lunes, 23 de julio de 2012

Fallece en un accidente el líder opositor Oswaldo Payá


Redacción CUBANET

Oswaldo Payá Sardiñas, líder del opositor Movimiento Cristiano Liberación (MCL), murió el domingo a los 60 años de edad en un accidente de tránsito en la provincia Granma, cuando el automóvil en que viajaba fue embestido por otro vehículo, según informaron familiares y fuentes de la disidencia.

En el suceso también falleció el disidente Harold Cepero, de Ciego de Ávila, quien acompañaba a Payá en un recorrido por esa provincia oriental junto a dos extranjeros. Se supo que Cepero y los dos extranjeros llegaron heridos al hospital Carlos Manuel de Céspedes, en la ciudad de Bayamo, pero el opositor murió después.

Uno de los heridos es el español Ángel Carromero, de Nuevas Generaciones del Partido Popular. El otro es de nacionalidad sueca, reportó el diario El Mundo. El opositor Yoandris Guitiérrez, dijo que “el hospital está tomado por fuerzas militares”, indicó Diario de Cuba.

El hermano de Payá confirmó la muerte del dirigente opositor en su cuenta de Twitter: “Soy Carlos Payá en Madrid, policía llamó a Rosa María hija de Oswaldo Payá y le dijeron que había fallecido”.

En un audio colocado en internet, Rosa María Payá cuestionó las circunstancias en las que falleció su padre.

Las informaciones que nos llegaron de los muchachos que iban en el carro con él es que había otro auto intentando sacarlos de la carretera, embistiéndolos en todo momento. Así que pensamos que esto no fue un accidente, que les querían hacer daño y terminaron matando a mi padre”, denunció Rosa María Payá.

El régimen también informó sobre el incidente, dijo Diario de Cuba. “Oswaldo Payá Sardiñas falleció hoy en un lamentable accidente de tránsito en la provincia de Granma. Se investigan hechos”, dijo en Twitter Yoandry Fontana, nombre que utiliza la Seguridad del Estado para actuar en las redes sociales. Añadió que el hecho ocurrió a la 1:50pm en la localidad de La Gabina, a 22 kilómetros de Bayamo.

Payá estaba realizando un recorrido junto a Cepero y los dos visitantes extranjeros por la oriental provincia de Granma, afectada por un brote de cólera que las autoridades han tratado con un profundo secretismo. De acuerdo con cifras oficiales, el brote ya ha causado tres muertos, aunque fuentes de la disidencia consideran que las víctimas pudieran ser 15, o incluso más.

En la página oficial de Oswaldo Payá se podía leer un mensaje donde se responsabilizaba al régimen cubano por la muerte del  líder opositor.

Responsabilizamos a la junta militar cubana y al general Raúl Castro por la vida de nuestro líder Oswaldo Payá y por la de sus acompañantes. Les responsabilizamos por esta agresión premeditada contra sus vidas y llamamos a la opinión pública internacional a que demande garantías para la vida de Oswaldo Paya, Harold Cepero y las dos personas que les acompañaban que están en estos momentos ingresadas con lesiones”, dice el mensaje.

El prominente opositor José Daniel Ferrer, ex prisionero político y coordinador de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), lamentó la muerte de Payá y no descartó la posibilidad de que el líder del Movimiento Cristiano Liberación hubiera sido eliminado por el régimen de la isla.

El régimen castrista está muy asustado porque no tiene nada que ofrecerle al pueblo cubano. Hay que estar en cualquier parte del país para ver el creciente descontento de la población y ellos (las autoridades) saben que quienes pueden organizar a esa población cada vez más descontenta son los opositores con experiencia. Por eso se puede pensar que hay todo un programa para liquidar a las personas que representen un peligro para el gobierno”, dijo Ferrer por vía telefónica a Cubanet.

Al preguntársele si este suceso era una advertencia sobre el peligro que corre su vida, el dirigente de UNPACU respondió: “Nuestras vidas están en peligro, y eso se puede ver en lo que el régimen hace a los opositores de la isla día a día: golpizas, arrestos, heridas con armas blancas, las órdenes que Raúl Castro les está dando a las brigadas de respuesta rápida (grupos paramilitares) para que repriman a la disidencia. Es una política de la alta dirección del régimen castrista: matar a quien haya que matar (…) con tal de no perder el control del país”.

Miguel Saludes, miembro fundador del MCL y ejecutor del Proyecto Varela dijo que la muerte de Payá “es un momento difícil para el pueblo cubano porque era una de las voces más directas que había en el movimiento disidente en Cuba y de una postura muy equilibrada. También es una pérdida para el exilio porque necesitamos voces con ese criterio tan claro y honesto”, declaró

Su muerte es tan oscura como la de Laura Pollán (líder de las Damas de Blanco que falleció en 2011)  o el ahogamiento el disidente Adrián Leiva (en marzo de 2010, cuando intentaba regresar a Cuba desde Miami)”, agregó Saludes.

Payá obtuvo en 2002 el Premio Sajarov del Parlamento Europeo por su defensa de los derechos humanos y fue nominado en varias ocasiones para el Premio Nobel de la Paz. Ganó fama internacional en la década de 1990 al organizar el Proyecto Varela, un proceso de recolección de firmas que buscaba forzar al régimen de la isla  a realizar un referendo para modificar la Constitución con miras a dar un giro pluripartidista y abrir camino a la iniciativa privada.

Poco antes de la llegada del ex presidente estadounidense Jimmy Carter a Cuba, en mayo del 2002, Payá había presentado 11,020 rúbricas a la Asamblea del Poder Popular (parlamento unicameral), a las cuales agregó luego otras 14,000, dijo Associated Press.

El Proyecto Varela ha sido considerado como una de las campañas más grandes de la disidencia interna para cambiar el rígido sistema castrista que domina las isla por más de 50 años.

En respuesta a la iniciativa, el gobierno de Fidel Castro lanzó su propia consulta popular y el poder legislativo terminó por declarar al socialismo como “irreversible”.

Muchos de los colaboradores del Proyecto Varela fueron detenidos en la tristemente célebre Primavera Negra de 2003. Poco tiempo después, los tribunales los condenaron con penas de hasta 25 años por presuntamente recibir dinero e instrucciones de potencias extranjeras “para destruir la revolución”.

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