Mario
J. Viera
No puedo creer que pueda haber alguno de
la disidencia interna en Cuba que aplauda a una turba de elementos extremistas,
de fascistas, de supremacistas blancos por asaltar la sede del Congreso federal
de Estados Unidos. Me resisto a creer que pueda haber en Cuba, opositores al
régimen totalitario impuesto por el Partido Comunista de Cuba (PCC),
simpatizantes con Donald Trump, forma y esencia del proto dictador populista de
la ultraderecha nacionalista.
Trump es la negación total del estado de
derecho; es el poder desgarrador de la democracia. Un hombre dado a las
mentiras, aficionado a las teorías conspirativas, que ha condenado al
periodismo crítico con el epíteto de “enemigo del pueblo”. Me resisto a creer
que, en Cuba, luchadores prodemocracia, defensores de los derechos humanos, crean
a pie y juntillas en el alegato trumpista de un supuesto fraude electoral para
arrebatarle la presidencia; ¿es que no lo ven? ¿Cuándo se ha visto que la
oposición pueda generar un fraude masivo en elecciones? Los fraudes electorales
siempre son promovidos por el sector que ocupa el poder.
¿Qué se pudiera pensar de un opositor a un
régimen totalitario que aplauda un asalto a la democracia? ¿Qué se pudiera
pensar de un opositor a un régimen totalitario que cante loas a facinerosos
ultranacionalistas y racistas que, violentando la ley, se levanten contra un
sistema democrático y les conceda el honor que no merecen de considerarles como
“héroes” y “patriotas”? ¿Qué pensar de un opositor a un régimen totalitario que
no tenga a mal ver la bandera de los confederados sureños, la bandera de los
esclavistas, de los racistas del Sur, paseándose por los corredores y salones
del Capitolio de Estados Unidos?
No puedo creer que exista un opositor en
Cuba que garabatee cuartillas para defender lo indefendible; para defender como
a patriotas a una turba brutal, que busca linchar a congresistas que no
comparten los créditos de un incontinente líder populista y mesiánico.
No, me resisto a creer que un tal opositor
pueda existir en Cuba creyendo como verdad la mentira que fuera rechazada por
numerosos tribunales ante los cuales se plantearon las demandas infundadas de
fraude electoral y hasta rechazada por la Corte Suprema de Estados Unidos. ¿Qué
calificativo pudiera mejor describir a ese supuesto opositor al totalitarismo?
¿Imbécil? ¿Ignorante? ¿Falsario? ¿¡Oportunista!?
Por desgracia para la causa prodemocracia
de Cuba, existe esa clase de “opositores” en Cuba… Y no, de ningún modo, puedo
creer en ellos. No, de ningún modo puedo reconocerles como activistas
prodemocracia.
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