viernes, 9 de agosto de 2013

Charlatanes siglo XXI


José Rafael López Padrino. TALCUAL DIGITAL

Después de haber superado dictaduras militares cruentas o gobiernos neoliberales, la charlatanería ideológica se ha instaurado en muchos países de nuestra América.

El fallecido tte coronel y su sucesor monárquico Maduro, Correa, Morales y Ortega, entre otros, constituyen una camada de histriones ideológicos que han asumido una retórica socialista, aun cuando en la realidad no son más que unos devotos practicantes de un capitalismo Keynesiano.

El "Socialismo del siglo XXI", así como la "Revolución ciudadana", el "Socialismo Andino" y la Revolución Sandinista han demostrado ser continuadores del proyecto dominante y por ende sus atributos fraudulentos como alternativa contrahegemónica. Con sus fracasos se cierra el ciclo de apogeo de los populismos militares e indigenistas en nuestro continente.

Así mismo representan la agonía de una izquierda oportunista que capituló en busca de espacios de poder frente a estas farsas sociales, traicionando sus tradiciones de luchas acumuladas a lo largo del tiempo. Es el ocaso de un falaz movimiento que en los últimos años se convirtió en un gigantesco obstáculo para el avance de las opciones revolucionarias y progresistas en nuestro continente.

Las políticas surgidas desde Caracas, La Paz, Managua o Quito nada tienen en común con la verdadera izquierda socialista latinoamericana.

Se escudan detrás de la palabra socialista, al igual que lo hicieron los regímenes burocráticos y totalitarios de la Europa Oriental para justificar sus atropellos y sistemáticas violaciones a los derechos humanos.

A pesar de algunas variantes los recursos estratégicos continúan en manos de las multinacionales, los trabajadores siguen bajo un régimen capitalista explotador y nuevas burguesías han surgido al amparo del patrón Estado.

Las falsas esperanzas se han disipado y el aparato militar represor se ha hecho sentir en contra de los estudiantes, los trabajadores, e indígenas, siendo reprimidos, encarcelados y enjuiciados en nombre de revoluciones bastardas y reaccionarias.

Lamentablemente la identidad con estos falsos proyectos emancipatorios ha hecho de que el "sueño socialista" haya perdido el magnetismo y frescura que sedujo a millares de honestos luchadores y explotados de nuestra América.

Es indignante ver como una izquierda desideologizada defiende en forma entusiasta estas falsas revoluciones y pondera con vehemencia los "éxitos" del capitalismo salvaje de la China de Keqiang o de la Rusia de Putin.

Además, con el mayor cinismo llaman a los pueblos del continente a construir una revolución socialista, pero profundizando al mismo tiempo un capitalismo de Estado autoritario enemigo de la pluralidad ideológica y de la libertad.

El socialismo, como legado político del viejo Marx, se construye con base en principios ideológicos y no con discursos escatológicos e inconsecuencias doctrinarias de un grupete de charlatanes con pretensiones de eternizarse en el poder.

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