Mario J. Viera
En Estados Unidos va tomando fuerza
una organización de extrema izquierda, muy cercana a las posiciones de los
partidos comunistas, aunque no propiamente de filiación comunista en su
totalidad. Una organización de carácter populista con ansias de convertirse en
una fuerza política independiente y representación dentro del Congreso, se
trata de la social oportunista Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA,
por sus siglas en inglés). No se trata de una organización semejante a la de
los partidos de la socialdemocracia, no lo es.
La DSA está organizada bajo la
dirección de un Comité Político Nacional (CNP) que tal como lo identifica la
página oficial de DSA, es un órgano integrado por dieciséis personas que
funciona como su junta directiva. (https://www.dsausa.org/about-us/structure/)
Tiene, además una sección juvenil, los
Jóvenes Socialistas Democráticos de América (YDSA) reclutados entre estudiantes
de colleges y de high schools. La YDSA es miembro de la Unión Internacional de
Juventudes Socialistas, afiliada a la Internacional Socialista. Existe en esto
una gran paradoja, ese movimiento juvenil de “socialistas democráticos” son
estudiantes, posiblemente de familias de trabajadores y de clase media, pero
ninguno es trabajador u obrero.
Esta organización de ultraizquierda ha
penetrado al Partido Demócrata, al que denomina partido neo liberal para hace
avanzar su agenda política. En su Convención Nacional de agosto de 2018, aprobó
una resolución de prioridades que establecía el trabajo electoral como uno de
sus principales focos de acción, conjuntamente con el Medicare for All y la Labor
Solidarity.
“En agosto, la Convención Nacional de
la DSA aprobó una resolución de prioridades que establecía el trabajo electoral
como uno de los tres principales focos de nuestra organización (junto con
Medicare para Todos y Solidaridad Laboral). El segmento electoral de esa
resolución dice: “Y considerando que el
trabajo electoral local, particularmente a favor de candidatos socialistas
democráticos, como también a progresistas anticorporativos, pueden derrotar a
la derecha y retar a candidatos del establishment neoliberal del Partido Demócrata”
(https://electoral.dsausa.org/national-electoral-strategy/) En este
sentido, se dice en el capítulo dedicado al trabajo electoral de los
socialistas democráticos de Estados Unidos (DSA), que aunque se priorice el
trabajo del movimiento social y la
educación socialista ─ es decir indoctrinamiento ─ se reconoce “que quien ostente el poder legislativo
afecta las posibilidades de un cambio social democrático”; entonces según
el DSA se requiere hacer esfuerzos para “desarrollar
y postular candidatos viables abiertamente socialistas para el cargo (ya sea en
primarias demócratas o como independientes)”.
Todo un plan conspirativo usando al
Partido Demócrata como trampolín para alcanzar el objetivo final del DSA “de construir
una formación política socialista masiva en los Estados Unidos”, dicho con
otras palabras, construir un nuevo
partido socialista, como un tercer partido frente al Partido Republicano y
al Partido Demócrata; pero, para alcanzar ese objetivo, “es esencial que la DSA
Nacional priorice el cultivo y el apoyo a los candidatos socialistas que
responderán a la agenda política de DSA y que puedan servir de base para una actividad electoral socialista
independiente cada vez más asertiva y generalizada en los próximos años.
Este trabajo será fundamental para el desarrollo de una alternativa genuina a la
política neoliberal de tercera vía del establishment corporativo dentro del
Partido Demócrata”. Véase los ataques que se hacen contra el partido que
pretenden utilizar como plataforma para su asalto al poder: “política neoliberal”, “establishment corporativo”; es decir que para los patrocinadores de
Bernie Sanders, el Partido Demócrata es un partido de derecha; es más, un
partido de carácter fascista dado que el fascismo fue el creador del
corporativismo político.
