como participante en una conjura militar golpista, o por corrupción, es
decir por ejecutar una estafa agravada?
El 24 de abril pasado, durante una
rueda de prensa Henrique Capriles le respondió a Carreño por haberle denominado
fascista y asesino, diciendo: “Ese señor
no tiene ninguna autoridad para hablarle a nadie de nada. El día que ese señor
devuelva los reales que se robó de las cantinas de la Fuerza Armada, ese día hablamos.
Yo no tengo problema. En donde él quiera, aquí o en la Asamblea Nacional”.
Esa declaración de Capriles debe haber
molestado a Carreño, pero guardó silencio; puede ser que no habría querido
mover mucho el asunto no fuera a ser que se oliera la peste. Luego que de nuevo
Capriles volviera al tema en un Twit con fecha 9 de agosto, diciendo: “#CorrupciónRoja Es que Pedro Carreño haya
sido botado de la FANB por estafa agravada”, ya no se aguantó más y saltó
furioso, gritando con voz enronquecida insultos homofóbicos contra el candidato
de la Mesa de Unidad Democrática exigiendo que presentara pruebas que le
incriminaran:
“Mira
Vago te lanzo un reto: Si en un mes presentas una prueba yo renuncio a la
Diputación y si no, tu renuncias a la Gobernación! Responde
homosexual, acepta el reto, maricón… acepta el reto. Hay que ser serio”.
Quiero compartir con el malacara de
Pedro Carreño algunas observaciones.
Hay muchos, pero muchos que detrás de
un lenguaje injurioso a los homosexuales con expresiones de “marica”, “maricón”,
“loca”, “pato”, etc.; que dicen que quisieran ver hirviendo en aceite a esos
degenerados, depravados y asquerosos maricones, detrás de toda esa palabrería
quieren demostrar que son bien machos cuando en realidad son homosexuales
vergonzantes.
Todo aquel que tiene su identidad
sexual bien definida como heterosexual no se preocupa en lo más mínimo por la
condición gay de cualquier otro y no tiene a mal tener amistad con algún
homosexual.
Cuando como preso político estuve en
la prisión Combinado del Este en La Habana, escuché hablar a algunos matones
que mantenían relaciones sexuales con homosexuales declarándose orgullosamente
ser bien machos porque ellos penetraban y no eran penetrados.
He conocido a algunos muy, pero muy
machos, de hablar fuerte, de ademanes rudos que luego fueron descubiertos
casualmente teniendo relaciones como homosexuales pasivos.
Así que, vamos a ver, ¿a qué viene ese
alarde de ser hombre? Quien es hombre, varonil, heterosexual, no hace
proclamación de su condición sexual. Él lo sabe y no tiene que publicarlo para
que así lo acepte el público; lo contrario puede ser un indicio de oculta,
penosa homosexualidad.
Y si vamos a hablar de tendencias
homosexuales ocultas, habría que considerar a algunos con gruesos bigotes que
adoran figuras fuertes, que se rinden ante el poder fálico de un caudillo, que
hasta muerto le veneran, le adoran, le ven representado en cualquier imagen,
que quieren hasta dormir junto al ataúd del amado y pretenden imitarle en los
gestos, en las expresiones y hasta en la manera de vestir. Y hay otros que
gritan fuerte y sin embargo hay gestos en ellos que resultan sospechosos como
el de algún furibundo diputado chavista que acusa a otros de ser maricones.
¡Ay, Pedrito Carreño; quizá algún día…!
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