Mario J. Viera
No soy precisamente uno al cual catalogar
como “fan” del diario digital 14 y
medio, pero de cuando en vez entro a hojear, es un decir, sus páginas
electrónicas; al igual que nada tengo de “fan”
de ese atentado al buen periodismo que se hace bajo la cobertura del periódico
Granma, aunque también, alguna vez que otra, me sumerjo en la lectura de sus
notas noticieras, reportajes y artículos de opinión.
Y este cotejo de ambos medios me permite
formar una idea de la calidad periodística que diferencian o igualan a uno y
otro. Granma, ¡ya se sabe!, no hay nada en su redacción que no tenga ese cierto
toque de editorial que le caracteriza, ya sea en una noticia, ya un reportaje.
14 y medio, es diferente, es un periódico culto, con noticias bien redactadas
desde el punto de vista periodístico; y su estilo, en general es elegante.
Cuando entramos en la primera página de 14
y medio, cuesta diferenciarle de cualquier otro que se edite, en México,
Uruguay o Argentina. Noticias generales de cualquier parte del mundo,
redactadas por sus propios reporteros ─ que no siempre siguen los principios de
la pirámide invertida ─, o cables de agencias internacionales (con preferencia
por EFE). Todo muy periodístico, no se puede negar.
Buen periódico digital es 14 y medio, pero
es un órgano informativo ilegalizado de acuerdo con las leyes dictadas por el
Buró Político del Partido Comunista de Cuba y aprobadas por la Asamblea
Nacional del Poder Popular. Esta ilegalización de 14 y medio lo coloca dentro
de ese limbo legal donde se ubican todos los medios informativos no oficiales,
definidos como “periodismo independiente” o “periodismo alternativo”, o quizá
mejor “periodismo disidente”.
La línea ideológica de cualquier medio se
expresa en sus editoriales y los editoriales de 14 y medio lo definen dentro
del amplio abanico interpretativo del concepto “disidente”. Pero, cabe la
pregunta, ¿qué tipo de disidencia representa su equipo editorial? Tal vez la
respuesta a esta interrogante, nos la ofrezca su Editorial del 21 de mayo de 2017,
suscrito bajo la firma de Yoani Sánchez, una innovación en la redacción de los
editoriales que siempre son anónimos, porque representan la opinión de todo su
cuerpo de redacción:
“Este
diario ha privilegiado durante tres años la
información sobre la opinión, ha hecho del reportaje su contenido insignia
y ha apostado por historias bien escritas, cuidadas y ancladas a la realidad. Hemos logrado acercarnos a mundos
contrapuestos: oposición y oficialismo; ecología e industria; emigración y
emprendimiento local.
Hemos evitado los adjetivos
para concentrarnos en los hechos y
deslindar el periodismo del activismo. Nuestra brújula busca mantener la seriedad y el rigor en los
textos más sencillos y los más complejos. En esta redacción se repiten algunas
frases que revelan esa premisa: “es mejor llegar tarde que llegar mal”, “no
trabajamos por los hits sino por la información”, “ser reportero no es una
buena profesión para hacer amigos”, “un buen periodista siempre va a terminar
molestando a alguien”… y otras muchas tantas”.
Muy europeizante, pero no lo digo en
sentido peyorativo, ¡líbreme Dios de tal cosa! Europa es la madre de nuestra
cultura, es la cumbre del refinamiento y de los buenos modales y ejemplo de
buen periodismo. ¡Ya quisieran muchos de los medios informativos de Estados
Unidos tener este signo de “europeizante”! En Europa es válido el concepto de
privilegiar la “información sobre la opinión’; pero en Cuba, ¡Uf, ya no es
tanto así!; y no es tanto así, porque en Cuba se está librando una guerra civil
fría, una guerra civil donde los contendientes son, de una parte, el régimen
dictatorial del Partido Comunista de Cuba y de la otra, la sociedad civil; una
guerra civil fría que por el momento está a favor de la dictadura. Y en esta
guerra civil fría están muy bien definidos los “mundos contrapuestos: oposición
y oficialismo”, ¡oposición y dictadura!
Un periodismo con toda la “seriedad” es el
objetivo que persigue 14 y medio, al deslindar “el periodismo del activismo”,
algo que, por supuesto no hace el periodismo que denominamos oficialista, el
periodismo panfletario de los escribidores del Granma. Pero, entonces, el
periodismo que impulsó José Martí con “Patria” ¿carecía de seriedad? En el
primer número de Patria aparecido 14 de marzo de 1892, el Apóstol dijo: “Eso es Patria en la prensa. Es un soldado”
y expresó en su Editorial:
“Nace este periódico, por la voluntad y
con los recursos de los cubanos y puertorriqueños independientes de New York,
para contribuir, sin premura y sin descanso a la organización de los hombres
libres de Cuba y Puerto Rico, en acuerdo con las condiciones y necesidades
actuales de las Islas, y su constitución republicana venidera; para mantener la
amistad entrañable que une, y debe unir, a las agrupaciones independientes
entre sí y a los hombres buenos y útiles de todas las procedencias que persisten
en el sacrificio de la emancipación, o se inicien sinceramente en él, para explicar y fijar las fuerzas vivas y
reales del país y sus gérmenes de composición y descomposición, a fin de
que el conocimiento de nuestras deficiencias y errores y de nuestros peligros, asegure la obra a que no bastaría la fe
romántica y desordenada de nuestro patriotismo, y para fomentar y proclamar
la virtud donde quiera que se la encuentre. Para juntar y amar”.
En guerra no hay medias tintas. Frente a
un ataque frontal, agresivo y difamador de la dictadura contra sus oponentes,
solo es válida la posición contestataria y el ejercicio del periodismo es el del
soldado.
Ignacio Agramonte lo expresó muy
claramente cuando dijo:
“Al derecho de pensar
libremente corresponden la libertad de examen, de duda, de opinión, como fases
o direcciones de aquél
[...] La libertad de la prensa es un
medio d obtener las libertades civil y política, porque, instruyendo a las
masas, rasgando el denso velo de la ignorancia, hace conocer sus derechos a los
pueblos y pueden estos exigirles”.
Y opinión es precisamente la libertad de
examen, de duda, de opinión; es precisamente el medio para instruir a las masas
y de hacerles conocer sus derechos.
Con todos estos detalles, puedo decir que,
14 y medio es parte de la disidencia, pero de una disidencia, que se cuida de
no pasarse de la raya roja que impone la dictadura. 14 y medio es el vocero de
la disidencia light, no representa la voz de la oposición, ni jamás será
heraldo de la resistencia anti castrista.
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