Y se pregunta la DSA: “¿Por qué una organización socialista debería
dedicarse al trabajo electoral?” Y se responde a sí misma: “La pregunta es antigua, pero la campaña de
Bernie Sanders la ha aportado con una nueva vida. Hoy en día, las mayorías
socialistas siguen en un horizonte lejano, pero como Sanders y otros han demostrado, el trabajo electoral puede
hacer enormes contribuciones al avance de la política socialista y la construcción de una coalición mayoritaria
de izquierda”; aunque propiamente debiera haber dicho “una coalición de
ultraizquierda”. Sí DSA, se
organiza, se mueve y, en su campaña propagandista, como ellos aconseja, emplean
el Modelo Canvas que en 2011
desarrollaron Alexander Osterwalder e Yves Pigneur en el libro “Generación de Modelos de Negocio”. El
Modelo Canvas es una herramienta para definir y crear modelos de negocio
innovadores que simplifica 4 grandes áreas: clientes,
oferta, infraestructura y viabilidad económica. De este modo, el
establishment de los socialistas democráticos, considera que el modelo Canvas
es el factor más importante para promover al candidato preferido de la lista de
candidatos de una campaña. El modelo Canvas es un intento de profesionalizar el
trabajo propagandismo de la DSA para actuar sobre los electores.
¿Y qué pinta Bernie Sanders en todo
este entramado político? Para los socialistas democráticos de Estados Unidos,
Sanders es la pieza clave de la conspiración; el topo ideal dentro del Partido
Demócrata para que la organización que le apoya se convierta en un partido
político viable. Él es la base sobre la cual el DSA intenta construir un movimiento de masas, una revolución
política que estremezca a toda la nación. “’Socialistas
demócratas por Bernie’ es una campaña nacional de los Socialistas Demócratas de
América (DSA) [...] para reunir al
‘nosotros’ que pondrá a Bernie en la Casa Blanca, y luego pasar a crear la
presión política de base necesaria...”
Que nadie se engañe, Bernie Sanders no
es, en realidad un candidato del Partido Demócrata aspirando a ser el nominado
de este partido. ¡Sanders es el
candidato de la DSA! No representa la unidad dentro del Partido Demócrata;
ni él ni ninguno de sus seguidores. Frente a Joe Biden, al que la DSA califica
como “candidato de establishment neo liberal del Partido Demócrata”,
Bernie Sanders es el obstinado factor divisivo. Sus posibilidades para detener
el avance electoral de Biden, son mínimas, pero él se mantiene en la campaña,
para luego poder atacar al Comité Nacional Demócrata (DNC) y a todo el
“establishment” del Partido Demócrata y acusarle de parcialidad, y promover la
respuesta de todo el zoológico de socialistas democráticos negándose a darle el
voto a Biden frente a Trump. Su campaña es divisiva creando una división
artificial dentro del Partido Demócrata en “moderados”, aquellos que no le
apoyan, y “progresistas”, aquellos que son sus partidarios, a imagen y
semejanza de lo que ocurriera en el Segundo Congreso del Partido Obrero
Socialdemócrata de Rusia de 1903 cuando ese partido se dividió en bolcheviques
y mencheviques, estos últimos calificados por Lenin como “moderados” y
“oportunistas”.
Bernie Sanders es una total mentira, no es demócrata, no es
miembro del Partido Progresista de Vermont ─ que fue el que le diera su primera
victoria política en ese estado ─, ni independiente, es un miembro, aunque no
nominal, de la US Democratic Socialists (DSA), una organización que aspira a
convertirse en un nuevo partido con presencia congresional y, si es posible,
ganar la Casa Blanca con un candidato suyo, uno que no sea un supuesto
candidato “moderado” del “neo liberal establishment del Partido Demócrata”. La
propuesta de socialismo democrático que ha planteado Sanders solo se basa en
controversiales supuestos teóricos, no existe ningún modelo de socialismo
democrático en la práctica. En los países escandinavos, Dinamarca, Finlandia,
Islandia, Noruega y Suecia, es falso que sean de carácter socialista. Solo dos
de esos Estados son republicanos, el resto son monarquías constitucionales; en
estos países funciona ampliamente la economía de mercado junto a un sistema de
seguridad social o estado de bienestar, que les ha funcionado adecuadamente,
mediante elevados niveles de gasto público y altas cargas tributarias a
expensas de la población. Los suecos, por ejemplo, pagan en promedio un
impuesto sobre la renta del 50%; los noruegos, un promedio del 40,2%; y los
daneses pagan como impuesto sobre la renta un promedio de 48.2%.
