domingo, 22 de julio de 2012

La devastadora estela de las masacres


Sabina Covo. EL NUEVO HERALD

La víctima más joven del devastador tiroteo de Aurora, Colorado, ocurrido esta semana, tenía tres meses. El tiroteo dejó múltiples heridos y más de una decena de personas sin vida. La masacre fue en un cine, mientras una multitud veía el estreno de la última película de Batman. El hombre que disparó llevaba cuatro armas. Algunos testigos dicen que no diferenciaron el tiroteo de lo que estaba ocurriendo dentro del cine, donde sonaban los efectos especiales de la película.

Sociópatas y psicópatas en Estados Unidos en los últimos años han llevado a cabo distintas masacres sin discriminar el lugar ni la edad de sus víctimas: centros comerciales, escuelas, actos públicos, fiestas familiares. Miremos la historia reciente.

En el 2012 un civil mató a siete personas e hirió a tres más en Oakland, California; en el 2011 siete personas murieron en el condado de Summit, en Ohio, después de que un civil usando dos armas asesinara a su novia y a otros seis miembros de esa familia; en el 2009 once personas de edades entre los 18 meses y los 74 años fueron masacradas en Geneva y Samson, Alabama, por un hombre que luego se quitó la vida; en el 2007 en un centro comercial de Omaha, Nebraska, un adolescente de 19 años se suicidó después de dispararle a otros 9 y dejar una nota diciendo que sería famoso; ese mismo año fue la masacre de Virginia Tech, que dejó a 32 estudiantes sin vida y 35 heridos; en el 2005 un adolescente asesinó a su abuelo, la novia de su abuelo, y luego a nueve más en la escuela Red Lake; en 1999 fue la masacre de Columbine, en la que murieron una docena de estudiantes y un profesor. Y hay más que no menciono aquí. Impresionante.

Y es que si uno compara lo que pasa en Estados Unidos con los conflictos mundiales las masacres en este país parecerían casos aislados. Pero si miramos un poco más de cerca hay denominadores comunes en cada uno de estos casos que exigen que se haga algo al respecto: las armas y la planificación minuciosa por alguna persona. El debate del porte de armas es difícil de resolver porque en este país tener un arma es un derecho constitucional y con la gran cantidad de dinero que se mueve en el negocio es casi imposible que esto cambie. ¿Pero las regulaciones de la industria? Esas sí podrían cambiar. ¿Y la seguridad en algunos sitios? Pues también. Pero solo un 43%, según el gobierno, piensa que hay solución a los homicidios con armas de fuego.

Según la organización Firearm Policy podría haber entre 270 y 300 millones de armas en Estados Unidos. Y según esta misma organización Estados Unidos es el país que tiene más portadores de armas privadas en relación a la población. La industria manufacturera menos regulada en Estados Unidos es la de las armas, entonces: ¿por qué no subir la edad a que se puede un comprar un arma? ¿Por qué no regular el tipo de armas que compran las personas? ¿Por qué no implementar un curso obligatorio que explique y ayude a las personas a definir si portan o no un arma antes de darles el permiso para comprarlas? ¿Que tal un test psicológico antes de poder comprarlas en este que es el país de la sicología?

Lo ideal sería un no rotundo a las armas. Muere demasiada gente por culpa de algunos irresponsables que las portan. Pero en un país con una cultura de armas tan fuerte, y una cultura del dinero tras la industria todavía más fuerte, creo que por ahora se quedará en un ideal.

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