Mario
J. Viera
El
que era bastión formidable de la “revolución ciudadana”. Alianza País parece
desgarrarse en su propia negación. Ya no es el partido de Rafael Correa, al
menos no del todo y lo afirmó Augusto Barrera, miembro de la Directiva Nacional
y del Buró Político de Alianza País cuando dijo: “Él no es dueño del movimiento PAIS” y. aunque diga y reafirme que
llegando de regreso al Ecuador él sacará a alguien, es decir, expulsar a Moreno
de Alianza País, Barrera lo define: “Ya
esta formulación inicial de que viene a sacar a alguien a mí me hace pensar en
una persona que se cree dueño, como si fuera una propiedad privada, y esto no
es así”. Y no es así, aunque exista un sector correísta recalcitrante que
el pasado 31 de octubre decidió y dictó la separación de Lenín Moreno, del
Presidente de Ecuador, de la presidencia de Alianza País.
Y
esos correistas aguardan el regreso prometido de Rafael Correa, el líder, el
caudillo, el jefe de esa cosa que nadie entiende que es, el Socialismo del
siglo XXI en su vertiente ecuatoriana. Entonces, se apresuran y convocan a una
convención nacional de PAIS para el 3 de octubre en la ciudad costera de
Esmeraldas y allí abrazarán a Correa y le aplaudirán. Pero desde Bruselas
Correa rumia su ausencia del poder factico y se cree que todavía tiene el poder
y se arroja con todo su arsenal de epítetos contra su sucesor Lenín Moreno y le
acusa de débil y dice Rafael Correa refiriéndose al gobierno de Moreno: “Es un Gobierno tan débil que yo soy su
principal opositor, al otro lado del mundo, defendiéndome con iPhone por medio
de Twitter. Así es la debilidad del Gobierno”; y le califica de
incompetente y hasta de traidor, porque Moreno se empeña en desmontar sin
ningún aspaviento la década de la revolución ciudadana.
Pero
con todo lo que diga o mal-diga Correa, Alianza País se va por un tubo y ahora
en respuesta a la convocatoria de los correistas Moreno ha convocado a una
sesión extraordinaria de la dirección nacional del movimiento con el propósito
de convocar a otra convención de Alianza País o de lo que queda de ella. Y en
ese encuentro ─ deben haber quedado sorprendidos los miembros de la corriente
correísta ─, fue entusiasta el apoyo popular recibido por el sector morenista y
por partidos y organizaciones sociales entre las que, como cita El Telégrafo,
se encontraban Fuerza Compromiso Social, Centro Democrático, Partido Socialista
Ecuatoriano (PSE), Alianza Bolivariana Alfarista (ABA) y Democracia Sí y
delegaciones gremiales, sociales y artesanales, entre ellas las de la Central
Unitaria de Trabajadores (CUT), Federación Nacional de Trabajadores Públicos y
Privados (FTPP) y diferentes grupos de transportistas.
Ya
no hay vuelta de hoja. Alianza País quedará dividida en dos organizaciones
opuestas, la Alianza correísta y la Alianza pro Moreno o tal vez desaparezca o
se quede solo como una organización minoritaria y a Correa no le quedará más
remedio seguir el consejo de Augusto Barrera: “Traer una voz de calma, unidad, tranquilidad, reflexiva, orientadora,
que coloque argumento, que no sea de adjetivar”, ¿o no? Porque Correa es
predecible y nunca dejará de ser Rafael Correa.
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