El cantautor Pablo Milanés emitió un comunicado desmintiendo que estuviera censurado en Cuba, como reportó CaféFuerte el pasado martes y luego divulgaron otros medios de prensa en Estados Unidos y España.
Según la declaración de Milanés, suscrita el viernes en República Dominicana, es “absolutamente falso” que el gobierno haya censurado su obra en la radio y la televisión cubanas, y asegura: “el gobierno cubano, insisto, respeta mis opiniones y respeta mi persona”.
Los editores de CaféFuerte ratificamos el hecho reportado: que desde el pasado lunes varias emisoras radiales -al menos en el oriente de la isla- recibieron la orientación administrativa de no pasar canciones interpretadas por Milanés en su propia voz.
La medida tiene todas las características de una represalia oficial tras las polémicas declaraciones del legendario trovador durante su reciente gira por Estados Unidos, particularmente las críticas lanzadas al gobierno cubano en los medios de Miami y su confesión de que ya no es fidelista.
La información publicada en nuestro sitio mencionaba que no se había podido determinar si la suspensión incluía sólo a las emisoras provinciales y locales, o se trataba de una disposición a nivel nacional.
Es importante señalar que para la elaboración de nuestra información contamos con el testimonio de cinco fuentes vinculadas a emisoras radiales en Granma, Las Tunas, Santiago de Cuba y Holguín, las que confirmaron la orden de censura, comunicada verbalmente desde niveles de poder en las direcciones provinciales del Partido Comunista y del Instituto de Radio y Televisión (ICRT).
Y es además pertinente aclarar que la información no provino de rumores o personas que recibieron la versión a través de un tercero, sino de empleados de las propias emisoras adonde llegó la orientación. El sitio Diario de Cuba también confirmó la noticia de manera independiente a través de tres fuentes de emisoras de Holguín.
Una torpeza política
No está de más recordar que la atribución anónima en numerosas informaciones sobre la realidad cubana responde al justificado temor de las fuentes por represalias de diversa índole, desde la pérdida del empleo hasta el hostigamiento de los agentes del aparato policial designados para “atender” cada centro laboral.
Sin cuestionar la información que pudo haber recibido Milanés, lo estrictamente confirmado es que el lunes 29 de septiembre de 2011 estaba en vigor una disposición que imponía un acto de censura más o menos solapado.
Si se trató de un libretazo inconsulto o una iniciativa a nivel regional es lo que está aún por determinar.
Pero la orden existió y lo hemos podido confirmar después, mediante otros contactos y fuentes, a lo largo de la semana. Después de publicar la noticia nos llegaron otros reportes sobre censura a canciones interpretadas por él en programas radiales de Camagüey. El viernes, la orientación no había sido aún retirada, según ratificaron fuentes de las emisoras orientales.
Aunque se trata de una torpeza política de grandes proporciones, el hecho de la censura solapada a Milanés no resultaba extraño en un sistema que nos tiene acostumbrados a este tipo de controles en los medios de comunicación. Pensar que cualquier otra instancia gubernamental iba a emitir una decisión por escrito resultaba ilusorio, pues desde hace tiempo el ICRT no entrega las orientaciones de censura por escrito, sino verbalmente.
Esta semana, en un intercambio de opiniones en su blog Segunda Cita con CaféFuerte, el cantautor Silvio Rodríguez admitió que “algunas zonas lejanas [de la capital cubana] se comportan a veces como repúblicas independientes”.
Son tantos que se atropellan
No existen resoluciones por escrito para la censura oficial impuesta a muchas figuras incómodas para el gobierno a lo largo de estas cinco décadas, empezando por celebridades musicales del exilio cubano que fueron borradas de la radio y la televisión nacional, sin olvidar tampoco la producción marginada de otros músicos nuestros que permanecieron y permanecen aún en la isla. Los casos son tantos que, como las penas en la conocida canción de Sindo Garay, se atropellan.
Si la información divulgada por CaféFuerte contribuyó a contener la absurda disposición es algo que está todavía por ver. Si así fuera, estaríamos más que complacidos por el resultado de nuestro ejercicio profesional, pues nadie desea ni podría beneficiarse de privar a la audiencia cubana de la obra de un artista genuino e impresicindible en la historia de la canción iberoamericana contempóranea.
Pero si como dice Milanés, el gobierno cubano no ha censurado su obra en la radio y la televisión, sería oportuno dejárselo saber, claro y por escrito, a ciertas emisoras donde al parecer ha llegado una orden contraria.
Y también, de paso, reclamarle a la prensa estatal impresa, radial y televisiva de Cuba -controlada por ese gobierno que, según Milanés, respeta sus opiniones y su persona- que incluya en sus páginas y espacios las declaraciones del trovador y los ataques lanzados contra él por conocidas personalidades del arte y el periodismo oficial, hasta ahora solo reservadas para un reducidísmo grupo de cubanos que tienen acceso a la internet.
A continuación reproducimos el comunicado de Pablo Milanés:
Santo Domingo, viernes 30 de septiembre de 2011
He leído, en el día de ayer, una nota de prensa en el diario El Nuevo Herald de Miami donde supuestamente el gobierno cubano ha censurado mi obra en la radio y televisión cubanas. Debo aclarar que esto es absolutamente falso: el gobierno cubano, insisto, respeta mis opiniones y respeta mi persona, a pesar de las críticas que vengo haciendo públicas en los últimos años. Igualmente confío en que estas opiniones sean consideradas, tanto por el gobierno cubano como por el resto del mundo, como criterios de un revolucionario, de un hombre de izquierdas, que sencillamente lucha por mejorar aspectos del desarrollo de la sociedad de su país desde hace tantos años.
Pablo Milanés
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