Reinaldo Emilio Cosano Alén. CUBANET
Yoandry Acosta Torres, de
veinticuatro años está grave en el Hospital Naval. Fue atacado por cinco
individuos de Guanabo, población al este de La Habana donde vive. Yoandry
labora como custodio en la fábrica Ceseta en Guanabo y reside cerca, en Campo
Florido.
“Alrededor de las 11:30 PM del 30 de julio Yoandry acompañó al
policlínico a Dáluam Cabrera, compañero de trabajo quien se cayó, sangraba y
clavícula partida. En el centro asistencial presenta hipoglucemia y presión
arterial baja. El médico recomienda beber refresco de cola. Yoandry va a
comprarlo a un bar cerca. Regresó minutos después, pero no por sus pies.
Inconsciente, gravemente herido víctima de una agresión a patadas, cuchillazos.
Al sacar
el dinero del bolsillo se le cayó una moneda de diez centavos. Uno de los
provocadores pone el pie encima. Yoandry quiso recogerla. Por respuesta
ofensas, empujones. Controla a un atacante pero no puede contra todos,
muy violentos. Cae, recibe patadas y heridas profundas. Los
atacantes huyen. La policía los detiene”, cuenta
Rigoberto Sobrado Ramos, de Campo Florido, amigo de Yoandry y Dáluam.
No hubo ofensa de Yoandry,
tampoco vieja enemistad, rencilla, deudas, diferencias laborales. No se
conocían. ¿Qué originó el ataque? ¡Nada! ¡Aparentemente nada!
Cuenta Horacio Marrero,
residente en el barrio capitalino Puentes Grandes: “Dos delincuentes recientemente amarraron y asesinaron en su vivienda a
un anciano de este barrio. Suponían que tenía mucho dinero, que no
pudieron encontrar porque el jubilado malvivía de su pobre pensión, completada
con propinas de vecinos a quienes servía como mensajero”.
Frente a la gravedad, tipos
de delitos, violencia, robos, ilegalidades, fraudes incluso académicos, el
gobierno se ha visto precisado a denunciar el extendido problema,
eufemísticamente calificado de Indisciplinas Sociales.
Raúl Castro dijo ante la
Asamblea Nacional el 7 de julio: “Graves
grietas de carácter familiar y escolar en que la participación de padres y
maestros contribuye a resquebrajar la educación de niños y adolescentes, pues
el hogar y la escuela son las principales fuentes de formación del individuo en
función de la sociedad […] No debemos
restringirnos a debatir con toda crudeza la realidad si lo que nos motiva es el
más firme propósito de rebasar el ambiente de indisciplina que se ha arraigado
en nuestra sociedad y ocasiona daños morales y materiales nada despreciables”.
¿Grietas en el Paraíso?
Se creyó que Cuba era el Paraíso
terrenal. A partir de 1959 se eliminaron casinos, máquinas de juego, lotería,
vallas y peleas de gallos, casas de cita. La prensa exaltó a bisoños
soldados matrimoniados con ex prostitutas. Toda alusión de crónica
roja fue suprimida. Detrás del Suceso, sección de la revista Bohemia
y el programa radial La Guantanamera, que informaban y
aleccionaban se eliminaron siguiendo el apotegma que contar crímenes era
incitar a cometerlos.
Hechos de sangre y
accidentes que aún la prensa oficialista, medio siglo después, generalmente
oculta.
El nicho eliminado ─ ocultado ─ lo ocupó la violencia política. Lenguaje
incendiario, insultante contra reales o supuestos enemigos. Aparecen los
comités de vigilancia. Desenfrenados excesos contrarios a las buenas normas.
Mal gusto al hablar, chabacano. Cultura de la mala palabra, del ron.
Apabullada la Iglesia, silenciada. Politización de la Enseñanza. Tradiciones
patrias eliminadas del calendario o trastrocadas. Deslave de las buenas
costumbres. Declive de la educación. Borrosas fronteras entre
la violencia y la decencia, respeto al prójimo, edad, categoría social.
Los apáticos al régimen
reciben los peores calificativos y persecución, que no cesan. Demeritar
tildándolos de gusanos, lacayos del imperialismo, escoria social,
vendepatria. Nación sajada.
¿Qué pasa?
¿Se mata por diez centavos? El clima de violencia, pesado vaho
envuelve la isla. Como tempestad, con razón, sin ninguna razón, se forma
en cualquier momento y lugar. Rayos impredecibles que nadie imagina dónde o
sobre quien caerán.
La violencia acecha al
comprar una coca cola, viajar en ómnibus, caminar por calles, campos, solazarse
en parque, discoteca, fiesta pública, carnaval. En prisiones. Entre conductores
de vehículos, vecinos, colegas de trabajo, escuela, becarios, niños,
adolescentes, hombres, mujeres, jóvenes, ancianos. Violencia intrafamiliar.
Violación sexual, de domicilios, de la propiedad, de la privacidad ciudadana.
Fraudes de todo tipo, cohecho a todos los niveles.
Si Yoandry se salva, ¿en qué
condiciones físicas y mentales quedará? Cualquier cubano puede ser Yoandry
o el anciano asesinado. La violencia no tiene rostro, campea por todas partes. El
diablo anda suelto, dice el refrán. ¿Quién lo amarra?
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