Mario J. Viera
La biología nos muestra que muchos
microorganismos, ante condiciones adversas para su subsistencia, desarrollan
determinados mecanismos para resistir al stress; por ejemplo, algunas bacterias
son capaces de ser motiles para buscar alimentos o producir enzimas que les
permiten encontrar recursos alternativos para sobrevivir en ambientes adversos;
otras se esporulan para resistir las condiciones estresantes y subsistir,
incluso por cientos de años, y muchos protozoarios reaccionan enquistándose
hasta el momento en que las condiciones ambientales vuelvan a serles
favorables. Así como en estos microorganismos hay recursos para la subsistencia,
también en ciertos organismos sociales, amenazados por condiciones en extremo
desfavorable para su existencia, se pueden generar mecanismos defensivos que
les permitan continuar siendo viables.
Los gobiernos (organismos sociales) pueden
estar sometidos a condiciones estresantes que pueden poner en peligro su
existencia o su reelección, tales como la reducción drástica del ritmo de
crecimiento o crisis económicas prolongadas, como también la existencia de un
estado de descontento generalizado de la población, altos índices de desempleo,
conspiraciones, protestas públicas incontenibles y hasta medidas externas como
invasiones, sanciones diplomáticas y comerciales, todos estos factores ponen en
peligro a cualquier gobierno de cualquier Estado.
Solo unos ejemplos de estas situaciones
extremas para ilustrar la caída de algunos gobiernos:
La Revolución inglesa de 1642 a 1644 que
generó varias guerras civiles en Inglaterra durante el reinado de Carlos I, fueron
resultado de las confrontaciones cada vez más agudas entre el monarca y los
parlamentarios comandados por Oliver Cromwell que concluyeron con la derrota de
las fuerzas realistas, la deposición del rey y su ejecución por decapitación,
bajo el cargo de alta traición, el 30 de enero de 1649.
En Francia el tercer estado lanza el reto
contra la monarquía de Luis XVI, e impone una Asamblea Nacional Constituyente
el 9 de julio de 1789, luego de la protesta del Juramento del Juego de la
Pelota del 20 de junio de 1789. A partir de ese momento crecen y se hacen más
violentas las protestas de los parisinos en contra de la monarquía, hasta
llegar a la toma de la Fortaleza de la Bastilla el 14 de julio de 1789 y,
finalmente, la ejecución bajo la guillotina a Luis XVI el 21 de enero de 1793.
El primero de septiembre de 1939, la
Alemania hitleriana invade a Checoslovaquia, derroca al gobierno de Edvard
Beneš, que tiene que acogerse al exilio en Londres, y desaparece Checoslovaquia
como Estado independiente.
En Chile, luego de numerosas protestas y
boicots de los transportistas y conspiraciones militares, cae el 11 de
septiembre de 1973 el gobierno de Salvador Allende luego de un cruento golpe de
estado. Era de la Guerra Fría.
En Túnez, cae el gobierno continuista de Zine
El Abidine Ben Ali por la Revolución de los Jazmines (2010 – 2011) que inició
la era de la Primavera Arabe y fue originada, por las malas condiciones de
vida, la corrupción y la represión contra los opositores políticos predominantes
en el país. El 22 de febrero de 2014 cae el gobierno ucraniano pro ruso de
Víktor Yanukóvich con las protestas y la resistencia de la Revolución del
Euromaidán. Todas estas, protestas populares multitudinarias.
El sistema del Apartheid que durante
varias décadas regía en Sud Africa desde 1913 con el Black Land Act hasta 1993,
cuando por fin el Parlamento surafricano lo suprimía por ley, tuvo que
enfrentarse a un fuerte embargo económico y comercial junto con un embargo
obligatorio de armas y de petróleo y la aplicación de otras sanciones
internacionales que contaban con el apoyo de las Naciones Unidas. La asfixia
económica hizo sus estragos en Sud Africa y provocó la caída del sistema
racista y del gobierno que lo mantenía.
