martes, 28 de noviembre de 2017

Rafael Correa y los nuevos tiempos

Mario J. Viera



Ha regresado Rafael Correa al Ecuador que parece ya se le está escapando de las manos. Las condiciones de ahora, cuan diferentes son de las que prevalecían en aquel 4 de marzo cuando Lenín Moreno ganara la presidencia con el 51,12 % de los votos. El que fuera delfín de Correa, una vez encumbrado como jefe de Estado y de Gobierno, decidió seguir su propio libreto sin ser conducido desde afuera ni someterse a una fidelidad que no comparte.

Y ya está en prisión y esperando juicio por sospecha de corrupción Jorge Glas, el vicepresidente que delegara Correa para vigilar de cerca a Moreno. Alianza País, en medio de un terremoto que amenaza con derribar sus pilares fundacionales, y los diez años de la administración correísta están en cuestionamiento y se está esperando la puesta en práctica de una consulta popular que amenaza con deshacer el legado del expresidente que ahora regresa ahíto de venganza. Quiere que rueden cabezas, quizá tenga en cartera un intento de golpe de estado y llevar al díscolo delfín a un juicio político devastador. Pero, ¡Cuidado!, hay reclamos contra Correa y puede ser que la cabeza que caiga sea la suya propia.

Llegó Correa y ya alguien pide que no se marche de Ecuador, es más, se pide a la Fiscalía General prohibirle salir del país. Y es Geovanni Atarihuana el que lo pide a nombre y exigencia del Movimiento de Unidad Popular (UP), heredero del Movimiento Popular Democrático que, en 2009, junto a Pachakutik rompió con la coalición de gobierno de Rafael Correa. Y exigen Atarihuana y Natasha Rojas también de UP, medidas cautelares contra el líder de la Revolución Ciudadana, para que responda por los cargos que le imputan, conexiones con el escándalo de los contratos Odebrecht y de Petrochina; falsedad ideológica en el manejo de la deuda externa y tráfico de influencias en el manejo de la justicia. La izquierda ecuatoriana contra la izquierda del correísmo.

Al mismo tiempo, César Montúfar, el acusador particular en el caso que se sigue en contra de Glas, de su tío Ricardo Rivera y otras 16 personas, ya el 28 de agosto había pedido que se investigara al vicepresidente con respecto a cuatro delitos en los que pudiera estar complicado “por asociación ilícita, con el concurso de otras infracciones, como peculado, cohecho, lavado de activos, concusión”; y ya entonces había vinculado en el caso Odebrecht a Rafael Correa. “He presentado ─ había declarado ─ tres denuncias y una acusación particular porque tengo la absoluta convicción de que la información que existe no solo apunta a la culpabilidad del vicepresidente, sino también a la de otras personas a las que se tendrá que investigar, entre ellas, al expresidente Correa”; ahora, explicó que entre las acciones que impulsará está la de solicitar que se prohíba la salida de Correa del país por su presunta vinculación en los hechos que se imputan al vicepresidente.


Rafael Correa ausente del poder es ahora un particular. Tiene que enfrentar desde su presente condición a la oposición de siempre, a la que ahora se suma el sector que dentro de Alianza País se alinea a favor del presidente Moreno. Aunque Correa todavía cuenta con influencias dentro de las estructuras del poder, es evidente que existe un deterioro en su liderazgo.  El 3 de diciembre será definitorio en cuanto a la consolidación del presidente Lenín Moreno o a la decadencia final del Correísmo.

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