Entre los derechos humanos, no recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es ese de comer mierda y mostrarse cual un tonto de capirote. Usted no tiene derecho a ser un genio, eso es un privilegio que te otorga la naturaleza. No todo el mundo puede ser genio.
Cualquiera puede ser parte de esa masa gris, uniforme, multitudinaria de la mediocridad. Los mediocres representan mayoría y por ser mayoría los mediocres tienen total derecho a comer cuanta mierda se les ocurra.
Mediocres hay que hasta ocupan sillas presidenciales u ostentan cargos privilegiados en el comercio, la banca y hasta dentro de las jerarquías eclesiásticas. Como se dice que se dijo “hay de todo en la viña del Señor”.
Ahora hay como un revuelo en España por una cretinada que se le ha ocurrido a un distinguido grupo de ateos y librepensadores del barrio madrileño de Lavapiés, organizar una procesión ateísta el próximo jueves santo.
¿Habrá tontería mayor? Si Ud. es ateo, séalo; no tiene que comulgar con ninguna fe ni preocuparse por sus pecados o por el Juicio Final, ¡felicidades!
Si Ud. es creyente en un Ser Supremo, sea el que sea, Yahve, Jesús, Alá, Krishna, Buda, séalo y rece y ore y pida el consuelo celestial, ¡Dios le bendiga!
Lo que sí no tiene Ud. derecho es imponer su credo a otros. No me imponga su propia religión, no me venga a decirme que la Iglesia católica es la verdad de la verdad, ni me diga que solo con ser Testigo de Jehová tengo el ticket libre para alcanzar la gloria, ni me atiborre con plegables que me hablen de felicidad celestial. ¡Coño, déjenme tranquilo con mi credo o con mi no-credo!
Ahora bien, no venga a darme retórica ateísta, ni a burlarse de mí porque crea como me dé la gana y si quiero creer que un árbol o una piedra es Dios, o si me inclino ante una deidad, ¡la que sea! Eso es asunto mío.
Yo tampoco tengo derecho a imponer mis conceptos, ni religioso, ni librepensador, ni ateísta. Así todos vivimos en santa paz.
Ud. tiene todo el derecho del mundo a desfilar en procesión un jueves santo aunque sea una "procesión lúdica y crítica con la Iglesia Católica" con la que quiera manifestar "la hipocresía social y moral que representa la Semana Santa católica", es su completo derecho a perder tiempo y comer toda la mierda que se le ocurra.
Es verdad que sería mucho mejor que se organizaran procesiones, ateístas o no, para poner de relieve la hipocresía social y moral de los gobiernos dictatoriales, o contra la corrupción de muchos gobernantes; contra la violencia que impone el crimen organizado; contra los atentados terroristas, ya sean ateístas o islámicos; contra el hambre y la miseria, pero cada cual tiene derecho a perder el tiempo como le dé su realísima gana.
Como indica el ministro español de la Presidencia, Ramón Jáuregui, según reporta el diario ABC de España, la gestión correcta de la diversidad religiosa fundamental para la convivencia es aquella que ─ respetando rigurosamente un núcleo de lealtad constitucional ─ permita "la multiplicación de las identidades" y su convivencia con una "laicidad incluyente, no agresiva y reconocedora del hecho religioso".
Lo demás es pura sonsera y pérdida de tiempo y una completa payasada.
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