Existe otra manera de organización de
la vida económica y social, muy diferente al modelo propuesto por Bernie
Sanders y muy cercano al modelo escandinavo: El Estado Social de Derecho, que es, según una de sus definiciones más
conocidas, “la adaptación del concepto de estado liberal de derecho al encuadre actual
del neocapitalismo. Por tanto, se trata de una concepción del Estado que,
sin alterar el modo de producción capitalista, tiende a hacer innecesaria la alternativa socialista mediante la
asunción de algunos de sus elementos más caracterizadores, como la planificación e intervención. Es el resultado de armonizar la política capitalista y la del
bienestar social”. Un ejemplo de esto es España que, en el artículo primero
y párrafo 1 de su Constitución, establece: “España
se constituye en un estado social y
democrático de derecho, que propugna como valores superiores de su
ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo
político”. Y, en su artículo 131 se refiere a la planificación de la
economía, según los siguientes postulados:
“Artículo 131.
1. El Estado,
mediante ley, podrá planificar la actividad económica general para atender a
las necesidades colectivas, equilibrar y armonizar el desarrollo regional y
sectorial y estimular el crecimiento de la renta y de la riqueza y su más justa
distribución.
2. El Gobierno
elaborará los proyectos de planificación, de acuerdo con las previsiones que le
sean suministradas por las Comunidades Autónomas y el asesoramiento y
colaboración de los sindicatos y otras organizaciones profesionales,
empresariales y económicas. A tal fin se constituirá un Consejo, cuya
composición y funciones se desarrollarán por ley”.
Ahora bien, preguntémonos: ¿Es
realmente progresista el programa de Bernie Sanders? Acojamos la definición de
la Real Academia Española. Progreso,
es la acción de ir hacia adelante o avance, adelanto, perfeccionamiento; en
tanto que progresar significa,
avanzar, mejorar, hacer adelantos en determinada materia. Por tanto, progresista será todo aquel partidario
de avanzar, de perfeccionar de hacer adelantos en determinada materia.
Progresismo no es soñar con un mundo mejor que el que conocemos, sino actuar
sobre la posibilidad real del avance, del adelanto, del perfeccionamiento de lo
que ya funciona. Lo contrario a esto en un líder es, sino populismo, pura
demagogia. Para avanzar, lo primero es conocer los obstáculos presentes y lo
que es efectivo para sortearles. El progreso, desde el punto de vista social,
no es quemar etapas; cada adelanto lleva sus etapas; es hacer lo que en cada
momento se requiera para ir consolidando posiciones.
La actual pandemia del Covid-19 nos
puede servir de ejemplo; ¿acaso no quisiéramos eliminarla ya, definitivamente,
ahora mismo? ¡Sí, pero no es posible! Primero, después de identificado el
germen letal, hay que equipar debidamente a los hospitales; luego aislar a los
infestados, y comenzar a buscar los medicamentos que puedan aminorar los
efectos de esa virosis. No se trata de decir: ¡Esta es la medicina, la que
eliminará al virus! No, hay que estar seguros de que la medicina que se propone
es la correcta, que no tendrá efectos secundarios aún más nocivos que el propio
virus. La pandemia no la detendrán los mejores chamanes, sino los profesionales
de la medicina que tienen los conocimientos y, sobre todo, que cuentan con la experiencia, poniendo en práctica lo
que otros ya han probado como errores o como aciertos. Encontrar la vacuna que
erradique definitivamente la expansión del virus, requiere etapas; primero conocer la secuencia viral del virus y
probar dando pasos adelante los modelos de vacuna. Queremos eliminar el
coronavirus, pero solo lo lograremos avanzando
paso a paso, sin precipitaciones. Así también se curan las enfermedades
sociales.
Ninguna “revolución política de masas”
ha sido verdaderamente progresista. Las masas siempre han sido manipuladas; el
individuo integrado en la masa pierde su propia identidad, y en la masa, lo
irreal se toma como real. Las masas son irracionales y destructivas. Ejemplos
se tuvo en la Italia del fascismo; en Alemania del nazismo; y en Cuba con el
fidelismo. Las masas como los rebaños de ganado necesitan un líder supremo,
inalcanzable, que les guíen y animen. Las masas no piensan, repiten lo que los
líderes piensan por ellas. Sin embargo, las masas para que puedan actuar
requieren abrazar colectivamente una ideología ya sea marxista, fascista,
nacional socialista o hacer a Estados Unidos Grande de Nuevo o hacer Estados
Unidos Socialista con Medicare para todos y enseñanza gratuita general hasta el
nivel universitario; sí para las masas, lo irreal siempre parece real.
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