Pero la realidad es que una mayoría de los
floridanos votaron por Rick Scott. De repente pensaron que un empresario sabría
manejar un estado, o creyeron en los millones de publicidad invertidos en su
campaña.
Sabina Covo. EL NUEVO HERALD
El
gobernador de la Florida Rick Scott presenta usualmente en sus comunicados al
público análisis obsoletos para justificar a los floridanos sus posiciones
partidistas y de intereses privados. El y su equipo de prensa aceptan pocos
cuestionamientos cuando no les conviene. No es un gobernador accesible al
pueblo. Eso era de esperarse porque desde su campaña no era muy accesible. El
gobernador Scott ha dado argumentos obsoletos al hablar de las cifras
proyectadas de empleo en una ocasión, lo hizo cuando los recortes a la
educación, lo hizo luego con la famosa legislación de prohibición de negocios
con Cuba, que más pareció una medida propagandista que nada, y ahora lo hace
jugando con una cuestión absolutamente inaceptable: la posibilidad de miles de
niños de tener acceso a cuidados de salud.
Las
personas que más se benefician del Medicaid son las familias de escasos
recursos, las personas con alguna discapacidad, las madres solteras, las
minorías y los niños. El gobernador no ha dudado en decir que no aceptará la
expansión al Medicaid que ofrece el gobierno federal junto con la reforma de
salud. Así como ha rechazado otras ayudas federales, también rechaza esta. El
gobierno federal ha sido enfático en especificar que cubrirá más del 90% de
esta expansión por los próximos 5 años.
¿El
argumento del gobernador para rechazar dicha expansión? Que el estado de la
Florida ya tiene suficiente cuidado médico por medio de los programas actuales
y que quiere destinar más fondos a la educación. Ambos argumentos, según varios
expertos, no son ciertos. El de la educación ya ha sido contrarrestado por
varios legisladores que confirman que los fondos destinados a la educación se
los están comiendo las escuelas chárter, que en muchos casos no cumplen con las
especificaciones para servir a toda la comunidad. Y el argumento de la salud lo
contradicen estadísticas que confirman la necesidad de más acceso a la medicina
en el estado.
Según
la organización sin fines de lucro Children’s Movement, hace 5 años la Florida
estaba en el puesto 49 entre todos los estados de la nación en porcentaje de
niños sin seguro médico. Más de medio millón de niños en nuestro estado no
tiene seguro médico. Hay una tasa muy alta de bebés que nacen con bajo peso o
que mueren en los primeros dos años de vida. Y mucho de esto por la falta de
atención médica. Más del 32 por ciento de los niños no asegurados no tienen un
pediatra de cabecera en la Florida. La Universidad de Harvard divulgó esta
semana un estudio que delinea los beneficios médicos de la expansión al
Medicaid. La conclusión es que se ofrece una posibilidad de salvar miles de
vidas. Algo que al parecer no es una prioridad para el gobernador.
Pero
la realidad es que una mayoría de los floridanos votaron por Rick Scott. De
repente pensaron que un empresario sabría manejar un estado, o creyeron en los
millones de publicidad invertidos en su campaña. Se están viendo los estragos
de las mala elección en la calidad de la educación y en los servicios públicos
y sociales del estado, y ni hablar del costo de la vida.
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