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viernes, 24 de noviembre de 2017

Y dice Rafael Correa...

Mario J. Viera



El que era bastión formidable de la “revolución ciudadana”. Alianza País parece desgarrarse en su propia negación. Ya no es el partido de Rafael Correa, al menos no del todo y lo afirmó Augusto Barrera, miembro de la Directiva Nacional y del Buró Político de Alianza País cuando dijo: “Él no es dueño del movimiento PAIS” y. aunque diga y reafirme que llegando de regreso al Ecuador él sacará a alguien, es decir, expulsar a Moreno de Alianza País, Barrera lo define: “Ya esta formulación inicial de que viene a sacar a alguien a mí me hace pensar en una persona que se cree dueño, como si fuera una propiedad privada, y esto no es así”. Y no es así, aunque exista un sector correísta recalcitrante que el pasado 31 de octubre decidió y dictó la separación de Lenín Moreno, del Presidente de Ecuador, de la presidencia de Alianza País.  

Y esos correistas aguardan el regreso prometido de Rafael Correa, el líder, el caudillo, el jefe de esa cosa que nadie entiende que es, el Socialismo del siglo XXI en su vertiente ecuatoriana. Entonces, se apresuran y convocan a una convención nacional de PAIS para el 3 de octubre en la ciudad costera de Esmeraldas y allí abrazarán a Correa y le aplaudirán. Pero desde Bruselas Correa rumia su ausencia del poder factico y se cree que todavía tiene el poder y se arroja con todo su arsenal de epítetos contra su sucesor Lenín Moreno y le acusa de débil y dice Rafael Correa refiriéndose al gobierno de Moreno: “Es un Gobierno tan débil que yo soy su principal opositor, al otro lado del mundo, defendiéndome con iPhone por medio de Twitter. Así es la debilidad del Gobierno”; y le califica de incompetente y hasta de traidor, porque Moreno se empeña en desmontar sin ningún aspaviento la década de la revolución ciudadana.

Pero con todo lo que diga o mal-diga Correa, Alianza País se va por un tubo y ahora en respuesta a la convocatoria de los correistas Moreno ha convocado a una sesión extraordinaria de la dirección nacional del movimiento con el propósito de convocar a otra convención de Alianza País o de lo que queda de ella. Y en ese encuentro ─ deben haber quedado sorprendidos los miembros de la corriente correísta ─, fue entusiasta el apoyo popular recibido por el sector morenista y por partidos y organizaciones sociales entre las que, como cita El Telégrafo, se encontraban Fuerza Compromiso Social, Centro Democrático, Partido Socialista Ecuatoriano (PSE), Alianza Bolivariana Alfarista (ABA) y Democracia Sí y delegaciones gremiales, sociales y artesanales, entre ellas las de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Federación Nacional de Trabajadores Públicos y Privados (FTPP) y diferentes grupos de transportistas.


Ya no hay vuelta de hoja. Alianza País quedará dividida en dos organizaciones opuestas, la Alianza correísta y la Alianza pro Moreno o tal vez desaparezca o se quede solo como una organización minoritaria y a Correa no le quedará más remedio seguir el consejo de Augusto Barrera: “Traer una voz de calma, unidad, tranquilidad, reflexiva, orientadora, que coloque argumento, que no sea de adjetivar”, ¿o no? Porque Correa es predecible y nunca dejará de ser Rafael Correa. 

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