martes, 17 de julio de 2012

La retórica roja


Hernán Castillo. TALCUALDIGITAL

No sé por qué, pero los tiranos tienden a ser buenos oradores demagogos, sobre todo los militares. Ser buen orador no es sentarse a hablar en cadena nacional durante horas, donde casi forzosamente, si no apagamos la televisión, estamos obligados a ver hablar al Presidente ya que a la televisión por cable la tienen bastante limitada en cobertura.

También es muy fácil el discurso cuando cierras más de 30 emisoras de radio y canales de televisión y amenazas a los medios de comunicación contrarios a la línea editorial gubernamental e incluso amenazas con controlar internet. Tampoco una buena oratoria es ponerse a cantar canciones, recitar poemas, echar cuentos y chistes malos, bailar y payasear. Tampoco una buena oratoria es decir groserías, insultar, agredir y expresarse en un tono altisonante contra tus adversarios.

La retórica de Chávez es hueca por lo que no se dice, por la realidad que trata de ocultar, por las soluciones que es incapaz de darle a los problemas. Chávez no tiene soluciones a la inseguridad; a la criminalidad y la violencia; al desempleo; a la inflación; a la escasez de productos básicos; a los ridículos salarios de los profesores universitarios; a la mortalidad infantil; al deterioro de la educación y la salud, mientras él se va a Cuba a tratarse el cáncer que padece; al colapso de los servicios públicos, sobre todo la luz y el agua; al narcotráfico; a los asesinatos y hacinamiento en las cárceles; al déficit habitacional; a la quiebra de las industrias de Guayana; al secuestro, extorsión y al pago de vacuna; a la corrupción gubernamental; al trabajo informal; a la fuga de cerebros.

Es muy fácil hablar cuando tienes una lista Tascón.

Cuando has tenido más de mil millones de millones de dólares para derrochar.

Cuando has tenido un barril petrolero, durante 14 años, por encima de 100 dólares.

Cuando tienes secuestrados a los poderes públicos.

Cuando tienes cautiva a la población más pobre con esas miserables ayudas de las Misiones. Cuando dejas podrir miles de millones de kilos de alimentos por indolencia y corrupción. Cuando tienes presos políticos y militares en condiciones infrahumanas. Cuando se ordena por televisión meterle 30 años de cárcel a la jueza Afiuni. Cuando a los venezolanos en el exterior se les imposibilita el derecho al voto. Cuando asfixias a las universidades. Cuando tienes a 60 mil parásitos cubanos haciendo proselitismo.

Cuando intimidas a los empleados públicos y utilizas recursos del Estado para aplastar a la oposición.

Cuando distribuyes a discreción los dólares de Cadivi.

Cuando amenazas a la OEA para que no supervise los derechos humanos, así es muy fácil hablar tantas pendejadas.

 En cambio Capriles, ante tanto bla, bla, bla, con un estilo conciso y macizo, sencillo, plantea lo que necesita Venezuela, una alternativa progresista, una esperanza, seguridad, tranquilidad, unidad y reconciliación para Venezuela.

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