Lo que sí
ha quedado claro es que el muy socorrido "bolivarianismo" parece
haberse constituido en el fundamento político para dar a Venezuela el rol de
"imperio subregional".
Adolfo P. Salgueiro. EL UNIVERSAL
El tema Paraguay aún ocupa bastante prensa pero
aparentemente cada vez con menos intensidad a medida que los ánimos se van
aplacando y las destempladas reacciones iniciales de varios van dando lugar a
enfoques más comedidos. No ocurre igual con el ingreso de Venezuela a Mercosur
aprovechando una pirueta política a la que unos pocos aún quieren atribuirle
ropaje jurídico. Este último tema sigue dando que hablar.
Como era de suponer el continente en su conjunto y
algunas de sus instituciones subregionales pusieron el grito en el cielo con la
destitución del presidente Lugo luego de un proceso cuya calificación puede ser
opinable pero que decididamente careció de las garantías mínimas para el
procesado. No basta afirmar que se trató de un juicio político y no jurídico.
Hasta cuando uno va a castigar a un hijo que se portó mal le da la oportunidad
de hacer siquiera una defensa en su descargo; tanto más al Jefe de Estado de un
país que pudo haber ejercido su cargo con desacierto ─ como fue el caso ─ pero
que lo hizo en apego a los cánones democráticos que ya son norma en el
continente.
Como era de esperar los "cabeza caliente" de
la ALBA, conducidos por su caporal y financista exclusivo, se sintieron
autorizados no sólo para reclamar la restitución del mandatario defenestrado
sino que en su frenesí se dejaron capitanear por el Canciller venezolano, quien
en repentino cambio de discurso desechó la invocación a la sacrosanta soberanía
interna de las naciones para convertirse en campeón del derecho a la
intervención incluyendo en la misma la perlita de alebrestar a los militares
paraguayos para que desobedecieran el orden institucional. Hoy día después de
la visita y el informe de Insulza ─ a quien el gobierno de Franco no puso
obstáculo alguno para su misión ─ parece que los ánimos volverán a su cauce,
Paraguay no será expulsado de la OEA y la cosa se nivelará de alguna manera aún
no determinada.
Lo que sí ha quedado claro es que el muy socorrido
"bolivarianismo" parece haberse constituido en el fundamento político
para dar a Venezuela el rol de "imperio subregional". Vale decir pues
que cada quien trata de ser imperio hasta donde le cubre la cobija. Olvidan que
Bolívar llegó hasta los confines de los Andes no para imponer sino para
liberar... pero eso fue en el siglo XIX, en el XXI las doctrinas pueden
acomodarse a gusto del que manda.
Y en cuanto al ingreso de Venezuela a Mercosur nadie
niega que la integración es un logro deseable y además tiene rango
constitucional. También es bueno que las parejas se casen pero no puede ser en
cualquier momento y sin prepararse, menos aún en un caso como el de Venezuela
en que la decisión es sólo del gobierno y no ha sido siquiera consultada con
empresarios ni trabajadores que son y serán los actores del nuevo esquema. Para
el que no lo crea así lo invitamos a estar pendiente de las cifras de desempleo
que pronto castigarán a nuestros estados agrícolas (Portuguesa, Guárico,
Cojedes, etc.) y a los industriales (Aragua, Carabobo, etc.) cuando lleguen las
oleadas de importaciones brasileñas y argentinas a precios más baratos.
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