Thomas L. Friedman, premio Pulitzer 2002, expone dos teorías que intentan explicar el porqué de los indignados en todo el mundo de economía libre.
Thomas L. Friedman. The New York Times.
Indignados de Roma
NUEVA YORK -- Cuando se ven protestas espontáneas estallando de Túnez a Tel Aviv a Wall Street, se hace claro que algo está ocurriendo mundialmente y que eso necesita definirse. Están circulando dos teorías unificadas que me intrigan. Una dice que este es el comienzo de “El Gran Desbaratamiento”. La otra dice que todo esto forma parte de “El Gran Cambio”. Ustedes decidan.
Indignados Barcelona
Paul Gilding, el ambientalista australiano y autor del libro The Great Disruption (El Gran Desbaratamiento), argumenta que estas manifestaciones son una señal de que el presente sistema capitalista, obsesionado con el crecimiento, está llegando a sus límites financieros y ecológicos. “Veo el mundo como un sistema integrado, así que no interpreto estas protestas, o la crisis de la deuda, o la desigualdad, o la economía, o que el clima se vuelva raro, de manera aislada; veo nuestro sistema en el doloroso proceso de sufrir un colapso”, a lo cual se refiere con El Gran Desbaratamiento”, afirmó Gilding.
Indignados en Andalucía
“Nuestro sistema de crecimiento económico, de democracia inefectiva, de sobrecargar al planeta Tierra —nuestro sistema—, se está comiendo solo a sí mismo. Occupy Wall Street es como el niño en el cuento infantil que dice lo que todos saben pero temen decir: “el emperador está desnudo”. El sistema está roto. Piensen en la promesa del capitalismo de mercado mundial. Si dejamos que el sistema funcione, si permitimos que los ricos se hagan más ricos, si dejamos que las corporaciones se concentren en las ganancias, si dejamos que la contaminación pase sin precio y sin control, entonces todos estaremos en mejores condiciones. La riqueza pudiera no estar distribuida de manera equitativa, pero los pobres se volverán menos pobres, quienes trabajan arduamente obtendrán empleos, quienes estudian mucho conseguirán mejores empleos y tendremos suficiente riqueza para reparar el ambiente.
Indignados en Londres
“Lo que tenemos ahora —más extremamente en Estados Unidos pero prácticamente en todas partes— es la madre de todas las promesas rotas”, agrega Gilding. “Sí, los ricos se están volviendo más ricos y las corporaciones están registrando ganancias, al tiempo que sus ejecutivos reciben cuantiosas recompensas. Pero, en el proceso, la gente está acabando en peores condiciones —ahogándose en deudas, tanto por la hipoteca como por los préstamos escolares—, muchos de los que trabajaron arduamente están desempleados; mucha gente que estudió es incapaz de conseguir un buen empleo; el ambiente está cada vez más dañado; y las personas se están dando cuenta de que sus hijos vivirán en condiciones incluso peores que las que les toco a ellos”.
Indignados Tokio
“Esta ronda de protestas en particular pudiera crecer o no, pero lo que no desaparecerá es la amplia coalición de aquellos a quienes el sistema les mintió y que ahora ya han despertado. No sólo son los ambientalistas, o los pobres, o los desempleados. Es la mayoría de la gente, incluida la clase media altamente educada, que está sintiendo los resultados de un sistema que registró todo el crecimiento de las últimas tres décadas y que fue sólo al uno por ciento de la población’’.
Indignados New York
No tan de prisa, arguye John Hagel III, quien es copresidente del Deloitte Center for Edge Innovation, junto a John Seely Brown. En su más reciente libro, The Power of Pull (El Poder del Tirón), ambos sugieren que estamos en las primeras etapas de un “Gran Cambio”, precipitado por la fusión de la Globalización con la Revolución de la Tecnología Informática. En las primeras etapas, experimentamos este Gran Cambio como presión en aumento, deterioro del desempeño y creciente tensión, porque seguimos operando con instituciones y prácticas que son cada vez más disfuncionales; así que no causa ninguna sorpresa la erupción de movimientos de protesta.
Indignados Miami
Sin embargo, el Gran Cambio desata un enorme flujo mundial de ideas, innovaciones, nuevas posibilidades de colaboración y nuevas oportunidades de mercado. Este flujo se está enriqueciendo y acelerando constantemente. Hoy día, argumentan, aprovechar el flujo global se convierte en la clave de la productividad, crecimiento y prosperidad. Sin embargo, para capitalizar efectivamente este flujo, cada país, empresa e individuo necesita estar acrecentando sus talentos de manera constante.
“Estamos viviendo en un mundo donde prevalecerá el flujo y derribará cualquier obstáculo en su camino”, plantea Hagel. “A medida que el flujo cobra impulso, socava las preciadas reservas de conocimiento que nos dieron seguridad y riqueza en el pasado. Nos llama a aprender más rápidamente mediante el trabajo conjunto y sacar de nosotros mismos más de nuestro verdadero potencial, tanto individual como colectivamente. Nos emociona con las posibilidades que solo pueden volverse realidad mediante la participación en una gama más amplia de flujos. Esa es la esencia del Gran Cambio”.
Sí, las corporaciones ahora tienen acceso a más software, robots, automatización, mano de obra y genio más baratos que nunca. Así que conservar un empleo requiere de mayor talento. Sin embargo, la otra cara de la moneda es que los individuos ahora pueden tener acceso al flujo en cualquier parte para tomar cursos en línea en Stanford desde una aldea en África, para fundar una nueva empresa con clientes por todas partes o colaborar con personas en cualquier lugar. Tenemos más grandes problemas que nunca y más instrumentos que nunca para solucionarlos.
Así que ahí lo tienen. Dos narrativas maestras: una fundamentada en la amenaza, otra en la oportunidad, pero ambas relacionadas con cambios sísmicos.
Gilding es, de hecho, un optimista de corazón. Cree que si bien El Gran Desbaratamiento es inevitable, la Humanidad es mejor en una crisis, y, una vez que todo impacte, nos alzaremos a la ocasión y produciremos un cambio transformacional de tipo económico y social (usando las herramientas del Gran Cambio).
Hagel también es un optimista. Sabe que El Gran Desbaratamiento pudiera estar llegando a toda prisa sobre nosotros, pero cree que el Gran Cambio también ha creado un mundo en el cual mucha más gente tiene las herramientas, talentos y potencial para desviarlo.
Mi corazón está con Hagel, pero mi cabeza dice que si se pasa por alto a Gilding, es bajo riesgo propio.
Ustedes deciden.
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