Sin embargo, hay gobiernos y sistemas de
gobierno que tienen, como los microorganismos. capacidad de resistencia, enquistándose,
encerrándose en sí mismos, atrincherándose y encerrándose como plaza sitiada.
Gozan del ADN de la ideología y la cadena fiel de las fuerzas armadas, cuentan
con agencias para la vigilancia y control de la población y pueden desplegar
una gran capacidad de represión. La comunidad internacional les puede demandar
por violaciones de derechos humanos, les pueden asegurar que todas las
“opciones están sobre la mesa” pero ellos se defienden con sus enzimas: el
apoyo de grupos paramilitares de gentes de bajo fondo, armados y decididos a
matar, con gran parte de las masas que fanáticamente le ofrecen fidelidad, y
aún más, como los hongos pueden extender sus hifas para lograr apoyos en gobiernos
de idéntica catadura. ¿No son ejemplos vívidos de esto Venezuela y Nicaragua?
¿Y la Cuba bajo el totalitarismo del
Partido Comunista? Ahí sí se crean verdaderas endosporas sociales. Si la vaca
nutricia, la Unión Soviética, desaparece, y el régimen pierde todos los
subsidios que le permitieron consolidarse, y se tiene que enfrentar al tenaz
embargo estadounidense, su reacción es idéntica a la de los microorganismos: se
enquista, y le exige al pueblo la necesidad de resistir. Periodo especial en
tiempos de paz. Mayor represión, las cárceles se abarrotan con opositores y
hasta con cazadores de vacas. Fortaleza sitiada. El embargo aprieta, pero no es
como el embargo internacional que se implantó contra el apartheid. y si así
fuera, puede continuar enquistado, porque no hay empresas privadas que, ante el
peligro de la bancarrota, por efecto del embargo, le exijan cambios al régimen
y alienten conspiraciones. Se militariza la sociedad y se buscan nuevas fórmulas
de sobreexistencia: despenalización de la moneda extranjera, turismo, mercado
campesino “libre” pero regulado, y ... ¡más represión!
El embargo no logró hacer caer el poder
comunista de Cuba, sobrevivió. Esto no se me escapaba de vista, pero siempre fui
partidario de que no se levantara, por una simple razón, porque el principal
embargo que afectaba al pueblo era el impuesto por su propio gobierno y, sobre
todo, porque me desagradaba que, con el levantamiento unilateral del embargo,
Castro, pudiera proclamar desde la Plaza de la Revolución una victoria política
alcanzada por su “acertada política de resistencia” y luego pudiera declarar: “Hemos
vencido, pero todavía tenemos que apretarnos los cinturones, porque hay que
superar los efectos del embargo, hay que seguir resistiendo”, que por supuesto
sería el pueblo el obligado a resistir.
Por eso, no creo para nada en las medidas
de “endurecimiento del embargo” que está patrocinando la actual administración
republicana de Estados Unidos. Ningún efecto puede producir contra la bacteria
enquistada, salvo más privaciones para la población. El comunismo se enquista y
extiende sus hifas hacia nuevos rumbos, hacia Rusia, hacia China, hacia Irán,
hacia Turquía. Y ya se prepara, la chiva que sustituyó a la vaca nutricia,
Venezuela ya se está secando, pero se pueden repetir las viejas prácticas:
Fortaleza cerrada, represión y nuevo periodo especial. Los suministros en armas
y recursos para sus fuerzas militares y represivas, Rusia los resolverá... ¡No
hay problemas! Siempre están las relaciones comerciales y diplomáticas con
Asia, con Europa, con América Latina y ¡Hasta con Africa! Y si disminuye el
intercambio comercial... ¡No hay problemas! El pato lo pagará el pueblo, que al
fin y al cabo ya está acostumbrado a padecer a su gerontocracia.
Solo queda un camino, uno que por el
momento no se divisa: La resistencia noviolenta impulsada por una oposición que
despierte de su aletargamiento, si es que despierta, y se decida a impulsar un
caribeño y cubanísimo Maidán.
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